Isaías 40-66

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Acaso como ningún otro libro del Antiguo Testamento, la sección del libro del profeta Isaías que comienza en su capítulo cuarenta y continúa hasta su mismo final presenta un esquema completo de los últimos días de la era y del comienzo de la era que viene. Se trata de un éxodo como el de Egipto, pero que esta vez tendrá a Babilonia como lugar de partida y a Sión como lugar de llegada de los redimidos por el siervo de Yahweh, quien, luego de cumplido su ministerio, es finalmente adoptado como Hijo de Dios con todos los atributos del Padre.


 

40

“¡Consuélense! ¡Consuélense, pueblo mío!” —dice el Dios suyo. “Hablen al corazón de Jerusalén y clámenle, porque ha completado su arduo servicio, pues ya está paga su iniquidad, ya que ha recibido de parte de Yahweh el doble por todos sus pecados.”

Una voz que clama en el desierto: “¡Despejen el camino de Yahweh! ¡Enderecen una ruta en la llanura para nuestro Dios! ¡Todo barranco será levantado y toda montaña y toda colina serán abajadas! ¡Y la cresta será aplanada y la cadena montañosa será allanada! ¡Y será revelada la gloria de Yahweh! ¡Y la verá conjuntamente toda carne, pues la boca de Yahweh habrá hablado!”

Una voz que dice: “¡Clama!” Y digo: ¿Qué es lo que clamaré? “Que toda la carne es hierba y toda su bondad como una flor del campo: la hierba se seca, una flor languidece cuando el viento de Yahweh ha soplado en ella. ¡Sí: el pueblo es hierba! La hierba se seca, una flor languidece, pero la Palabra de Yahweh permanecerá para la era que viene…”

¡Súbete a una montaña alta, anunciadora de buenas nuevas de Sión! ¡Alza con fuerza tu voz, anunciadora de buenas nuevas de Jerusalén! ¡Álzala, no temas! Di a las ciudades de Judá: “¡Vean al Dios suyo! ¡Vean al Señor Yahweh: viene con fuerza, y su brazo regirá por él! ¡Vean: con él está su paga; y su labor le antecede! Como pastor, a su rebaño apacienta; con su brazo reunirá; cargará corderitos en su seno; proveerá guía para las que dan de mamar…"

¿Quién ha medido las aguas con el hueco de su mano, ha dirigido los cielos con su mano extendida, ha abarcado con el trío de dedos el polvo de la tierra, y ha pesado montañas con la balanza y colinas con platos de balanza? ¿Quién ha dirigido al espíritu de Yahweh y quién iría a instruir al hombre de su propósito? ¿A quién ha consultado este a fin de que le hiciese capaz de entender, le enseñase la forma de tomar una decisión, le enseñase conocimiento y lo instruyese en la manera de entender las cosas?

¡Vamos, que las naciones le son como la gota de un cubo y son consideradas como una nube en platos de balanza! ¡Vamos, que las islas le son como una partícula de polvo que cualquiera levanta! ¡Ni el Líbano sería suficiente para encender el fuego ni todas sus bestias bastarían para un holocausto! ¡Todas las naciones son nada frente a él: menos que nada y que lo que no existe son por él consideradas!

¿Con quién compararán ustedes a Dios y qué similitud le compondrán? ¿Es acaso una estatua a la que un artesano le hace la colada y un orfebre la recubre de oro y le moldea cadenas de plata? El que ha empobrecido como para contribuir escoge una madera que no se pudra y se procura un artesano hábil que le prepare una estatua que no se tambalee… ¿Pero es que acaso no se enteran? ¿Es que acaso no escuchan? ¿Es que acaso no les fue declarado a ustedes desde un principio? ¿Es que acaso no han entendido ustedes los fundamentos de la tierra, al que se sienta sobre la cúpula de la tierra, cuyos habitantes son como los saltamontes; al que extiende los cielos como una red y los despliega como a la tienda para habitar, al que pone a los que mandan como algo que no es y ha hecho a los caudillos de la tierra como a la nada misma? ¡De hecho, estos ni han sido plantados! ¡De hecho, no han sido sembrados siquiera! ¡De hecho, su tronco no está arraigado en la tierra! Y aun habrá soplado él sobre ellos y se secarán, y el torbellino se los llevará como a paja…

“¿Con quién, entonces, me han comparado ustedes? ¿O a quién me pareceré?" —dice el santo. "Levanten hacia lo alto su ojos y vean quién creó estas cosas, el que saca por número a su ejército llamando a todos por nombre a causa de la abundancia de recursos y por uno fuerte en poder, alguien que no está rezagado”

¿Por qué dices, Jacob, y hablas, Israel, diciendo “Mi camino está oculto de Yahweh y mi decisión pasa por alto a Dios”? ¿Acaso no te has enterado o siquiera lo has oído? ¡Yahweh es un Dios duradero, el que ha creado los confines de la tierra! No se fatiga ni se cansa, y no hay forma de sondear su inteligencia. Él es el que da fuerza al fatigado, y aumenta la firmeza del que carece de recursos. Los adolescentes se fatigan y se cansan, y los jóvenes se la pasan tropezando; pero los que esperan a Yahweh harán recambio de fuerza como de vestimenta, levantarán ala como las águilas; correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán...

41

¡Guarden silencio y escúchenme, costas extranjeras! ¡Y que los pueblos recambien sus fuerzas! ¡Que se acerquen y entonces hablen! ¡Acerquémonos para discutir juntos este asunto!

¿Quién despertó desde la salida del sol a la justicia, la convoca a sus pies, entrega delante de ella naciones y la pone a subyugar reyes, poniéndolos como a polvo de su espada, como hojarasca que su arco ha echado fuera, acosándolos, cruzando en paz una senda por la que sus pies aun no venían? ¿Quién es el que obró y actuó? ¡El que convoca a las generaciones desde un comienzo! Yo, Yahweh, el primero que está con los últimos: ¡ese soy yo!

Las costas lo han visto y temen; los confines de la tierra tiemblan; se han acercado y vienen. Cada cual ayuda a su prójimo y dice a su hermano “¡Esfuérzate!” Un artesano alienta a un orfebre; uno que alisa el martillo ha dicho al que martilla que la soldadura es buena y la refuerza con clavos: “No se tambaleará…”

Pero tú, Israel, mi siervo Jacob a quien escogí, simiente de mi amigo Abraham, tú, a quien he tomado de los confines de la tierra y de sus bordes, a ti te he llamado y te digo: “Tú eres mi siervo; te he escogido y no te deseché. No temas, pues yo estoy contigo; no mires ansiosamente para todos lados, porque yo soy tu Dios que te da contundencia; además te ayudaré; además te sostendré con la derecha de mi justicia. Mira que los que se encienden de furia contra ti se avergüenzan y se confunden. ¡Serán como si no fuesen, se esfumarán los que contienden contigo! ¡Los buscarás y no los hallarás! Los que discuten contenciosamente contigo serán como si no fuesen y como nada los que te arman pelea. Pues yo soy Yahweh tu Dios, el que sostiene tu derecha, el que te dice ‘No temas, yo te ayudaré…’”

No temas, gusano de Jacob —los poquitos de Israel—, yo te ayudaré (oráculo de Yahweh), así como tu redentor, el santo de Israel. Mira esto: te pondré por trillo afilado, nuevo, lleno de puntas filosas; trillarás montañas y molerás colinas, las pondrás como a un tamo. Las esparcirás y las llevará el viento, y el tornado las dispersará. Entonces tú te regocijarás en Yahweh, te exultarás en el santo de Israel.

Los afligidos y los necesitados buscan aguas y no las hay; su lengua sedienta está seca. Yo, Yahweh, les responderé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré. En las alturas inhóspitas abriré corrientes, y fuentes en medio de los valles; pondré al desierto como estanque de agua y a la tierra seca como fuentes de agua. Daré en el desierto cedro, acacia, mirto y árbol aceitoso; pondré en la llanura ciprés, pino y boj, a fin de que vean, reconozcan, presten atención y disciernan conjuntamente que la mano de Yahweh es la que ha hecho esto y que el santo de Israel lo ha creado.

“¡Acerquen aquí su litigio!”, dice Yahweh; “¡presenten sus argumentos más fuertes!”, dice el rey de Jacob. “¡Preséntenlos y declárennos lo que sucede! Las cosas primeras, ¿qué son? ¡Díganlo para que les prestemos atención y reconozcamos también su postrimería! ¡O infórmennos de las cosas que vienen! ¡Declaren las señales para el occidente y reconoceremos que ustedes son dioses! ¡Vamos, cuando menos hagan bien, hagan mal, como para que nos alarmemos y temamos al unísono! Helos aquí a ustedes: ¡una mera nada! ¡Y su obrar es un suspiro! ¡Escogerlos es una abominación!”

¡Desde el norte he despertado a uno que viene desde la salida del sol! ¡Él invocará mi nombre! ¡Al venir, pisoteará virreyes como lodo, como el alfarero cuando pisa arcilla! ¿Quién lo ha anunciado desde un comienzo como para que lo reconozcamos; y de antemano, como para que proclamemos que estaba en lo cierto? No; no hubo ninguno que anuncie. No; no hubo ninguno que informe. No, no hubo quien escuchara los dichos de ustedes… (¡El primero, lo es para Sión! ¡Miren, véanlos! Aunque doy también a Jerusalén uno que anuncia buenas nuevas.)  Pero miro y no hay ninguno: de entre estos no hay ni uno para consultar; si les pregunto, no responden ni una palabra…

¡Vean: todos ellos son pura vacuidad! ¡Sus hechos son nada! ¡Y sus imágenes de fundición, puro viento e irrealidad!

42

Vean: mi siervo, al cual sustentaré; mi escogido, a quien yo mismo habré aceptado. Pondré sobre él mi espíritu; él emitirá sentencia a las naciones. No gritará, ni alzará ni hará oír en público su voz. No quebrará una caña cascada ni apagará un pábilo que humeare: es en pos de la verdad que emitirá sentencia. No pestañeará ni se quebrará hasta haber establecido sentencia en la tierra, y las costas extranjeras esperarán su instrucción.

Así ha dicho el Dios Yahweh, el creador de los cielos y el que los despliega, el que imprime la tierra y lo que esta produce, el que da aliento al pueblo que está en ella y espíritu a los que por ella caminan: “Yo soy Yahweh: te llamaré conforme a la justicia y te tomaré de la mano, te guardaré y te pondré por pacto de un pueblo, por luz de naciones, para abrir los ojos ciegos, para sacar de prisión al preso, de la casa del confinamiento a los habitantes de la oscuridad. ¡Yo soy Yahweh! ¡Ese es mi nombre y no permitiré que otro ostente mi honor, ni mi alabanza las estatuas! ¡Las cosas primeras —véanlo— ya han venido! Pero yo anuncio cosas nuevas: antes de que broten, se las informaré…”

¡Canten a Yahweh una nueva canción, su alabanza desde el confín de la tierra, ustedes, los que descienden al mar y su llenura, las costas extranjeras y sus habitantes! ¡Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas que habita Qedar! ¡Griten de júbilo los habitantes de la peña! ¡Griten estruendosamente desde la cumbre de las montañas! ¡Rindan honor a Yahweh y declaren su alabanza en las costas extranjeras!

