Salmo 123

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El libro de los Salmos contiene una serie de quince composiciones cuyo encabezamiento común —«canción de los ascensos»— parece vincularse, en cierto sentido profético, con aquella experiencia de enfermedad mortal y sanación por la que pasara Ezequías, el rey de Judá en Jerusalén durante los días del profeta Isaías, en cuyo libro profético, más específicamente en su capítulo treinta y ocho, se encuentra consignada la misma. Por mi parte, me pareció más que interesante publicarla aquí traducida del texto hebreo estándar (aunque cotejado, aquí y allá, con sus versiones aramea del Targum, griega y siríaca) e incluyendo algunas notas aclaratorias.


 

Canción de los ascensos. [1]

¡Hacia ti alzaré mis ojos, habitante de los cielos! [2] ¡Mira! Como los ojos de los siervos hacia la mano de sus señores, como los ojos de la sierva hacia la mano de su señora, ¡así mirarán nuestros ojos hacia Yahweh nuestro Dios hasta que nos tenga misericordia!

¡Ten misericordia de nosotros, Yahweh! ¡Ten misericordia de nosotros, porque estamos hartos del desprecio! ¡Harta está nuestra vida de la burla de los que viven a gusto y tranquilos, [3] del desprecio de los orgullosos!

 

Notas

[1] שיר המעלות. El sentido de esta nomenclatura que encabeza los salmos comprendidos entre el 120 y el 134 (con la excepción del 121, que presenta una pequeñísima variante) es ambiguo. Literalmente, podría traducirse este título como «canción de los escalones» o «canción de las gradas»; también, como algunos lo han hecho, como «canción gradual». Todas estas opciones sugieren que los salmos que llevan el título en cuestión fueron compuestos para ser entonados mientras se ascendía por alguna escalinata durante el culto del antiguo templo, o bien que el título en cuestión es una indicación para repetir sus versos siguiendo una melodía de escala tonal ascendente.

[2] הישבי בשמים.

[3] השאננים.

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