En su titulación clásica, las ediciones occidentales de la Biblia suelen circunscribir la «carga de Babilonia» al capítulo trece del libro del profeta Isaías. Al hacerlo, pasan por alto que el capítulo catorce —que contiene una burla contra el rey de Babilonia en la que se ha originado el mito del ángel caído al que el mundo occidental llama unánimemente Lucifer— es también, con toda probabilidad, una parte integral de dicha «carga». Por lo tanto, dando cierre a esta serie que he dedicado a las «cargas proféticas», publico aquí mi traducción anotada de ambos capítulos de esta «carga de Babilonia».
La carga [1] de Babilonia que vio Isaías hijo de Amoz.
¡Enarbolen la bandera sobre un monte barrido por el viento [2]! ¡Alcen la voz para ellos! ¡Hagan señas con la mano alzada para que acudan a los portales de los nobles [3]! ¡Daré la orden a mis consagrados; llamaré también a mis valientes para mi ira, aquellos que se regocijan en gran manera con mi exaltación!
Hay estrépito de multitud en los montes, similar al de mucho pueblo; estrépito de tumulto de gobiernos, de naciones reunidas: Yahweh de los ejércitos supervisa las tropas para la batalla. Vienen de una tierra lejana, del extremo del cielo, Yahweh y los instrumentos de su indignación para arruinar todo el país.
¡Aúllen, porque el día de Yahweh está cercano! Vendrá como devastación del Todopoderoso. Por esto, todas las manos desfallecerán y se derretirán todos los corazones humanos [4]. Y se aterrarán, serán tomados de angustias y de dolores, se dolerán como parturienta, se asombrarán el uno del otro, sus rostros serán rostros de llamas. ¡He aquí que viene el día de Yahweh —cruel, con enojo y ardor de ira— para convertir al país en una desolación y aniquilar en él a sus pecadores! Pues las estrellas del cielo y sus constelaciones [5] no resplandecerán con su luz; el sol se oscurecerá al salir y la luna no dará su resplandor. Y castigaré al mundo entero por su maldad y a los malignos por su iniquidad; y haré cesar la altivez de los soberbios y derribaré el orgullo de los que causan pavor. Haré que la humanidad sea más apreciada que el oro fino, y el hombre más que el oro de Ofir. ¡Por ello, sacudiré los cielos y la tierra temblará desde su lugar, con el enojo de Yahweh de los ejércitos, en el día del ardor de su ira!
Y sucederá que como la gacela que es perseguida y como un rebaño que no tiene quien lo reúna, cada cual se pondrá en marcha hacia su propio pueblo y cada cual huirá a su propio país. Todo aquel que sea hallado será atravesado y todo aquel que sea atrapado caerá por la espada. Sus niños serán estrellados frente a sus ojos, sus casas despojadas y sus mujeres violadas. He aquí que despertaré contra ellos a los Medos, los cuales no piensan en la plata ni se deleitan con el oro: sus arcos harán pedazos a los jóvenes y no tendrán piedad del fruto del vientre, sus ojos no tendrán compasión de los hijos.
Y Babilonia, esplendor entre los gobiernos y belleza del orgullo de los caldeos, será como la destrucción que Dios trajo [6] sobre Sodoma y sobre Gomorra. No será habitada nunca más, ni será residencia de nadie por generación y generación, ni acampará allí el árabe ni los pastores harán descansar allí sus rebaños; ya que allí descansarán los moradores de los lugares inhóspitos [7]: sus casas se llenarán de animales que aúllan; residirán allí las lechuzas y darán brincos allí los machos cabríos [8]; aullarán las hienas en sus casas abandonadas y los chacales en sus palacios de lujo. Y cerca está por venir su tiempo y sus días no se prolongarán.
Pues Yahweh se compadecerá de Jacob y aún escogerá a Israel. Y los hará descansar en su tierra y se juntará a ellos el residente extranjero [9], el cual se unirá [10] a la casa de Jacob. Y los tomarán los pueblos y los traerán a su lugar; y en la tierra de Yahweh, la casa de Israel los tomará por siervos y por criadas; y serán cautivos de sus cautivos y tendrán dominio sobre sus opresores…
Y sucederá en el día en que Yahweh te de descanso de tu pena, de tu agitación y de la cruel esclavitud con la que te habían esclavizado, que tomarás esta parábola acerca del rey de Babilonia, y dirás:
“¡Cómo se detuvieron el opresor y la que acumulaba oro [11]! ¡Yahweh quebró la vara de los malignos, el báculo de los gobernantes, de aquel que golpeaba a los pueblos con encono, con golpe que no cesaba, del que dominaba con ira a las naciones y las perseguía sin restricción! ¡Reposada, en quietud, toda la tierra estalló en cánticos de alabanza! ¡Incluso los cipreses y los cedros del Líbano se alegraron por ti, y dicen: ‘Desde que te aplacaste, no ha venido ninguno más a aserrarnos’!