Yahweh saldrá como un héroe, como un hombre de guerra: arengará con celo, dará un grito triunfal. ¡Sí, incluso rugirá! Se exultará como un guerrero sobre sus enemigos: “¡He estado callado por toda una era! ¡Estaba callado, me refrenaba, pero ahora gritaré como la parturienta! ¡A un mismo tiempo jadearé y resollaré! ¡Dejaré en ruinas montañas y colinas y haré secar toda su hierba! ¡Pondré ríos como islas y secaré estanques! Con todo, haré andar a ciegos por un camino que no habían conocido, los encaminaré por sendas que no habían reconocido: volveré la oscuridad que está ante ellos en luz, y los lugares sinuosos en suelo aplanado. Tales son las cosas que haré por ellos, ya que no los abandonaré... ¡Serán vueltos hacia atrás, se avergonzarán enormemente los que ponen su certeza en la escultura, los que dicen a las estatuas de fundición “Ustedes son nuestro Dios”!

¡Ustedes, los sordos, escuchen! ¡Y ustedes, los ciegos, miren para ver! ¿Quién es ciego sino mi siervo, y sordo como el mensajero al que envío? ¿Quién es ciego como aquel que está en bonanza, ciego como el siervo de Yahweh? Hay para ver muchas cosas, pero no las observa; hay una apertura de los oídos, pero no escucha…

A causa de su propósito de justicia, Yahweh ha estado deseoso de engrandecer la instrucción y de ennoblecerla. ¡Pero este es un pueblo saqueado y despojado, entrampados en huecos todos ellos! Han estado escondidos en las casas del confinamiento, y no hay quien los rescate; hay despojo, y no hay quien diga: “¡Restituye!” ¿Quién de ustedes prestará oídos a esto, pondrá atención y escuchará respecto del occidente? ¿Quién entregó a Jacob al despojo y a Israel en manos de los saqueadores? ¿No fue este Yahweh, contra el cual pecamos? ¡El pueblo no consintió en andar en sus caminos ni obedeció a su instrucción, así que comenzó a derramar sobre este el ardor de su enojo y fiereza de guerra! Y lo prendía fuego por todas partes, pero no se daba por aludido; lo consumía, pero no prestaba atención…

43

Pero ahora, así ha dicho Yahweh, tu creador, Jacob, y el que te da forma, Israel: “¡No temas, porque yo te he redimido! Te he llamado por tu nombre: ¡mío eres tú! Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si pasares por los ríos, estos no te anegarán. Cuando andes por el fuego, no te quemarás ni se encenderá una llama en ti. Pues yo soy Yahweh tu Dios, santo de Israel, tu salvador. He entregado a Egipto en rescate por ti; a Cush y a Saba en tu lugar, dado que te has hecho precioso a mis ojos, te me has hecho importante y yo te he amado: entregaré a la humanidad en lugar tuyo y pueblos en lugar de tu vida. No temas, porque yo estoy contigo. Es desde el oriente que traigo tu simiente y es desde el occidente que te juntaré. Diré al norte ‘¡Da para aquí!’; y al sur ‘¡No retengas! ¡Trae a mis hijos desde lejos y a mis hijas desde el confín de la tierra, a todos los que se llaman con mi nombre y al que es mi gloria, al cual creé, di forma e incluso hice!’ Y tú, saca a un pueblo ciego, aunque tiene ojos; y a los sordos, pese a que tienen oídos…”

¡Todas las naciones se han juntado al unísono y se reúnen los pueblos! ¿Quién de entre ellos anunciará esto y nos informará de las cosas primeras? ¡Que aporten sus testigos para justificarse, para que los escuchen y digan “es verdad”!

Mis testigos son ustedes (oráculo de Yahweh) y mi siervo, al cual escogí a fin de que me conozcan y me crean y entiendan que yo soy él: antes de mí no fue formado un Dios ni tampoco lo será después de mí. ¡Yo! ¡Yo soy Yahweh, y no hay uno que salva aparte de mí! ¡Yo mismo he anunciado y he salvado; he informado y no hay, por ende, entre ustedes un dios extraño! (oráculo de Yahweh) ¡Pero yo soy Dios! ¡Sí, desde hoy soy él, y no hay quien libre de mi mano! Si yo hago algo, ¿quién lo revocará?

Así ha dicho Yahweh, el redentor de ustedes, el santo de Israel: “¡Por ustedes he enviado en pos de Babilonia! ¡Y echaré abajo a todos ellos como a escapados, incluso a los caldeos en las naves a las que estaban tan apegados! ¡Yo soy Yahweh, el santo de ustedes, el creador de Israel, el rey de ustedes!”

Así ha dicho Yahweh —el que provee un camino en el mar y una senda en las aguas impetuosas; el que hace salir carro y caballo, a un ejército y a un poderoso para que yazcan juntos y ya no se levanten por haberse extinguido, apagado como un pábilo: “No traigan a cuento las cosas primeras ni presten atención a las del oriente: ¡aquí estoy yo, el que hace una cosa nueva! ¡Es ahora que brota! ¿Es que acaso no la reconocerán? ¡Sí, proveeré un camino en el desierto, ríos en un lugar desolado! La bestia del campo me honrará, los chacales y las crías hembra del avestruz, pues he provisto de agua en el desierto, ríos en el lugar desolado para dar de beber a mi pueblo escogido, a este pueblo que he creado para mí y que contará mi alabanza…

Sin embargo, no es a mí a quien has invocado, Jacob, ya que te has cansado de mí, Israel. No me has traído oveja como un holocausto tuyo ni me has honrado con tus sacrificios; no te he puesto a servirme con una ofrenda ni te hice fatigar con incienso. No me compraste por dinero caña aromática ni me saciaste con lo más sustancioso de tus sacrificios. ¡No! ¡Más bien me pusiste a servir por tus pecados, me cansaste con tus iniquidades! ¡Yo, yo mismo soy el que borra tus transgresiones por mí mismo, el que no recuerda tus pecados! Ponme a hacer memoria, discutamos esto juntos… Cuéntame tú, para demostrar tu justicia en esto. ¡Tu padre, el primero, ha pecado! ¡Y tus mediadores me han transgredido! Por lo tanto, yo estuve profanando a los líderes consagrados; dando a Jacob al anatema y a Israel a los insultos…

44

Pero ahora escucha, Jacob, siervo mío e Israel a quien he escogido. Así ha dicho Yahweh, tu hacedor y quien te da forma desde el vientre, el que te ayuda: “No temas, siervo mío Jacob y Jesurún a quien he escogido, pues derramaré agua sobre el sediento y torrentes sobre la tierra seca, derramaré mi espíritu sobre tu simiente y mi bendición sobre tu descendencia, y brotarán entre medio de la hierba como sauces junto a canales de agua. Este dirá ‘Yo soy de Yahweh’; y este otro reclamará para sí el nombre ‘Jacob’; y aun este otro escribirá en su mano ‘De Yahweh’ y se apellidará con el nombre ‘Israel‘.

Así ha dicho Yahweh, el rey de Israel y su redentor, Yahweh de los ejércitos: “¡Yo soy el primero y yo soy el último, y no hay Dios aparte de mí! ¿Y quién, como yo, lo proclama, lo anuncia y lo despliega para mí desde el momento mismo en que establezco un pueblo perenne, así como también señales y a quienes anunciarán a ellos lo que viene? ¡No teman ni se abrumen! ¿No se los hice oír desde entonces y se los he anunciado, siendo ustedes mis testigos? ¿Hay algún Dios aparte de mí? ¡Pues no: no hay ninguna roca que yo haya conocido! Los que moldean esculturas son —todos ellos— vacuos, y aquello que les es más caro no les aprovechará en nada. ¡Y ellos mismos son sus propios testigos, de que no han visto ni han conocido, de manera que se avergonzarán! ¿Quién ha formado un dios y ha colado una escultura de fundición que para nada aprovecha? ¡Vamos, es que todos sus colegas se avergonzarán, ya que los propios artesanos provienen de la humanidad! ¡Todos ellos se reunirán, estarán de pie, quedarán estupefactos y se avergonzarán al unísono!”

Un herrero afila las tenazas y trabaja con las brasas, dando forma con los martillos: trabaja con su propio y fuerte brazo. Pero también luego siente hambre y le falta fuerza, no bebe agua y desfallece. Un carpintero traza una línea, la continúa con un punzón: la hace con escuadras y la estira con compases para componer una figura de hombre ---con el atractivo de un ser humano--- para que habite en casa. Corta para sí cedros y toma encina o roble y se los reserva de entre los árboles del bosque; y planta un pino para que la lluvia lo haga crecer y sea leña para la gente. Parte de ellos los toma para calentarse; asimismo enciende el horno y hornea el alimento; y además hace un dios y lo reverencia, compone una escultura y se postra ante ella. La mitad de todo aquello la quema en el fuego; con la otra mitad come carne, hace un asado y se sacia, y además se calienta. Entonces dice “Ah, me he calentado, he visto luz...” ¡Y de lo que ha sobrado se hace su escultura y la tiene por un dios! ¡Y se postra ante ella, la reverencia y le ora, diciendo “Líbrame, pues tú eres mi dios”! ¡No han percibido ni han entendido, ya que sus ojos están cerrados para no ver y sus corazones para no discernir! ¡No trae eso a su mente, ni hay una percepción y un entendimiento como para decir “Mitad de esto la quemo en el fuego; y asimismo cocino sobre sus brasas, aso carne y como; ¿y acaso haré con lo que queda una abominación, para postrarme ante un pedazo de madera?” Y es que se apacienta de ceniza; una mente engañada lo desvía, por lo cual no se librará a sí mismo ni dirá “¿Acaso no es un engaño lo que hay en mi mano derecha?”

¡Recuerda estas cosas, Jacob e Israel, ya que tú eres mi siervo! Yo te formé, siervo mío eres tú, Israel, y no serás olvidado de mí. Yo deshago tus transgresiones como a una densa nube, y tus pecados como a niebla. ¡Vuélvete a mí ahora, ya que te he redimido! ¡Resuenen victoriosos, cielos, pues Yahweh ha actuado! ¡Griten con entusiasmo, profundidades de la tierra, pues Yahweh ha redimido a Jacob y desplegará su atractivo en Israel!

Así ha dicho Yahweh, tu redentor y el que te da forma desde el vientre: “Yo mismo, Yahweh, soy quien lo hace todo: el que extiende por su cuenta los cielos; el que apisona la tierra —¿y quién está conmigo al hacerlo?—; el que frustra las señales de los invocadores y debilita a los adivinos; el que hace volverse para atrás a los sabios y se burla de la ciencia de ellos; el que confirma el asunto de su siervo y cumple el propósito de sus mensajeros; el que dice a Jerusalén “Sé habitada”, y a las ciudades de Judá “Serán reedificadas; y a sus ruinas, las pondré nuevamente en pie”; el que dice a la profundidad del mar “Sécate; y yo secaré tus corrientes”; el que dice de Ciro “Mi pastor; y cumplirá, de hecho, todo lo que deseo, diciendo a Jerusalén ‘Serás edificada’, y al templo ‘serás fundado’".

