Salmo 128

      Comentarios desactivados en Salmo 128
compartir

El libro de los Salmos contiene una serie de quince composiciones cuyo encabezamiento común —«canción de los ascensos»— parece vincularse, en cierto sentido profético, con aquella experiencia de enfermedad mortal y sanación por la que pasara Ezequías, el rey de Judá en Jerusalén durante los días del profeta Isaías, en cuyo libro profético, más específicamente en su capítulo treinta y ocho, se encuentra consignada la misma. Por mi parte, me pareció más que interesante publicarla aquí traducida del texto hebreo estándar (aunque cotejado, aquí y allá, con sus versiones aramea del Targum, griega y siríaca) e incluyendo algunas notas aclaratorias.


 

Canción de los ascensos. [1]

Dichoso todo aquel que teme a Yahweh, aquel que anda en sus caminos. [2]

El producto de tus manos, cuando comas de él, te hará dichoso y te irá bien: tu mujer será como una viña fructífera a los lados de tu casa; tus hijos, como brotes de olivo alrededor de tu mesa…

¡Miren, pues así es como será bendecido el varón que teme a Yahweh!

Te bendecirá Yahweh desde Sión: [3] contempla el bien de Jerusalén todos los días de tu vida y contempla a los hijos de tus hijos…

¡Que haya paz sobre Israel!

 

Notas

[1] שיר המעלות. El sentido de esta nomenclatura que encabeza los salmos comprendidos entre el 120 y el 134 (con la excepción del 121, que presenta una pequeñísima variante) es ambiguo. Literalmente, podría traducirse este título como «canción de los escalones» o «canción de las gradas»; también, como algunos lo han hecho, como «canción gradual». Todas estas opciones sugieren que los salmos que llevan el título en cuestión fueron compuestos para ser entonados mientras se ascendía por alguna escalinata durante el culto del antiguo templo, o bien que el título en cuestión es una indicación para repetir sus versos siguiendo una melodía de escala tonal ascendente.

[2] בדרכיו. El término דרך significa ante todo «camino», y así lo traduzco aquí. Sin embargo, puesto que otra de las acepciones comunes de esta palabra hebrea es también «conducta» (e incluso «manera» y «estilo»), “andar en los caminos de Yahweh” significa el pensar y actuar como él o, cuando menos, dada la falibilidad inherente a toda humanidad, en la forma más parecida posible. Este conocimiento de las formas o del estilo de Yahweh es, precisamente, el que alcanzan aquellos que comienzan por temerlo. De ahí la bendición que en este salmo se declara sobre estos últimos.

[3] En un registro escatológico —y ciertamente tal es el registro en el que se ha de leer la inmensa mayoría, si es que no la totalidad de los salmos— Sión es la sede central del reino de Dios, donde se encuentra su trono y su morada, así como también donde moran sus santos. Así, en el Nuevo Testamento, el autor de la carta a los Hebreos, dice a sus destinatarios: “Pero ustedes han venido al monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo —la Jerusalén celestial—, a la compañía de diez millares de ángeles, a una asamblea general y a la congregación de los primogénitos registrados en el cielo, a Dios el juez de todos, a los espíritus de los justos perfeccionados, a Jesús, el mediador de un pacto renovado y a la sangre del rociamiento que habla mejor que la de Abel…” (Hebreos 12:22-24)

Print Friendly, PDF & Email