“La región de los muertos [12], desde lo profundo se agitó por ti; al anuncio de tu venida despertó a los espíritus de los muertos [13] por ti, a todos los príncipes de la tierra; por ti, hizo levantar de sus asientos a todos los gobernantes de las naciones. Todos ellos hablarán y te dirán: ‘¡Conque tú también te debilitaste como nosotros, te volviste comparable a nosotros! ¡Tu soberbia, el sonido de tus arpas, descendió a la región de los muertos! ¡Debajo de ti se esparcirá la lombriz [14] y tu cobertura será el gusano [15]!’
“¡Cómo caíste del cielo! ¡Laméntate, hijo del alba [16]! ¡Fuiste cortado hasta la tierra, debilitador de naciones! Tú decías para ti: ‘Al cielo subiré; en lo alto, por encima de las estrellas de Dios; elevaré mi trono y habitaré en el monte de la asamblea, en las partes más extremas del norte; subiré sobre las alturas nubosas [17] y me asemejaré al Altísimo…’ ¡Sin embargo, a la región de los muertos has descendido, a las partes más extremas de la fosa! Los que te vean te mirarán detenidamente para reconocerte, diciendo: ‘¿Este es el hombre que hacía sacudír la tierra, que hacía temblar los gobiernos, que puso al mundo entero como el desierto, que destruía sus ciudades y que a sus presos no les abría la cárcel?’
“Todos los gobernantes de las naciones, todos ellos yacen con honra, cada cual en su mausoleo. ¡Pero tú eres echado fuera de tu sepulcro como un brote abominado vestido de muertos pasados por la espada y que descienden hasta las piedras del fondo de la fosa, como un cadáver pisoteado! ¡No te unirás a ellos en la sepultura, pues corrompiste a tu país, asesinaste a tu pueblo! ¡No será proclamada de manera perenne [18] la descendencia de los malvados! ¡Preparen para sus hijos el matadero por la iniquidad de sus padres! ¡No sea que se levanten y hereden [19] una tierra y llenen de ciudades la faz del mundo entero! ¡Porque me levantaré contra ellos —declara Yahweh de los ejércitos— y cortaré de Babilonia nombre y remanente, prole y posteridad!”, declara Yahweh. “¡La convertiré en herencia para los puercoespines y en pantanales de agua, y la barreré con la escoba de la devastación!”, declara Yahweh de los ejércitos.
Yahweh de los ejércitos juró diciendo: “¡Ciertamente como lo he imaginado, así ocurrirá; y se confirmará [20] según lo he planeado: quebrantar al asirio [21] en mi tierra! ¡Y en mis montes lo pisotearé; y será quitado su yugo de sobre ellos y su carga será quitada de sobre su hombro!”
Este es el plan acordado sobre toda la tierra y esta es la mano alzada sobre todas las naciones.
Notas
[1] משא. Aunque podría traducir esta palabra como “sentencia”, “declaración”, “oráculo” o “profecía”, aquí escojo hacerlo en base a su sentido más común, el cual señala algo que es levantado y cargado y que, en caso de tratarse de una declaración de Yahweh, ha de ser entregado.
[2] הר־נשפה.
[3] פתחי נדיבים.
[4] כל־לבב אנוש.
[5] כסיליהם.
[6] מהפכת אלהים.
[7] ציים. Este término, ציי, es uno de los más enigmáticos del hebreo clásico del Antiguo Testamento. Tanto el texto griego de la Septuaginta como el arameo del Targum y el siríaco de la Peshitta lo traducen como «bestias». Por mi parte, a la hora de traducirlo aquí, he preferido enfatizar el sentido de la raíz de la que con toda probabilidad se deriva el término, esto es, ציה, cuyo significado es «sequedad», «sequía» y, por extensión, «desierto». La tradición, de hecho, parece vincular los lugares secos e inhóspitos con los demonios o espíritus inmundos. De ahí aquella parábola que refiere Jesús en Mateo 12:43-45 acerca del espíritu inmundo que, luego de salir de un hombre, vaga por los lugares secos.
[8] שעירים. Esto es, aquel tipo de machos cabríos peludos a los que la mitología griega asocia con los sátiros, esto es, con seres que combinan en su morfología los rasgos humanos con los de los machos cabríos.
[9] גר.
[10] A fin de respetar la concordancia sintáctica, traduzco aquí en singular la conjugación plural נספחו, ambas pertenecientes a la forma masculina de la tercera persona.
[11] איך שבת נגש שבתה מדהבה.