45

Así ha dicho Yahweh a su ungido, a Ciro, a quien ha tomado con su mano derecha para someter naciones delante de él (y desataré las cinturas de reyes para abrir delante de él la puerta doble, y los portones no se cerrarán): “Yo voy delante de ti y enderezo los lugar torcidos; quiebro puertas de bronce y corto cerrojos de hierro. Y te he dado los tesoros de lo oscuro y riquezas escondidas a fin de que reconozcas que yo, Yahweh, soy el que te llama por tu nombre, el Dios de Israel. Por causa de mi siervo Jacob e Israel, mi escogido, te llamo por tu nombre y te pongo un sobrenombre, pese a que no me conociste. ¡Yo soy Yahweh, y no hay otro Dios fuera de mí! Te ceñiré, pese a que no me conociste, a fin de que se sepa desde la salida del sol y desde donde se pone que no hay ninguno aparte de mí. Yo soy Yahweh y no hay otro: el que da forma a la luz y crea la oscuridad; el que hace la bonanza y crea la calamidad… ¡Yo, Yahweh, soy el que hace todas estas cosas!”

¡Goteen, cielos, desde lo alto! ¡Y que las nubes destilen justicia! ¡Que el suelo se abra para que al unísono florezca la salvación y brote la justificación! ¡Yo, Yahweh, lo he creado! ¡Ay del que discute con quien le da forma, una vasija que está junto a las demás vasijas del suelo! ¿Dirá acaso el barro al que le da forma “Qué estás haciendo”? ¿Y su obra, “Le faltan las dos manos”? ¡Ay del que dice a un padre “Qué es lo que estás engendrando” y a una mujer “Qué es lo que estás dando a luz”!

Así ha dicho Yahweh, el santo de Israel y quien le da forma: “¡Pídanme señales acerca de mis hijos y mis hijas y ordénenme acerca de la obra de mis manos! ¡Yo mismo he hecho la tierra y he creado a la humanidad sobre ella! ¡Yo, mis manos, han extendido los cielos, y a toda su multitud he dado orden! ¡Yo mismo lo he despertado con justicia y allano todos sus caminos! Él edificará mi ciudad y dejará ir a mis exiliados, no por precio ni por recompensa”, ha dicho Yahweh de los ejércitos.

Así ha dicho Yahweh: “La ardua labor de Egipto, la mercadería de Cush y los sabeos, hombres de estatura, se abrirán camino hacia ti y serán tuyos; irán en pos de ti, esposados se pasarán a ti y te harán reverencia, rogándote así ‘¡Sí, en ti hay un dios, y no hay ningún otro Dios!’”

Ciertamente, tú eres un Dios que se oculta, Dios de Israel, salvador… ¡Al unísono, quedarán estupefactos y se avergonzarán todos ellos! ¡Se conducirán ignominiosamente los artífices de ídolos modelados! ¡Pero Israel, con Yahweh, será liberado con una liberación de eras! ¡No se avergonzarán ni caerán en la ignominia por las eras y aun más allá! Ya que así ha dicho Yahweh, creador de los cielos —él es también el Dios formador de la tierra y hacedor de ella: es él quien la ha establecido; y no es para nada que la ha creado, sino que para ser habitada le dio forma: “¡Yo soy Yahweh, y no hay otro! ¡No he hablado en secreto, en un lugar oscuro de la tierra; no he dicho a la descendencia de Jacob ‘Búsquenme para nada’! ¡Yo soy Yahweh, el que habla justicia, el que anuncia cosas rectas! ¡Reúnanse y vengan! ¡Acérquense todos juntos, los escapados de las naciones! ¡No han tenido conocimiento los que cargan el madero de su propia estatua y los que oran a un dios que no los salvará! ¡Proclámenlo y hagan que se acerquen! ¡Sí, deliberen todos juntos! ¿Quién hizo oír esto desde el oriente y lo ha proclamado desde entonces? ¿No soy yo Yahweh? ¡Y no hay otro dios aparte de mí! No hay un dios justo y salvador excepto yo. ¡Vuélvanse a mí y sean salvos, todos los términos de la tierra, ya que yo soy Dios y no hay otro! ¡Por mí mismo he jurado! ¡De mi propia boca ha salido la justicia, un asunto que no se volverá atrás: que a mí se doblará toda rodilla y jurará toda lengua! ¡Sí! ¡De mí se dirá ‘En Yahweh hay actos de justicia y de poder’!"

Hasta él se allegarán y se sentirán avergonzados todos los que se enardecen contra él. En Yahweh será justificada y se gloriará locamente toda la descendencia de Israel…

46

¡Bel se ha doblegado! ¡Nebo se inclina! Sus imágenes son para la bestia, para el animal: ¡estas cosas que ustedes llevan son cargas para los fatigados! ¡Se han inclinado! ¡Se han doblegado! No pudiendo librarse de ser una carga, ellos mismos han marchado al exilio.

¡Escúchenme, familia de Jacob y todo el remanente de la familia de Israel, los cargados por mi desde el vientre, los llevados por mí desde el útero! ¡Y hasta la vejez, yo soy él! ¡Y hasta las canas soportaré la carga! ¡Yo he actuado, yo he llevado! ¡Yo soportaré y yo libraré!

¿A quién me asemejarán y me igualarán ustedes, me compararán para que seamos semejantes? Los que sacan oro de la bolsa y pesan plata en balanza y contratan a un orfebre que les haga un dios ante el cual se inclinan —¡sí, y lo reverencian!—, los tales se lo suben al hombro, lo cargan y lo colocan en su lugar. ¡Y allí se está, sin moverse de su sitio! ¡Sí: le gritan y no responde! El tal no lo librará de su tribulación…

¡Traigan esto al pensamiento y háganse hombres! ¡Vuelvan a sus cabales, transgresores! Recuerden las cosas primeras de siempre, pues yo soy Dios y no hay otro Dios ni nada que sea como yo, el que declara desde un comienzo aquello que es último y desde el oriente aquello que aún no se ha producido, el que dice “Mi plan permanecerá firme y haré todo lo que deseo”, el que llama desde la salida del sol a un ave de rapiña, desde un país lejano al hombre de su plan… ¡Sí, he hablado! ¡Sí, lo traeré! ¡Le he dado forma! ¡Sí, lo realizaré!

¡Escúchenme, duros de corazón, los que están alejados de la justificación! ¡He acercado mi justificación, la cual no se alejará, y mi liberación, la cual no se demorará! ¡He puesto asimismo liberación en Sión, y he dado a Israel mi atractivo!

47

¡Bájate y siéntate en el polvo, virgen hija de Babilonia! ¡Siéntate en el piso: ya no habrá más trono para ti, hija de caldeos! ¡Pues ya nadie volverá a llamarte tierna y delicada! ¡Toma las dos piedras de moler y haz harina! ¡Descúbrete el cabello, sube el ruedo de tu falda, descubre tu muslo, cruza los ríos! ¡Será descubierto tu pubis y será vista, también, tu vergonzosa condición! ¡Tomaré venganza sin que intervenga nadie!

(Nuestro redentor es Yahweh de los ejércitos, cuyo nombre es el santo de Israel.)

¡Siéntate callada e ingresa en la oscuridad, hija de caldeos! ¡Pues ya nadie volverá a llamarte “la Señora de los reinos”! Me había enfurecido contra mi pueblo, había profanado mi heredad y los entregaba en tu mano… ¡No les tuviste compasión! ¡Hiciste muy pesado tu yugo sobre el anciano! Y es que dijiste “Seré señora por siempre”, al punto de no haberte puesto a considerar estas cosas ni traer al pensamiento tu final.

Y ahora escucha esto, tú, la dada a los placeres, la que se sienta en la certeza, la que dice para sí “Soy yo, y no hay ninguna otra: no quedaré viuda ni conoceré lo que es perder los hijos…” ¡Sin embargo, en un instante —en un día— te vendrán estas dos cosas! ¡La pérdida de hijos y la viudez vendrán sobre ti en toda su fuerza al estar en la multitud de tus brujerías y en lo más álgido de tus encantamientos! Pues te asegurabas en tu maldad, por lo cual dijiste: “No hay quien me vea…” ¡Tu pericia y tu conocimiento te seducían y te desviaban! Y decías para ti “Soy yo, y no hay ninguna otra…” Pero vino sobre ti un mal que no habías percibido en sus albores; y se abatirá entonces sobre ti una calamidad que no podrás remediar, y vendrá sobre ti repentinamente una devastación que no habrás percibido.

Estate ahora en tus encantamientos y en la multitud de tus brujerías, en las cuales te fatigaste desde tus pubertades: puede que obtengas algún provecho, puede que logres impresionar a alguien... Pero te has desgastado en tus muchas consultas con tus consejeros. ¡Que comparezcan ahora y te libren los que han parcelado los cielos, los que ven en las estrellas, los pronosticadores de los meses de las cosas que vendrán sobre ti! ¡Mira! ¡Han sido como un tamo! ¡El fuego los ha quemado! ¡No se librarán a sí mismos del alcance de la llama! ¡No habrá brasa con la cual calentarse, luz ante la cual sentarse! ¡Así han sido para contigo aquellos con los cuales te fatigaste, tus proveedores desde tus pubertades! ¡Cada cual vagará hacia su región! ¡No tendrás quien te salve!

48

¡Escuchen esto, familia de Jacob, los que se llaman con el nombre de Israel y que han salido de las entrañas de Judá, los que juran por el nombre de Yahweh y traen a cuento al Dios de Israel, aunque no con verdad ni con derecho! ¡Y es que estos son quienes se habían nombrado a sí mismos como pertenecientes a la ciudad santa y se habían recostado sobre el Dios de Israel, cuyo nombre es Yahweh de los ejércitos!

Las cosas primeras las había yo anunciado desde entonces: salieron de mi boca y las di a oír; repentinamente las produje y vinieron a ser. Por cuanto que supe que eras obstinado y que tu nuca es una barra de hierro y tu frente es de bronce, te lo decía desde entonces, desde antes que viniera a ser te lo di a oír, no fuera que dijeses: “Mi ídolo las ha producido; mis imágenes y mis estatuas las ordenaron”. Ya lo habías oído, ¡ahora velo! Y ustedes, ¿acaso no lo declararán? Te he dado a oír cosas nuevas desde ahora, cosas que estaban ocultas y que no habías reconocido. ¡Ahora han sido creadas y no desde aquel entonces, ni tampoco las habían escuchado ustedes antes de hoy! ¡No fuera que dijeses “Mira, yo las sabía”! ¡Ni las habías oído, ni las conociste ni tampoco desde aquel entonces abriste tu oído! Y es que yo supe que te estarías desdiciendo deslealmente, pues has sido llamado transgresor desde el vientre… Es por causa de mi nombre que difiero mi enojo y por causa de mi alabanza que me refreno, de manera de no destruirte. He aquí que te he refinado, aunque no como con la plata: te he puesto a prueba en un horno de aflicción. ¡Por mí, por mí mismo lo hago! ¿Pues cómo iría mi nombre a ser profanado? Y en cuanto a mi honor, ¡tampoco se lo daré a algún otro!

