Categoría: “Y SUCEDERÁ QUE…”

La canción de Moisés (Deuteronomio 32:1-43)

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El cántico o canción de Moisés que se encuentra casi al final del libro del Deuteronomio constituye el testimonio vivo que debía quedar para aquellos de su pueblo sobre los que vendrían muchos males, en los últimos días de esta era, a consecuencia de haber abandonado a Yahweh para ir en pos de los demonios y de los dioses extranjeros. Puesto que dichos últimos días son los nuestros, me ha parecido bien publicar aquí la traducción anotada de esta canción testimonial, prueba definitiva de que el Dios vivo en verdad ha narrado, mediante su Espíritu, el final desde el principio.

Condiciones para la restauración (Deuteronomio 30)

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Pocos parecen ser los que en verdad se han puesto a pensar que las bendiciones de la obediencia y las maldiciones de la desobediencia a la voz de Yahweh que se encuentran desgranadas en el libro del Deuteronomio eran, en realidad, el trazado de un programa cuyo cumplimiento el propio plan de Dios había determinado desde un comienzo para los últimos días de esta era. Tales días —que ya están sobre todos nosotros— deberían ser un claro indicio para aquellos que se consideran parte del pueblo de Dios y que en verdad aguardan la llegada visible de su glorioso reino.

Bendiciones de la obediencia y maldiciones de la desobediencia (Deuteronomio 28)

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Las así llamadas «bendiciones de la obediencia y maldiciones de la desobediencia» que se encuentran formuladas hacia el final del libro del Deuteronomio constituyen una anticipación de lo que ocurriría con el pueblo de Dios si es que obedecía a Yahweh —su redentor de la durísima servidumbre que había padecido en Egipto— o si, en cambio, hacía caso omiso a su instrucción. En realidad —tal como ocurre, de hecho, con el resto de las Escrituras—, estas y otras cosas han sido formuladas con vistas al final de esta era, en el que todo tiene y tendrá su cabal cumplimiento.