Salmo 132

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El libro de los Salmos contiene una serie de quince composiciones cuyo encabezamiento común —«canción de los ascensos»— parece vincularse, en cierto sentido profético, con aquella experiencia de enfermedad mortal y sanación por la que pasara Ezequías, el rey de Judá en Jerusalén durante los días del profeta Isaías, en cuyo libro profético, más específicamente en su capítulo treinta y ocho, se encuentra consignada la misma. Por mi parte, me pareció más que interesante publicarla aquí traducida del texto hebreo estándar (aunque cotejado, aquí y allá, con sus versiones aramea del Targum, griega y siríaca) e incluyendo algunas notas aclaratorias.


 

Canción de los ascensos. [1]

Acuérdate, Yahweh, de David y de toda su aflicción, el cual juró a Yahweh y prometió al Fuerte de Jacob: “No entraré en la tienda de mi hogar ni me iré a la cama, [2] ni concederé el sueño a mis ojos o a mis párpados el adormecimiento hasta que encuentre un lugar para Yahweh, aposentos [3] para el Fuerte de Jacob…”

¡Miren: la oímos en Efrata y la hallamos en los campos del bosque! ¡Vayamos a sus aposentos! [4] ¡Postrémonos ante el estrado de sus pies!

¡Levántate, Yahweh, al lugar de tu descanso, tú y el arca de tu fuerza! ¡Tus sacerdotes se vestirán de justicia y tus piadosos se regocijarán! ¡Por David, tu siervo, no vuelvas tu rostro de tu ungido!

Juró Yahweh a David con verdad y no se desdecirá de ello: “Del fruto de tu vientre [5] he de poner sobre tu trono. Y si tus hijos observasen mi pacto y este testimonio mío que yo les enseñaré, también sus hijos se sentarán en tu trono por siempre…” [6]

Y es que Yahweh ha escogido a Sión: [7] la ansió para morada suya, diciendo: “Este será mi lugar de descanso por siempre, [8] porque lo he ansiado. Bendeciré grandemente su provisión y saciaré a sus pobres de pan. Y en cuanto a sus sacerdotes, los vestiré de salvación, al tiempo que sus piadosos darán gritos de júbilo. Allí haré retoñar el poder [9] de David, dispondré una lámpara para mi ungido. A sus enemigos vestiré de vergüenza, pero sobre él florecerá su corona…” [10]

 

Notas

[1] שיר המעלות. El sentido de esta nomenclatura que encabeza los salmos comprendidos entre el 120 y el 134 (con la excepción del 121, que presenta una pequeñísima variante) es ambiguo. Literalmente, podría traducirse este título como «canción de los escalones» o «canción de las gradas»; también, como algunos lo han hecho, como «canción gradual». Todas estas opciones sugieren que los salmos que llevan el título en cuestión fueron compuestos para ser entonados mientras se ascendía por alguna escalinata durante el culto del antiguo templo, o bien que el título en cuestión es una indicación para repetir sus versos siguiendo una melodía de escala tonal ascendente.

[2] אם־אעלהעל־ערש יצועי. Literalmente, “no subiré al estrado de mi lecho”.

[3] משכנות.

[4] משכנותיו.

[5] מפרי בטנך. Traduzco aquí esta expresión literalmente, pese a su extrañeza.

[6] עדי־עד.

[7] En un registro escatológico —y ciertamente tal es el registro en el que se ha de leer la inmensa mayoría, si es que no la totalidad de los salmos— Sión es la sede central del reino de Dios, donde se encuentra su trono y su morada, así como también donde moran sus santos. Así, en el Nuevo Testamento, el autor de la carta a los Hebreos, dice a sus destinatarios: “Pero ustedes han venido al monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo —la Jerusalén celestial—, a la compañía de diez millares de ángeles, a una asamblea general y a la congregación de los primogénitos registrados en el cielo, a Dios el juez de todos, a los espíritus de los justos perfeccionados, a Jesús, el mediador de un pacto renovado y a la sangre del rociamiento que habla mejor que la de Abel…” (Hebreos 12:22-24)

[8] Ver la nota 6.

[9] קרן. Literalmente, «cuerno».

[10] נזרו. Se trata de una corona de consagración, como la consagración de un nazareo (נזיר) o un sumo sacerdote (ver Éxodo 39:30).

 

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