Escúchame, Jacob e Israel, el llamado por mí: yo soy aquél; yo soy el primero y yo también soy el último. ¡Sí, mis manos fundaron la tierra y mi derecha tendió los cielos! ¡Cuando yo los llamo, ellos se presentan a una!

¡Júntense todos ustedes y escuchen! ¿Quién de entre ellos anunciará estas cosas? ¡Yahweh! Su amado ejecutará su deseo en Babilonia y su brazo entre los caldeos: “¡Yo, yo he hablado! ¡Sí, yo lo he llamado y lo he hecho venir! Su camino, por lo tanto, será prosperado…”

“¡Acérquense a mí y escúchenme, pues desde un comienzo no he hablado en secreto! Desde el tiempo en que estas cosas comenzaron a ser, allí estaba yo. Pero ahora el Señor Yahweh me ha enviado, así como también su espíritu.”

Así ha dicho Yahweh tu redentor, santo de Israel: “Yo soy Yahweh tu Dios, el que te enseña para provecho, el que te guía por el camino que transitas. ¡Ah, si tan sólo hubieses prestado atención a mis mandamientos, tu bonanza sería entonces como un río y tu derecho como las olas del mar! ¡Y sería como la arena tu simiente; y la descendencia de tus entrañas, como sus granos! ¡Su nombre no estaría cortado ni devastado delante de mí!

¡Salgan de Babilonia! ¡Huyan de entre los caldeos! ¡Anuncien y den a oír esto con voz de triunfo, publíquenlo hasta el confín de la tierra! Digan “Yahweh ha redimido a su siervo Jacob! ¡No han tenido sed cuando los hizo andar por lugares desolados! ¡Ha hecho brotar agua de la roca para ellos: hendió la roca y las aguas fluyeron!”

No hay paz —ha dicho Yahweh— para los impíos…

49

¡Escúchenme, costas extranjeras! ¡Y presten atención, pueblos lejanos! ¡Yahweh me ha llamado desde el vientre; desde las entrañas de mi madre trajo al recuerdo mi nombre! Y pone mi boca como una espada aguda; con la sombra de su mano me había escondido, pero me pondrá como una flecha pulida: en su aljaba me había ocultado. Y me dice: “Tú, para mí, eres mi siervo, Israel, en quien me volveré atractivo…” Aun así, yo había dicho: “En vano he trabajado arduamente; es en la nada y en aire que he consumido mi fuerza. Por lo tanto, mi sentencia está con Yahweh, y mi recompensa con mi Dios…”

Pero ahora ha dicho Yahweh, el que me da forma desde el vientre para serle un siervo, para hacer que Jacob se vuelva hacia él (e Israel se le sumará, y seré honorable a los ojos de Yahweh y mi Dios será mi poder), y dice: “Se ha vuelto algo liviano el que seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob y restaurar a los preservados de Israel, pues te di también por luz de naciones para que seas mi salvación hasta el confín de la tierra”.

Así ha dicho Yahweh —el redentor de Israel, su santo— a aquel cuya vida es menospreciada, al aborrecido de la nación, a un siervo de los que mandan: “Reyes verán y príncipes se pondrán de pie; y harán reverencia por causa de Yahweh, el cual es fiel, el santificador de Israel y el que te escoge”.

Así ha dicho Yahweh: “En el tiempo de favor te he respondido y en el día de salvación te ayudaré, te preservaré y te daré por pacto a un pueblo para establecer un país, para heredar posesiones desoladas, para decir a los presos “¡Salgan!”, a los que están en la oscuridad “¡Muéstrense!”. Se alimentarán en los caminos, y sus pasturas estarán en todas las alturas inhóspitas. No tendrán hambre ni tendrán sed, ni los lastimará el calor del sol, ya que el que tiene compasión de ellos los guiará y los conducirá a fuentes de aguas. Y pondré todas mis montañas como el camino y mis rutas serán exaltadas. ¡Mira, estos vendrán desde lejos! ¡Y mira a estos, que vendrán desde el norte y desde el mar! ¡Y estos otros, desde el país de Siním!”

¡Griten de júbilo, cielos! ¡Y regocíjate, tierra! ¡Estallen, montañas, en gritos de triunfo! ¡Pues Yahweh ha consolado a su pueblo y se compadece de sus afligidos!

Pero Sión decía: “Yahweh me ha abandonado y el Señor me ha olvidado…”

“¿Se olvidará acaso una mujer de su bebé de pecho, para retraer su compasión del hijo de su vientre? Incluso estas podrían olvidar, ¡pero yo no te olvido! ¡Mira, te he esculpido en mis palmas! ¡Tus muros están siempre frente a mí! Tus constructores se han apresurado; y tus asoladores saldrán de ti. Alza por todo en rededor tus ojos y ve: ¡todos ellos se han juntado, han venido a ti! ¡Vivo yo (oráculo de Yahweh) que con todos ellos te vestirás como de adornos y te ceñirás como la novia! Porque el país de tu abatimiento —tus ruinas y tus lugares asolados— ahora será estrecho debido al habitante, pues se habrán alejado los que te devoraban viva. Nuevamente, dirán en tus oídos tus hijos de los que habías sido privada: “El lugar me es estrecho, hazme espacio para que me establezca…” Y te dirás a ti misma. “¿Quién me engendró a estos, siendo que yo estaba privada de hijos y era áspera, exiliada y apartada? Y a estos, ¿quién los crió, entonces? Cuándo yo había quedado sola por mi cuenta, ¿dónde estaban estos?”

Así ha dicho el Señor Yahweh: “¡Mira, alzaré mi mano a naciones y en pos de pueblos izaré mi bandera; y traeré a tus hijos a upa y a tus hijas las cargaré en hombros! Y los reyes serán tus ayos; y sus princesas, tus nodrizas: te reverenciarán rostro en tierra y lamerán el polvo de tus pies. Entonces reconocerás que yo soy Yahweh y que no se avergonzarán aquellos que me esperan…”

¿Se le quitará a un valiente el botín? Y si un justo está cautivo, ¿será librado? Pues así ha dicho Yahweh: “¡De hecho, será tomado el cautivo de manos de un valiente y será librado el botín de manos de un temible! ¡Y en cuanto a los que contiendan contra ti, yo mismo contenderé contra ellos! ¡Y a tus hijos, yo mismo los salvaré! ¡Y haré comer su propia carne a tus opresores; y se emborracharán con su propia sangre como con vino! ¡Y reconocerá toda carne que yo soy Yahweh tu salvador y tu redentor, el fuerte de Jacob!"

50

¿Dónde está la escritura de divorcio de su madre, con la cual yo la repudié? ¿O a quién de entre mis acreedores los he vendido yo? ¡Vean: por sus iniquidades son ustedes vendidos, y por sus transgresiones ha sido repudiada su madre! ¿Por qué vine y no había nadie, llamé y nadie respondió? ¿Se ha acortado mi mano para redimir? ¿Acaso ya no tengo fuerza para librar? ¡Vean: con mi reprensión hago secar un mar y pongo ríos como un desierto, sus peces se pudren por falta de agua y mueren de sed; visto el cielo de negrura y le pongo cilicio de cobertura!

“El Señor Yahweh me ha dado una lengua de aprendidos para saber alentar a un fatigado. Él azuza un asunto mañana tras mañana, azuza para mí un oído para escuchar como los aprendidos. El Señor Yahweh me ha abierto un oído y yo no me he rebelado, no me he retraído. He dado mi cuerpo a los que golpean y mis mejillas a los que me tiran de la barba; no he ocultado mi rostro de los insultos ni del escupitajo, pues el Señor Yahweh me ayuda: es por eso que no he sido humillado, es por eso que he puesto mi rostro como un pedernal y que sé que no seré avergonzado. ¡Cercano está el que me justifica! ¿Quién entrará en pleito conmigo? ¡Comparezcamos juntos! ¿Quién es el que lleva la acusación? ¡Que se me acerque! Vean que el Señor Yahweh me ayuda: ¿quién me declarará impío? ¡Vean: todos ellos se gastarán como la ropa, los comerá la polilla!”

¿Quién de entre ustedes teme a Yahweh? El que escucha la voz de su siervo que ha caminado en oscuridades sin tener luz, que pone su certeza en el nombre de Yahweh y se apoya en su Dios…

¡Vean: todos ustedes, los que encienden fuego, los que se rodean de fogatas, caminen a la luz de su propio fuego con las fogatas que se han encendido! De mi mano les sucederá esto: ¡yacerán en dolor!

51

¡Escúchenme, ustedes, los que siguen a la justicia, los que buscan a Yahweh! Miren la roca de la que fueron cortados y el hueco de la cantera en el que fueron cavados: miren a Abraham su padre y a Sara, la que los da a luz con dolor; ya que siendo uno lo llamé, lo bendije y lo multipliqué…

¡Pues Yahweh ha consolado a Sión, ha consolado a todas sus ruinas, y pondrá su desierto como a Edén, su llanura como jardín de Yahweh: se encontrará en ella regocijo y alegría, agradecimiento y voz de canto de salmos!

¡Préstenme atención, pueblo mío! ¡Y mi nación, préstenme oídos! Pues la instrucción saldrá de mí y mi sentencia se asentará para luz de pueblos. Mi justicia está cercana, ha salido mi salvación y mis brazos juzgarán pueblos: es a mí a quien esperan los de las costas extranjeras y es en mi brazo que pondrán su esperanza. Alcen sus ojos a los cielos y desde abajo miren a la tierra: pues los cielos se deshacen como humo y la tierra envejece como la ropa, y así también morirán sus habitantes; pero mi salvación quedará para la era que viene y mi justicia no será abolida. Escúchenme, ustedes, los que reconocen la justicia, pueblo en cuyos corazones está mi instrucción: ¡no teman al reproche de la débil humanidad ni desfallezcan por sus insultos, ya que los comerá la polilla como a la ropa y como a la lana los comerá un gusano, pero mi justicia quedará para la era que viene, y mi salvación para generación y generaciones!

¡Despierta! ¡Despierta! ¡Vístete de poder, brazo de Yahweh! ¡Despierta como en los días del oriente, de las generaciones antiguas! ¿No eres tú aquél, el que destroza a Raháb, el que hiere al dragón? ¿No eres tú aquél, el que seca el mar, las aguas del gran abismo, el que ha puesto a los profundos valles del mar por camino para que crucen los redimidos?

¡Los redimidos de Yahweh regresarán y vendrán a Sión con gritos de júbilo exultante, con alegría permanente! ¡Obtendrán regocijo y alegría sobre sus cabezas! ¡Huirán el dolor y el gemido!