[12] שאול. Traduzco aquí como «región de los muertos» el conocido término Sheol —equiparable con el Hades de la mitología griega, aunque ciertamente no idéntico al mismo— a fin de contribuir a la armonía de sentido de todo este pasaje en el que se encuentra.
[13] רפאים.
[14] רמה.
[15] תולעה.
[16] הילל בן־שחר. El texto griego de la Septuaginta traduce toda esta expresión como ὁ ἑωσφόρος («portador de la luz», que aquí funciona como un apelativo), lo cual ha imitado Jerónimo en su traducción al latín de la Vulgata como lucifer, cuyo sentido es análogo al del griego. El Diccionario de la lengua española de la RAE señala que el nombre lucifer se utiliza poéticamente para referirse al planeta Venus —es decir, al lucero de la mañana—, tal como la forma vesper (de la que se derivan voces como «vespertino») se aplica en forma igualmente poética a este mismo planeta cuando es visibilizado en horas del atardecer. Ahora bien, valiéndose de este pasaje en el libro de Isaías y de otro ubicado en Ezequiel 28:11-19, el cristianismo occidental (y detrás de éste la masonería y la teosofía) ha dado lugar a toda una tradición según la cual Lucifer no sería sino uno de los nombres de Satanás, al cual dicha tradición considera como un ángel “caído”, para fundamentar lo cual extrapola una serie de pasajes presentes en varios de los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento y los combina en una narrativa por completo ajena a la sana enseñanza emanada del espíritu de Dios y de las Escrituras. En el caso particular del presente pasaje en Isaías, se ha de tener en cuenta varias cosas. En primer lugar, no debe olvidarse que todo el pasaje nos presenta una burla, un sarcasmo dirigido contra el rey de Babilonia, quien en todo momento es definido por el mismo pasaje como un ser humano. Por otra parte, la forma imperativa הילל no es una parte constitutiva del apelativo burlesco que aquí se aplica a este rey de Babilonia del fin de la era, sino una forma imperativa masculina del singular de la raíz verbal ילל («lamentar aullando»), la cual no sólo es muy fácil de confundir con la forma imperativa de la raíz הלל («resplandecer») sino que, de hecho, parece haberlo sido en más de una ocasión y en más de un momento de la historia de la traducción del libro de Isaías. Todo ello no ha sido impedimento para que el traductor o los traductores que compusieron el texto siríaco de la Peshitta del Antiguo Testamento leyeran correctamente la raíz verbal aquí en juego y utilizaran, para traducirla, el cognado siríaco ܐܝܠܠ, cuyo significado es el mismo que en el hebreo (esto es, básicamente, «lamentar aullando»). Hechas estas aclaraciones, no querría descartar aquí que en consonancia con el trasfondo eminentemente sarcástico de todo el pasaje, el autor del libro de Isaías haya tenido la intención de crear aquí un retruécano o un juego de sentidos valiéndose de lo idéntico de la grafía de ambas formas verbales, algo que no es en lo absoluto extraño en el presente libro profético. Sin embargo, el hecho de haberse construido esta tan famosa como grotesca enseñanza en torno al nombre lucifer —una enseñanza que ha atravesado los siglos y que aún pervive en el cristianismo occidental, viciándolo por completo— es, a mi entender, una muestra de la precariedad y del infantilismo en que la cristiandad occidental parecen haber incurrido desde temprano en su permanente alejamiento de Dios.
[17] במתי עב.
[18] לעולם. O bien, «para la era», esto es, la era mesiánica o —tal como se la menciona a menudo en los evangelios— la “era que viene”. Teniendo en cuenta que esta y el resto de las «cargas» proféticas en los libros de los profetas se refieren al final de la era presente, no sería en lo absoluto antojadizo entender esta frase más o menos como sigue: “la descendencia de los malvados no entrará en la era que viene ni heredará la tierra, de manera que cuando sea leído en voz alta el listado con los nombres de aquellos que sí lo harán, los nombres de los hijos de los malvados no estarán en él y, por ende, no serán nombrados en voz alta, esto es, proclamados”. Ver un poco más adelante, en el versículo 22, la mención de los dos pares «nombre y remanente, prole y posteridad», los cuales completan esta idea y su expresión.
[19] ירשו. O bien, «tomen posesión».
[20] היא תקום.
[21] אשור. Este nombre, que en el hebreo del Antiguo Testamento es generalmente aplicado a Asiria, suele traducirse, en esta y en otras instancias, como «el asirio», nombre que aquí compartiría un carácter doble de gentilicio y de sustantivo colectivo. Por mi parte, en el caso presente he respetado esta forma, ya que parece venir sugerida por una cuestión de concordancia sintáctica con el resto de los elementos de la oración.