¡Yo mismo, yo mismo soy aquel que los consuela! ¿Quién eres tú, que temes de la débil humanidad que morirá y del ser humano que será puesto por hierba y te olvidas de Yahweh tu hacedor, el que extiende los cielos y establece un país, y temes de continuo, todo el día, delante de la furia del que oprime cuando se ha aprestado para destruir? Ahora bien, ¿dónde está la furia del que oprime? El que está inclinado se apresura a ser librado, y no morirá en la fosa ni le faltará su alimento. Y yo mismo soy Yahweh tu Dios —el que agita el mar y hace enfurecer sus olas, su nombre es Yahweh de los ejércitos—, y pongo mis palabras en tu boca pese a haberte cubierto con la sombra de mi mano, para extender los cielos, establecer un país y decir a Sión “Tú eres mi pueblo”…

¡Despabílate! ¡Despabílate! ¡Levántate, Jerusalén, tú que bebiste de parte de Yahweh la copa de su furia, que bebiste de la copa del aturdimiento hasta el fondo, hasta la borra! ¡No hay quien la guíe de entre todos los hijos que ha dado a luz! ¡No hay quien la tome de la mano de entre todos los hijos que ha criado! Te han sucedido estas dos cosas (¿quién se condolerá de ti?): la devastación y el quebranto, el hambre y la espada. ¿Quién te consolará? Tus hijos se incrustaron en la esquina de todas las calles como antílope en una red, los que estaban llenos de la furia de Yahweh, de la reprobación de tu Dios…

Por ello, ¡escucha ahora esto, afligida y ebria, aunque no de vino! Pues así ha dicho Yahweh tu Señor y tu Dios, quien abogará por la causa de su pueblo: “Mira, he quitado de tu mano la copa del aturdimiento, la borra de la copa de mi furia, de la cual ya no volverás a beber, y la pondré en mano de los que te causan dolor, los cuales habían dicho a tu alma ‘¡Póstrate que pasaremos!’ y tú ponías tu cuerpo como la tierra y como la vereda para que pasen…”

52

¡Despierta! ¡Despierta! ¡Vístete de tu poder, Sión! ¡Vístete de tus ropajes atractivos, Jerusalén, ciudad del santo, pues ya no volverá a entrar en ti ni un incircunciso ni un inmundo! ¡Sacúdete del polvo, levántate, asiéntate, Jerusalén! ¡Desátate las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sión! Ya que así ha dicho Yahweh: “Ustedes fueron vendidos gratuitamente; por ende, no es con dinero que serán redimidos…”

Porque así ha dicho el Señor Yahweh: “A Egipto había descendido mi pueblo la primera vez para morar allí; y, finalmente, Asiria lo oprimió. Y ahora, ¿a quién tengo aquí (oráculo de Yahweh), cuando mi pueblo es retenido gratuitamente? ¡Los que mandan sobre ellos los hacen dar quejidos (oráculo de Yahweh) y de continuo, todo el día, mi nombre es despreciado! ¡Por lo tanto, mi pueblo reconocerá mi nombre —por eso mismo— en aquel día! ¡Puesto que yo soy aquél que habla, heme aquí!

¡Cuán bienvenidos son sobre las montañas los pies del que anuncia buenas nuevas, del que hace oír “Todo está bien”, del que anuncia buenas nuevas del bien, del que hace oír liberación, del que dice a Sión “Se ha puesto a reinar tu Dios”! ¡Una voz de tus atalayas, quienes han alzado la voz al unísono, que dan gritos triunfales cuando ven, ojo con ojo, el regreso de Yahweh a Sión! Estallen, den gritos de triunfo al unísono, ruinas de Jerusalén, ya que Yahweh ha consolado a su pueblo, ha redimido a Jerusalén: “¡Yahweh ha desnudado su santo brazo a ojos de todas las naciones y todos los términos de la tierra han visto la liberación de nuestro Dios! ¡Partan! ¡Pónganse en camino! ¡Salgan de allí! ¡No toquen nada inmundo! ¡Salgan de en medio de ella! ¡Límpiense los que cargan los utensilios de Yahweh! ¡Pues no saldrán a toda prisa ni irán huyendo, ya que Yahweh es quien va delante de ustedes y quien los recoge es el Dios de Israel!”

¡Vean: mi siervo tendrá discernimiento! ¡Será exaltado, se levantará y se pondrá muy alto! Tal como muchos se horrorizaron ante ti, así es la decadencia de su espectáculo, más que la de cualquier hombre, y de su figura, más que la de cualquier ser humano; así asombrará a muchas naciones. Los reyes cerrarán ante él sus bocas, pues habrán visto aquello que no se les había contado y habrán considerado aquello que no habían escuchado.

53

“¿Quién ha creído lo que escuchamos? Y el brazo de Yahweh, ¿sobre quién se ha manifestado? Pues crecía como el chupón delante de él y como la raíz de una tierra árida: no tenía belleza ni esplendor, de manera que lo veíamos y no tenía una apariencia como para que lo codiciáramos. Era un menospreciado y un relegado de las personas, un hombre de sufrimientos, experimentado en el dolor, y como uno que ocultaba el rostro de nosotros, era menospreciado y no lo tuvimos en cuenta. Pero de hecho, eran nuestras enfermedades las que cargó y nuestros sufrimientos los que soportó, mientras que nosotros lo consideramos como a uno alcanzado por la enfermedad, como a uno golpeado por Dios y un depresivo. Pero él estaba traspasado por nuestras transgresiones, aplastado por nuestras iniquidades; el castigo de nuestro bienestar estaba sobre él y por sus cicatrices tuvimos sanidad. Todos nosotros, como el rebaño, andábamos errantes, cada cual encaró por su propio camino, y Yahweh hizo que la iniquidad de todos nosotros lo alcanzase a él. Estaba acosado, deprimido y no habría su boca: como el cordero, fue conducido al matadero; y como una oveja frente a los que la trasquilan, se quedó callado y no abría su boca.”

Fue atrapado por la restricción y por el prejuicio. Y su vida, ¿quién la tendría en consideración, siendo que había sido arrancado de la tierra de los que viven, que por la transgresión de mi pueblo la mancha de lepra había ido hacia él? Y disponía con los impíos su tumba, aunque con un rico estaba en sus muertes, por cuanto que nunca practicó la coerción ni hubo fraude en su boca. Aun así, Yahweh se complació en aplastarlo y le propició dolor: cuando ponga su vida como ofrenda por la culpa, verá descendencia, prolongará sus días y el deseo de Yahweh tendrá éxito por medio de él. Por el arduo trabajo de su vida verá luz y estará satisfecho. En su conocimiento, mi siervo justo justificará a los muchos y soportará él mismo sus iniquidades. Por lo tanto, le daré parcela entre los muchos y con los fuertes repartirá botín, por cuanto derramó su vida hasta la muerte y fue contado con los transgresores, siendo que él mismo cargó con el pecado de los muchos e intercedía por los transgresores.

54

“¡Grita jubilosamente, estéril, la que no había concebido hijos! ¡Estalla en un grito triunfal, grita con estridencia, la que no había dado a luz! ¡Ya que son más los hijos de la desolada que los de la que tiene marido!”, ha dicho Yahweh.

“¡Amplía el lugar de tu tienda, de manera que se desplieguen las cortinas de tus habitaciones! ¡No escatimes, alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas; pues te abrirás paso hacia el sur y hacia el norte, y tu descendencia heredará naciones y habitará ciudades desoladas! No temas, ya que no serás avergonzada; ni te sientas tampoco humillada, ya que no mostrarás turbación. Pues olvidarás la vergüenza de tu juventud y ya no recordarás más el reproche de tu viudez. Ya que tu marido es tu hacedor —cuyo nombre es Yahweh de los ejércitos— y tu redentor, el santo de Israel, será llamado Dios de toda la tierra. Porque Yahweh te ha llamado como a una mujer abandonada y de espíritu dolido, y como a una mujer que en sus pubertades era rechazada”, ha dicho tu Dios.

“Por un pequeño instante te abandoné, pero te juntaré con grandes muestras de entrañable amor. Con un poco de enojo oculté mi rostro de ti por un instante, pero con gracia duradera te he amado entrañablemente”, ha dicho tu redentor Yahweh. “Pues esto me es a mí como las aguas de Noé, las cuales juré que ya no pasarían más —las aguas de Noé— sobre la tierra: así he jurado que ya no me enojaría contigo ni te reprendería. Y es que las montañas podrán ser quitadas y las colinas tambalearse, pero mi gracia no será quitada de ti ni se tambaleará mi pacto de bienestar”, ha dicho Yahweh, el que te ama entrañablemente.

“Tú, afligida, llevada por la tormenta, la que no habías sido consolada: ¡mira, yo mismo colocaré tus piedras con antimonio y pondré tus cimientos de zafiros! Pues he puesto tus almenas como pedrería preciosa, tus portales por piedras de carbunclo y todas tus fronteras como piedras deseables. Y todos tus hijos serán enseñados por Yahweh, al tiempo que será grande el bienestar de tus hijos. Serás establecida con justicia. Estarás alejada de opresión, porque ya no temerás; y del terror, ya que no se acercará a ti. Mira: ninguno te buscará pelea de parte mía. ¿Y quién será el que busque pelea contigo? ¡Ese caerá a tu lado! Mira: yo mismo he creado al artesano que sopla en el fuego y que saca el implemento para su hechura; y yo mismo he creado también a un destruidor para arruinar. ¡Cualquier implemento forjado contra ti no prosperará! ¡Ni se levantará tampoco lengua alguna juntamente contigo para pleito, pues tú la declararías impía! ¡Tal es el legado de los siervos de Yahweh! ¡Y la justificación de ellos proviene de mí!” (oráculo de Yahweh).

55

¡Eh, todos los sedientos, vengan a las aguas! ¡Y aquellos que no tengan dinero, vengan, partan y coman! ¡Repartan, sin dinero y sin precio, vino y leche! ¿Por qué gastan dinero en lo que no es alimento y el fruto de su ardua labor en lo que no sacia? Escúchenme a mí con atención, coman de lo bueno, y deléitense con manjares. Inclinen su oído y vengan a mí; escúchenme y el alma de ustedes revivirá, pues haré con ustedes el pacto de una era, las firmes bondades de David. Vean: yo lo he dado por testigo de pueblos, por líder y mandante de pueblos. ¡Mira: llamarás a una nación que no conocías; y una nación que no te conocía irá corriendo hacia ti por causa de Yahweh tu Dios y por el santo de Israel, el cual te ha hermoseado!

Busquen con diligencia a Yahweh mientras puede ser encontrado, llámenlo mientras está cercano. Abandone el impío su camino y el hombre vacuo sus pensamientos y vuélvase a Yahweh, y este tendrá de él compasión. ¡Vuélvase hacia nuestro Dios, y este será generoso en perdonar! Ya que mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, ni sus caminos son mi camino (oráculo de Yahweh): así como se han elevado los cielos respecto de la tierra, así también se han elevado mis caminos respecto de los caminos de ustedes y mis pensamientos respecto de sus pensamientos. Porque tal como descienden la lluvia y la nieve desde los cielos y no regresan allí si no han regado la tierra y la han hecho quedar preñada y brotar, y ésta dado simiente al que siembra y alimento al que come, así será también mi Palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que habrá hecho lo que he deseado y habrá tenido éxito en aquello para lo que la envié. Porque ustedes saldrán con alegría y serán conducidos en paz: las montañas y las colinas prorrumpirán ante ustedes en gritos de júbilo, y todos los árboles del campo batirán palmas. En lugar de un seto de espinas crecerá un ciprés y en lugar de la ortiga crecerá un mirto. Y esto será para Yahweh por renombre, por señal permanente que no será cortada.

56

Así ha dicho Yahweh: “Observen lo que es apropiado y practiquen la justificación, cuando mi liberación esté cercana a venir y mi justicia a ser revelada. Dichoso el mortal que haga esto y el ser humano que lo abrace, el que observa el día de reposo para no profanarlo y vigila su mano para no hacer ningún mal.”

Y el hijo del extranjero que se haya unido a Yahweh no vaya a decir: ‘Yahweh me separará por completo de su pueblo’; ni diga el eunuco ‘Vean, yo soy un árbol seco’. Porque así ha dicho Yahweh: “A los eunucos que vayan a observar mis días de reposo y que han escogido aquello en lo que me he complacido y que abrazan mi pacto, los he asignado también a mi casa y a mis muros, una mano y un nombre mejores que los de los hijos y las hijas: le daré un nombre permanente, el cual no será cortado. Y a los hijos del extranjero que se han unido a Yahweh para atenderlo por amor al nombre de Yahweh y para ser sus siervos —todo aquel que observa el día de reposo para no profanarlo y los que abrazan mi pacto—, los traeré a mi montaña consagrada y los alegraré en mi casa de oración: sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados con beneplácito sobre mi altar, ya que mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos”.

Oráculo del Señor Yahweh, el que junta a los derribados de Israel: “¡Aún juntaré a él a los que han sido juntados a él!

“A toda bestia del campo: ¡vengan a devorar, todas las bestias del bosque! Son ciegos quienes les han hecho de vigías, todos ellos desapercibidos, todos ellos perros guardianes mudos, incapaces de ladrar, videntes holgazanes, aficionados a dormitar. ¡Y estos perros egoístas no han conocido saciedad, pues ellos mismos son pastores que no han sabido entender! ¡Todos ellos han encarado por su propio camino, cada cual tras su propia codicia a más no poder! ‘Vengan —dicen— tomaremos vino y beberemos licor hasta el hartazgo, y el gran día de mañana será como este o incluso mucho mejor!’”

57

El justo ha desaparecido y no hay nadie que ponga atención, y los que ejercen gracia están reunidos sin que haya quien entienda que es a causa de la calamidad que es reunido el justo. Llegará el bienestar, descansarán sobre sus lechos con el que anda en su rectitud…

Pero ustedes… ¡Acérquense aquí, hijos de bruja, descendencia adúltera y prostituida! ¿De quién se burlaban ustedes? ¿Contra quién ensanchaban la boca y sacaban la lengua? ¿No son ustedes hijos transgresores, una descendencia fraudulenta, los que se excitan con ídolos bajo todo árbol frondoso, los que sacrifican a los niños en los arroyos bajo las salientes de las peñas? ¡Tu parte está en las piedras lisas del arroyo! ¡Ellas, ellas son tu suerte! ¡Sobre ellas derramaste libación, quemaste ofrenda! ¿Acaso me tranquilizaré acerca de esto? Sobre un monte alto y elevado pusiste tu cama, allí también subiste a hacer sacrificio. Y tras la puerta y el dintel pusiste tu memorial: ¡porque no es para mí que te descubriste y subiste a la cama! ¡Ensanchaste tu cama y pactabas por ti misma con ellos! ¡Amaste la cama de ellos, contemplaste un miembro! ¡Te bañabas para el rey con aceite y multiplicabas tus fragancias, enviabas lejos tus emisarios y te rebajabas hasta el Seol! Te habías ya cansado de lo excesivo de tu conducta, pero no dijiste “No hay esperanza”: encontraste que tu miembro aun estaba vivaz… ¡Es por eso que no te debilitaste! ¿Y de quién, entonces, te asustaste y temes como para mentir así, siendo que de mí nunca te acordaste y ni siquiera te vine al pensamiento? ¿Acaso no he callado, incluso desde siempre, y nunca me has temido? ¡Yo expondré tu justificación junto con tus hechos, y no te serán de ningún provecho! Cuando grites por ayuda, ¡que te libren todos los que se te juntaron! ¡Pero a todos ellos los alzará el viento, se los llevará la vanidad! Sin embargo, el que se refugia en mí poseerá un país y tendrá herencia en mi montaña santa. Pues habrá dicho: “¡Tracen, construyan! ¡Despejen el camino! ¡Quiten el tropiezo del camino de mi pueblo!”

Pues así ha dicho el que es alto y elevado, el que permanece por siempre y cuyo nombre es el santificado: “Habitaré en la altura y apartado con el contrito y abatido de espíritu, para revivir el espíritu de los abatidos y para revivir el corazón de los contritos. Y es que no contenderé por toda la era ni me enojaré sin fin, ya que el espíritu que está ante mí decaería, así como las almas que yo hice. Fue por la iniquidad de su codicia que me enojé: lo hería escondiéndome y me enojaba, y él iba reincidente en el camino de su corazón. He visto sus caminos, pero lo sanaré, lo guiaré y le daré paz; daré consuelos a él y a los que lo lloran. Yo soy quien crea el fruto de los labios: “¡Paz! ¡Paz al lejano y al cercano!” —ha dicho Yahweh—; y lo sanaré.

¡Sin embargo, los impíos son como el mar furioso, que no logra estarse quieto y sus aguas arrojan fango y suciedad! “No hay paz —ha dicho mi Dios— para los impíos…”

58

¡Clama a garganta viva, no te contengas! ¡Alza tu voz como la trompeta y declárale a mi pueblo su transgresión y a la casa de Jacob su pecado! ¡Porque inquieren de mí día a día y se deleitan con mis caminos, como si fuesen una nación que ha obrado acorde a la justicia y no hubiese abandonado el juicio de su Dios! ¡Me piden decisiones justas y se deleitan en la cercanía de Dios! “¿Por qué —dicen— ayunamos y no lo viste, afligimos nuestra alma y no te diste por enterado?”

¡Vean: en el día en que ustedes ayunan van al encuentro de aquello que les agrada al tiempo que explotan a todos los que trabajan arduamente para ustedes! ¡Para contienda y discusión ayunan ustedes, y para herir con un puño de impiedad! ¡Para que su voz sea escuchada en lo alto, no ayunen como hoy! ¿Acaso será semejante a esto el ayuno que yo elijo? ¿Un día de aflicciones humanas, en el que una persona inclina su cabeza como un junco y se echa extendida sobre cilicio y ceniza? ¿Es a semejante cosa que se ha de llamar “ayuno” y “día que complace a Yahweh”? ¿No es acaso este ayuno que yo elijo el desatar las ligaduras de impiedad, el levantar el aparejo del yugo, el dejar libres a los aplastados, el romper todo yugo? ¿No es el partir tu pan con el hambriento, el traer a casa a los afligidos que son perseguidos, que al ver al desnudo lo cubras y que no te ocultes de tu carne?

En tal caso, tu luz asomaría como el alba y brotaría tu pronta restauración, y tu justicia caminaría delante de ti, siendo tu retaguardia la gloria de Yahweh. En tal caso, llamarías y Yahweh respondería; clamarías y él diría “Heme aquí”, si tan sólo quitases de en medio de ti el yugo, el señalar con el dedo y el hablar vacuidad, y te brindases a ti mismo al hambriento y saciases al alma afligida, entonces tu luz brotaría en medio de la oscuridad y tu más densa oscuridad sería como el mediodía. Y Yahweh te guiará permanentemente, saciará tu alma en las sequías y fortalecerá tus huesos; y serás como un jardín de riego y como una fuente de aguas cuyas aguas no decepcionan. Los que surjan de ti reconstruirán las ruinas de una era, erigirán los fundamentos de generación y generación. Y se te llamará “reparador de brecha”, “restaurador de calzadas para habitar”. Si retraes del día de reposo tu pie —el hacer las cosas que te agradan a ti en mi día consagrado— y llamas al día de reposo “exquisito deleite” y al consagrado de Yahweh “honorable” y lo honras, absteniéndote de tus ocupaciones cotidianas, de ocuparte de tus propios asuntos y de hablar cualquier cosa, entonces es que te estás deleitando en Yahweh. Y él te hará cabalgar sobre los lugares altos del país y te dará a comer de la heredad de tu padre Jacob, ya que la boca de Yahweh habrá hablado.

59

¡Vean: la mano de Yahweh no se ha acortado para librar ni su oído se ha hecho pesado para escuchar, sino que han sido sus iniquidades los tabiques de separación entre ustedes y su Dios, y sus pecados los que le han hecho ocultar su rostro para no escuchar! Pues las manos de ustedes están contaminadas con sangre y sus dedos con iniquidad; sus labios han hablado mentira; sus lenguas han mascullado injusticia. No hay quien clame con justicia, ni asunto sobre el que se haya decidido con fidelidad, se la pasan confiándose en la nada y hablando vacuidades, preñándose de cosas duras y dando a luz maldad. Han incubado huevos de áspides y tejen telarañas: el que come de sus huevos se muere, y si alguno es aplastado, de él emerge una víbora. Sus telas no sirven de ropa y no podrían cubrirse a sí mismos con sus hechuras: sus hechuras son hechuras de maldad y en sus manos está la práctica de la coerción; sus pies corren hacia el mal y se apresuran para derramar sangre inocente; sus pensamientos son maquinaciones de maldad: estragos y quebranto es lo que hay en sus rutas. No han conocido un camino de bienestar, y no hay solución en sus recorridos; han torcido sus sendas por sí mismos: todo aquel que camina en ellas no ha conocido el bienestar…

Es por esto que se ha alejado el juicio de nosotros y la justificación no nos da alcance. Esperábamos luz y he aquí oscuridad; por ende, caminamos en una densa oscuridad en pos de resplandores. Palpamos una pared como ciegos, palpamos incluso como si no tuviésemos ojos. Hemos tropezado en pleno mediodía como en la luz del anochecer; en la flor de la vida nos parecemos a los muertos. Todos nosotros gruñimos como los osos y gemimos sin cesar como las palomas. Esperamos por una solución y no la hay; por liberación, y se ha alejado de nosotros. ¡Y es que nuestras transgresiones se han aumentado frente a ti y nuestro pecado ha dado testimonio contra nosotros! ¡Ya que nuestras transgresiones continúan junto a nosotros y hemos reconocido nuestras iniquidades: el transgredir, el negar a Yahweh y el apartarnos de ir en pos de nuestro Dios, el hablar extorsión y defección, el concebir y expresar de corazón asuntos mentirosos. Y es así que el derecho fue compelido a retroceder y que la justificación se para a lo lejos, pues la verdad ha tropezado en público y la rectitud no está pudiendo acudir. Cuando falta la verdad, el que se aparta del mal se vuelve una presa. Y Yahweh vio esto; y desagradó a sus ojos que ya no hubiese derecho. Y veía que no había nadie; y se asombraba de que no hubiese nadie que intercediese…

De manera que su brazo librará por él, y su justificación se unirá a su causa: vestirá su justificación como una coraza para el pecho y la liberación como un casco en su cabeza; usará además por vestidura ropajes de venganza y se envolverá con furioso ardor como con un manto. Según lo que merecen, así pagará: furia a sus rivales; a sus enemigos, retribución; y a las islas, también pagará retribución. Y temerán desde donde se pone el sol al nombre de Yahweh, y desde donde sale el sol su gloria. Cuando acuda como el río un angustiador, el espíritu de Yahweh lo pondrá en fuga.

Pues habrá llegado un redentor para Sión y para los que se volvieren de la transgresión en Jacob (oráculo de Yahweh). “Y en cuanto a mí, este es mi pacto con ellos —ha dicho Yahweh—: mi espíritu que está sobre ti y mis asuntos que están en tu boca no se retirarán de tu boca, ni de la boca de tu descendencia, ni de la boca de la descendencia de tu descendencia —ha dicho Yahweh—, desde ahora y por la era que viene…”

60

¡Levántate, resplandece, pues ha llegado tu luz y la gloria de Yahweh ha asomado sobre ti! Ya que, mira: la oscuridad cubrirá al país y la densa tiniebla a las naciones, pero sobre ti asomará Yahweh, y sobre ti será vista su gloria. Y se pondrán las naciones a caminar a tu luz, y los reyes al resplandor de tu amanecer…

¡Alza en derredor tus ojos y mira: todos ellos están reunidos y han venido a ti, y tus hijos vienen desde lejos y tus hijas serán cargadas en brazos! Entonces verás y estarás radiante, temblará de asombro y se ensanchará tu corazón, pues se volverá sobre ti la multitud del mar y la riqueza de las naciones vendrá a ti. Abundancia de camellos te cubrirá; los dromedarios de Madián y de Efa, todos ellos: vendrán de Shébah, cargarán oro e incienso y anunciarán buenas nuevas de las alabanzas de Yahweh. Todo rebaño de Qedár será juntado para ti; te servirán carneros de Nebaiót: estos serán aceptos en mi altar; y en cuanto a la casa de mi hermosura, la haré sumamente atractiva.

¿Quiénes son estos que vuelan como una nube y como palomas hacia sus ventanas? Ciertamente, es a mí a quien esperan las islas y las naves de Tarsis del comienzo para hacer venir a tus hijos desde lejos —su plata y su oro con ellos— por el nombre de Yahweh tu Dios y por el consagrado de Israel que te ha hecho atractiva. Y los hijos del extranjero construirán tus muros y sus reyes te atenderán, ya que en mi enojo te había herido y con mi favor te he amado entrañablemente. Y tus portales estarán siempre abiertos; día y noche no se cerrarán, a fin de hacer llegar a ti la riqueza de las naciones y sus reyes, escoltados. Y es que la nación y el gobierno que no te sirviesen serían arruinados: y las naciones, convertidas en un yermo. La gloria del Líbano vendrá hacia ti —cipreses, pinos y bojes juntamente— para embellecer el lugar de mi santuario, con lo cual daré gloria al lugar de mis pies. Y vendrán caminando hacia ti cabizbajos los hijos de los que te humillaron, harán reverencia a las plantas de tus pies todos los que te desprecian; y te llamarán “Ciudad de Yahweh”, “Sión del Consagrado de Israel”.

En lugar de estar abandonada, aborrecida y de no haber quién pasara por tu tierra, te pondré por orgullo de la era que viene, el gozo de generación y generación. Y mamarás la leche de las naciones —y aun de la teta de los reyes mamarás—, y reconocerás que yo soy Yahweh, tu libertador y tu redentor, el fuerte de Jacob. En lugar de bronce traeré oro, en lugar de hierro traeré plata; y en lugar de maderos, bronce, y en lugar de piedras, hierro. Haré que tus supervisores traigan paz y tus capataces justificación. Ya nunca más se oirá de tiranía en tu país, ni de desposesión y brechas en tus fronteras, sino que llamarás a tus muros “salvación” y a tus portales “alabanza”. El sol ya no te será por luz durante el día ni te alumbrará ya el resplandor de la luna, sino que te será Yahweh por luz de la era y tu Dios por hermosura tuya. Tu sol ya no se pondrá más ni será quitada tu luna, pues Yahweh te será por luz de la era y los días de tu luto se habrán completado. Y tu pueblo, todos ellos justificados, poseerán el país por la era, el vástago que habré plantado, hechura de mis manos para hacerme hermoso: el pequeño valdrá por mil y el joven por una nación fuerte. Yo, Yahweh, en su propio tiempo apresuraré su cumplimiento.

61

El espíritu del Señor Yahweh está sobre mí, ya que Yahweh me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado a vendar a los de corazón quebrantado, a anoticiar de libertad de movimiento a los cautivos y apertura de la celda a los presos, a proclamar el año del favor de Yahweh y el día de venganza de nuestro Dios, a consolar a todos los enlutados, a disponer que a los enlutados de Sión se les dé belleza en lugar de ceniza, óleo de alegría en lugar de luto, un manto de alabanza en lugar de un espíritu apagado, y serán llamados “árboles de la justicia”, “plantíos de Yahweh” para mi propia hermosura. Y reedificarán ruinas de una era —los lugares desolados del principio— y erigirán y restaurarán las ciudades ruinosas, los lugares desolados de generación y generación.

Y extraños se apostarán para apacentar los rebaños de ustedes, y los hijos de extranjero serán sus labradores y sus hortelanos. Y ustedes serán llamados “sacerdotes de Yahweh”, se les dirá a ustedes “ministros de nuestro Dios” y comerán de la riqueza de naciones y cambiarán suerte con su gloria.

En lugar de su doble vergüenza y reproche, les darán gritos de júbilo sus terrenos (por ello, en sus territorios poseerán el doble, tendrán ellos una alegría permanente). Pues yo, Yahweh, amo el derecho y detesto el robo para ofrecer holocausto; por lo tanto, les asignaré su tarea con fidelidad y haré con ellos el pacto de la era. Y la simiente de ellos será reconocida entre las naciones, tal como su descendencia en medio de los pueblos: todos los que los vean los reconocerán, que son simiente bendita de Yahweh.

¡En gran manera me alegraré con Yahweh! ¡Mi alma se gozará con mi Dios, ya que me ha vestido con vestiduras de salvación, me rodea con un manto de justificación! ¡Me ataviará y me hará atractivo como a un novio; y como a la novia, que se adorna con sus joyas! Porque tal como el país produce su brote, y como su jardín hace brotar sus sembradíos, así el Señor Yahweh hará brotar la justificación y la alabanza frente a todas las naciones.

62

Por causa de Sión no callaré; y por causa de Jerusalén no me quedaré quieto hasta que haya salido como el resplandor su justicia, y su liberación como antorcha ardiente. Entonces verán las naciones tu justicia y todos los reyes tu gloria; y serás llamada por un nombre nuevo que la boca de Yahweh designará. Serás, asimismo, una corona de esplendor en la mano de Yahweh y un turbante regio en la palma de tu Dios. No se te dirá más "desamparada" y a tu tierra no se le dirá más "desolación" ya que serás llamada Deseo Mío en Ella, y tu tierra, Desposada, pues el deseo de Yahweh estará contigo y tu tierra será desposada. Ya que tus hijos te desposarán como un joven desposa a una virgen y tu Dios se gozará contigo como el novio se goza con la novia.

Sobre tus muros, Jerusalén, he designado vigías todo el día y toda la noche, permanentemente, los cuales no callarán. “¡Ustedes, los que están para recordarle a Yahweh, no se queden en silencio ni le den pausa hasta que establezca y hasta que ponga a Jerusalén por alabanza en el país!”

Ha jurado Yahweh con su derecha y con el brazo de su poder: “Ya no daré más tu grano por comida a tus enemigos ni beberán los hijos de un extranjero tu vino nuevo, por el cual trabajaste arduamente, sino que lo comerán los que lo recogen, por lo cual alabarán a Yahweh, y lo beberán los que lo reúnen en los atrios de mi santo.

¡Crucen, crucen los portales! ¡Enderecen el camino del pueblo! ¡Allanen, allanen la ruta, libérenla de piedras! ¡Icen una bandera sobre los pueblos! Vean: Yahweh ha hecho oír hacia el confín de la tierra: “¡Digan a la hija de Sión: ‘Mira, ha venido tu salvador; con él está su paga, y su labor le antecede’! Y los llamarán a ellos “el pueblo del santo”, “los redimidos de Yahweh”; y a ella la llamarán Solicitada, “ciudad no desamparada”.

63

¿Quién es este que viene desde Edom, desde Bosra, colorado en sus vestimentas, esplendoroso en su ropaje, que sale en su mucha fuerza?

“Yo, el que habla con justificación, grande para salvar…”

¿Por qué el rojo de tu ropaje y de tus vestimentas, como uno que pisa en un lagar?

“¡He pisado solo el lagar! ¡Y de los pueblos no hubo nadie conmigo! Y los pisaba con mi indignación y los pisoteaba con mi furia, y su sangre rociaba mi vestimenta, y manchaba yo todos mis ropajes. Pues el día de venganza estaba en mi corazón y el año de mis redimidos ha llegado. ¡Y miraba, y no había quién ayudase! ¡Y me maravillaba! ¡Y no había quien sostuviese! Y mi brazo salvaba por mi; y mi furia, fue ella la que me sostuvo. Y pisoteaba pueblos con mi indignación y los emborrachaba con mi furia y echaba por tierra su sangre…”

Traeré al recuerdo las gracias de Yahweh, las alabanzas de Yahweh. Por ejemplo, todo el generoso trato que Yahweh tuvo para con nosotros y el mucho bien para con la casa de Israel, a los cuales les ha dado conforme a sus misericordias y según sus gracias. Y es que él decía “Ciertamente, ellos son mi pueblo, hijos que no defraudarán”, y les fue por libertador. En toda angustia de ellos, no fue él el adversario; más bien, el ángel de su presencia los salvó. Por su amor y por su compasión, él mismo los redimió, cargándolos y levantándolos todos los días de antiguo. Pero ellos se rebelaron y enfadaron su espíritu santo, por lo cual se les volvía como un enemigo: ¡él mismo les hizo la guerra! Pero recordaba los días de antiguo, a Moisés, a su pueblo… ¿Dónde está el que los hizo subir desde el mar con el pastor de su rebaño? ¿Dónde está el que puso en medio de ellos su espíritu santo, el que los puso a andar por la derecha de Moisés, el brazo de su hermosura que dividió las aguas por causa de ellos, haciéndose una fama duradera, el que los hizo andar en los abismos como el caballo en el desierto y no se tambaleaban? Como al animal en el valle, el espíritu de Yahweh descendía y les daba descanso… ¡Así guiaste a tu pueblo, para hacerte un nombre de gloriosa hermosura!

Mira desde los cielos y contempla desde tu santa y gloriosa residencia. ¿Dónde están tu celo y tu vigor, el resonar de tus entrañas y tus compasiones para conmigo? ¿Acaso se han restringido? ¡Ya que tú eres nuestro padre! ¡Pues Abraham no nos ha reconocido y Jacob no nos presta atención! ¡Tú, Yahweh, eres nuestro padre! ¡Desde siempre, "Nuestro Redentor" es tu nombre! ¿Por qué, Yahweh, nos haces desviarnos de nuestros caminos y endureces nuestros corazones para que no te temamos? ¡Vuélvete por causa de tus siervos, las tribus de tu propiedad! Por muy poquito tiempo poseyó algo tu pueblo santo: nuestros angustiadores han pisoteado tu santuario. Hemos sido, desde hace mucho, como aquellos a los que nunca gobernaste, sobre quienes nunca fue invocado tu nombre…

64

¡Ah, si hubieses rasgado los cielos, si hubieses descendido! ¡A tu presencia, los montes se habrían derretido como al encenderse fuego de fundiciones —un fuego que hace hervir las aguas— para dar a conocer tu nombre a tus adversarios y para que las naciones se estremeciesen a tu presencia! ¡En tus temibles hechos, los cuales no esperamos, descenderías, los montes se derretirían! Ya que desde antiguo que no han escuchado, no han prestado oídos ni ojo ha visto a un Dios, fuera de ti, que actuase por quien lo espera…

Has salido a encontrar a quien se regocija y a quien practica justicia, que te recuerda en tus caminos. He aquí que tú te enojaste mientras pecábamos contra ellos todo el tiempo, ¿y acaso seremos salvos? Porque todos nosotros éramos como el inmundo, y todas nuestras justificaciones como una prenda con menstruos; decaíamos como una hoja y nuestras iniquidades nos llevaban como el viento. Y no había ninguno que invocara tu nombre, que se sacudiera la modorra para aferrarse a ti, ya que has ocultado tu rostro de nosotros y nos disuelves por medio de nuestras propias iniquidades…

Y ahora, entonces, Yahweh: ¡tú eres nuestro padre! ¡Nosotros somos el barro y tú el que nos da forma! ¡Porque hechura de tu mano somos todos nosotros! ¡No estés tan airado, Yahweh, ni recuerdes para siempre la iniquidad! ¡Mira aquí! ¡Observa, por favor! ¡Todos nosotros somos tu pueblo! ¡Las ciudades de tu santuario han sido un desierto! ¡Sión ha sido un desierto! ¡Jerusalén, un lugar desolado! La casa de nuestro santuario, de nuestra belleza, por la cual te alabaron nuestros ancestros, fue incendiada al fuego, y todos nuestros objetos deseables fueron destinados a la ruina. ¿Acaso te refrenarás sobre estas cosas, Yahweh? ¿Acaso te estarás callado y nos afligirás grandemente?

65

Me dejé indagar por los que no habían preguntado, fui encontrado por los que no me habían buscado. Dije “Aquí estoy, aquí estoy” a una nación que no había invocado mi nombre…

Extendí mis manos todo el día a un pueblo que se aparta, a los que andan en un camino no bueno en pos de sus especulaciones, el pueblo de los que de continuo me provocan a enojo en mi propia cara, que sacrifican en los jardines e inciensan sobre los ladrillos, los que se quedan en las tumbas y pasan la noche en los escondederos, los que comen la carne del cerdo y cuyas ollas son un caldo de cosas abominables, los que dicen “¡Quédate donde estás! ¡No te me acerques, porque te santificaría!” ¡Estos son humo en mi nariz, fuego que arde todo el día! ¡Vean: está escrito ante mí que no callaré, sino que les pagaré y que les pagaré a una, en su propio regazo, por sus iniquidades y por las iniquidades de sus ancestros —ha dicho Yahweh—, los cuales incensaron sobre las montañas y me insultaron sobre las colinas! ¡Así que les habré medido su obra primera en su propio regazo!

Así ha dicho Yahweh: “Tal como si alguno se encontrase con vino nuevo en un racimo de uvas y dijese ‘No lo arruines, que hay bendición en él‘, así haré por causa de mis siervos a fin de no arruinar la totalidad. Y extraeré simiente de Jacob y de Judá uno que posea mis montañas; y mis escogidos heredarán el país y mis siervos habitarán allí. Y será el Sharón para pastura de rebaños, y la hondonada de Ajor un lugar para que se tienda el ganado vacuno para mi pueblo que me buscó… ¡Pero ustedes, los que abandonan a Yahweh —los que se olvidan de mi montaña consagrada, los que preparan mesa para el dios de la Fortuna y los que colman las ofrendas de bebida para el Destino—, a ustedes los he destinado a la espada, por lo cual todos ustedes sucumbirán a la matanza, por cuanto que llamé y no respondieron, hablé y no escucharon, sino que hicieron lo que es malo a mis ojos y escogieron lo que no me agradó!”

Por lo tanto, así ha dicho el Señor Yahweh: “¡Vean: mis siervos comerán y ustedes estarán hambrientos! ¡Vean: mis siervos beberán y ustedes estarán sedientos! ¡Vean: mis siervos se alegrarán y ustedes se avergonzarán! ¡Vean: mis siervos se exultarán por el regocijo del corazón y ustedes darán gritos por el dolor del corazón y aullarán por el quebranto del espíritu!”

Y dejarán sus nombres por juramento para mis escogidos cuando el Señor Yahweh los haya hecho morir, y a mis siervos los llamaré por otro nombre, porque el que se bendiga en la tierra se bendecirá por el Dios firme, y el que jure en la tierra jurará por el Dios firme, ya que las angustias primeras habrán sido olvidadas y habrán quedado ocultas de mis ojos…

Porque véanme a mí, el que crea unos cielos nuevos y una tierra nueva. Pues ya no serán recordadas las cosas primeras ni vendrán ya más a cuento. ¡Gócense y regocíjense para siempre, entonces, en lo que yo crearé! ¡Porque véanme a mí, el que crea a Jerusalén para que sea un regocijo y al pueblo de ella para que sea un gozo! Y me regocijaré con Jerusalén y me gozaré con mi pueblo, y ya no se oirá más en ella una voz de llanto ni una voz de clamor angustiado. Ya no habrá, a partir de entonces, un bebé de días y un anciano que no vayan a colmar sus días, pues el muchachito púber morirá de cien años y el que no alcance a tener cien años será maldito. Y construirán casas y las habitarán; y plantarán huertos y comerán de sus frutos: no construirán y luego será otro el que habita; no plantarán y luego será otro el que come. Pues los días de mi pueblo serán como los días del árbol, y mis escogidos harán usufructo de la hechura de sus manos hasta el fin. No trabajarán arduamente en vano ni darán a luz niños para la consternación, ya que serán simiente de los benditos de Yahweh, ellos y sus descendientes con ellos. Y sucederá que aún antes de que clamen yo les habré respondido; ellos aun estarán hablando y yo estaré escuchando. Un lobo y un corderito se apacentarán como si fuesen uno; un león comerá heno como el buey; y en cuanto a una serpiente, el polvo será su alimento. “¡No harán mal ni dañarán en toda mi montaña consagrada!”, ha dicho Yahweh…

66

Así ha dicho Yahweh: “Los cielos son mi trono y la tierra es el estrado de mis pies: ¿Dónde está esta casa que construyen y dónde este lugar para mi descanso? ¡Todas estas cosas, es mi mano la que las ha hecho! ¡Y es así que son, todas ellas! (oráculo de Yahweh) Pero es a este al que miraré: al afligido de espíritu contrito, que tiembla a propósito de mi Palabra…

“El que faena al buey es como si golpease a un hombre; el que sacrifica al cordero es como si le rompiese el cuello a un perro; el que eleva el humo de su ofrenda es como si ofreciese sangre de cerdo; el que trae a cuento el incienso es como si bendijese a los ídolos. ¡Tal como ellos han escogido sus propias formas y sus almas se han complacido en sus abominaciones, así también yo escogeré para ellos arbitrariedades! ¡Y traeré sobre ellos las cosas que temían, ya que llamé y no hubo quien respondiese, hablé y no escucharon, sino que hicieron lo malo ante mis ojos, y escogieron lo que no me agradó!”

Escuchen una palabra de Yahweh, ustedes, los que tiemblan en pos de su Palabra: sus hermanos que los detestan y que los echan fuera a causa de mi nombre, han dicho “¡Yahweh se glorificará!”… ¡Pero él será visto en la alegría de ustedes, por lo cual ellos quedarán avergonzados! ¡Habrá un ruido de tumulto proveniente de la ciudad! ¡Habrá una voz proveniente del templo! ¡Es la voz de Yahweh, que da la paga a sus enemigos!

Antes de retorcerse en el parto, dio a luz; antes de que le viniese el dolor, parió a un macho. ¿Quién ha oído algo así? ¿Quién ha visto cosas semejantes? ¿Acaso estará el país retorciéndose por un día? ¿Acaso nacerá una nación de una sola vez? ¡Y es que, tan pronto como se retuerza en el parto, Sión dará a luz a sus hijos! “¿Acaso haría yo romper la placenta y no haría nacer? —dice Yahweh—; y siendo yo el que hace nacer, ¿acaso impediré el nacimiento?”, ha dicho tu Dios.

¡Alégrense con Jerusalén y gócense en ella todos los que la aman! ¡Regocíjense con ella con gran regocijo todos los que lamentan con luto por ella, a fin de que mamen y se sacien del pecho de sus consolaciones, a fin de que extraigan su leche y se deleiten en la abundancia de su gloria! Porque así ha dicho Yahweh: “¡Heme aquí, el que extiende hacia ella el bienestar como un río, y la gloria de las naciones como un torrente que inunda! ¡Y ustedes mamarán y serán levantados en brazos y serán mimados sobre las rodillas! Como a alguno al que consuela su madre, así los consolaré a ustedes yo mismo: ¡ustedes tendrán consuelo por Jerusalén! Y verán y se regocijarán sus corazones; y sus huesos florecerán como la hierba cuando la mano de Yahweh sea reconocida para con sus siervos y su indignación para con sus enemigos…”

¡Vean: Yahweh vendrá con fuego —y sus carros, como un tornado— para retaliar con el ardor de su enojo, y su reprensión es con llamas de fuego. Ya que Yahweh entrará en controversia con fuego y con su espada con toda carne, y aumentarán los heridos por Yahweh. Los que se ven a sí mismos como consagrados y se purifican para ir a los jardines en pos de uno que esté en medio de ellos, los que comen la carne del cerdo, lo abominable y el ratón llegarán conjuntamente a su fin (oráculo de Yahweh), ¡pues yo mismo conozco sus hechos y sus especulaciones!

Llega el tiempo de juntar a todas las naciones y las lenguas; y vendrán y verán mi gloria. Y pondré entre ellos una señal; y de entre ellos, los librados, enviaré hacia las naciones —a Tarsis, a Pul, a Lud (los que tensan arco), a Tubál y a Javán, a las costas extranjeras que no han visto mi gloria— y declararán mi gloria entre las naciones; y traerán a todos los hermanos de ustedes desde todas las naciones como una ofrenda para Yahweh —en caballos, en carruajes, en literas, en mulas y en dromedarios— a mi montaña consagrada Jerusalén —ha dicho Yahweh— igual que los hijos de Israel traían la ofrenda en vasija limpia de la casa de Yahweh.

“E incluso de ellos tomaré por sacerdotes levitas —ha dicho Yahweh—, ya que tal como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago permanecen en mi presencia (oráculo de Yahweh), así permanecerá la descendencia de ustedes y el renombre de ustedes.

“Y sucederá que de mes en mes y de día de reposo y en día de reposo vendrá toda carne a hacer reverencia en mi presencia —ha dicho Yahweh— y que al salir verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí —ya que su gusano no muere ni su fuego se apaga—, los cuales serán objeto de aversión para toda carne…”

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