Jonás

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Dentro de los libros que componen las Escrituras, pocos hay tan mal entendidos —y, por ende, tan subestimados— como el libro del profeta Jonás. Todos o casi todos parecen haber visto en él apenas una historia ingenua, casi infantil, acerca del trato de Dios con los hombres. Sin embargo, según se lee en los evangelios sinópticos, ha sido el mismísimo Jesús quien validó el mensaje profético de la historia de Jonás señalándolo como un tipo y sombra del Hijo del Hombre. Es esta importancia manifiesta del libro la que me ha llevado a traducirlo del hebreo y a publicarlo aquí.


 

1

Sucedió que vino la palabra de Yahweh a Jonás, hijo de Amitai, diciendo: “Levántate, ve a Nínive, la gran ciudad, y pregona contra ella, porque la maldad de ellos ha subido hasta mi presencia”. Pero Jonás se levantó para huir hacia Tarsis de la presencia de Yahweh y descendió a Jope. Y hallando un barco que se dirigía a Tarsis, pagó el pasaje y entró en él para irse con ellos a Tarsis, alejándose así de la presencia de Yahweh.

Entonces Yahweh lanzó un gran viento hacia el mar. Y hubo en el mar una gran tormenta, por lo que se pensó que el barco se quebraría. Y los marineros se atemorizaron e invocaron cada cual a su dios. Y echaron al mar la carga que había en el barco para alivianarlo. [1] Pero Jonás se bajó a los lados de la nave y se echó a dormitar.

Entonces se acercó a él el principal de abordo [2] y le dijo: “¿Qué tienes, dormilón? ¡Levántate e invoca a tu Dios! ¡Acaso Dios nos tenga en consideración y no perezcamos!” Y dijo cada cual a su compañero: “¡Vamos a echar suertes y así sabremos de quién es que nos viene este mal!” Y echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás. Y le dijeron: “¡Cuéntanos ahora a propósito de qué nos viene este mal! ¿Cuál es tu oficio y de dónde vienes? ¿Cuál es tu país y de qué pueblo provienes?” Y él les dijo: “Soy hebreo y temeroso de Yahweh, el Dios del cielo que hizo el mar y la tierra firme”. [3] Y temieron aquellos hombres con un gran temor; entonces le dijeron: “¿Qué es esto que has hecho?” Pues supieron aquellos hombres que era de la presencia de Yahweh que él estaba huyendo, ya que él mismo se los contó.

Entonces le dijeron: “¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete?” Y es que el mar se ponía cada vez más tormentoso. [4] Él les dijo: “Álcenme y arrójenme al mar y el mar se les aquietará, pues sé que es por mí que esta gran tormenta ha venido sobre ustedes”. Y los hombres remaron para hacer regresar la nave a tierra firme; pero no lo consiguieron, porque el mar se les ponía cada vez más tormentoso. Y fue así que invocaron a Yahweh, diciendo: “¡Te suplicamos, Yahweh! ¡No perezcamos nosotros por la vida de este hombre! ¡No nos hagas cargo de sangre inocente! ¡Pues tú, Yahweh, hiciste según has querido!” Y alzaron a Jonás y lo lanzaron al mar. Y el mar detuvo su furia. Y aquellos hombres temieron con un gran temor a Yahweh. Y sacrificaron a Yahweh y le hicieron votos... [5]

Y Yahweh tenía preparado un gran pez para que engullese a Jonás. Y Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches.

2

Y oró Jonás a Yahweh su Dios desde el vientre del pez. Y dijo:

Invoqué a Yahweh debido a la angustia que vino sobre mí, [6] y él me respondió. Desde el vientre del Seol clamé y él atendió a mi voz…

 ¡Me echaste a las profundidades, en el corazón de los mares, y la corriente me rodeó! ¡Todas tus rompientes y tus olas pasaron por encima de mí! Y dije: “He sido descastado de delante de tus ojos; sin embargo, aún miraré hacia tu santo templo. Las aguas me ciñeron hasta el alma: el abismo me rodea, el alga se enreda a mi cabeza. He descendido a los fundamentos de los montes. La tierra me ha aherrojado en forma permanente. [7] ¡Pero tú sacarás mi vida de la mazmorra, [8] Yahweh, mi Dios! ¡Al desfallecer mi alma a propósito de mí mismo, [9] te recordé a ti, Yahweh! ¡Y hacia ti fue mi oración, hacia tu santo templo!

 Los que están pendientes de las vacuas cosas pasajeras abandonan su bondad. Pero yo te ofreceré sacrificio con voz de agradecimiento: cumpliré aquello que prometí. ¡La salvación es de Yahweh!

Y Yahweh dio orden [10] al pez y este vomitó a Jonás en la tierra firme.

3

Y sucedió que vino la palabra de Yahweh a Jonás por segunda vez, diciendo: “Levántate, ve a Nínive, la gran ciudad, y pregona contra ella el pregón que yo te hablo”. Y Jonás se levantó y fue hacia Nínive conforme a la palabra de Yahweh. Y Nínive era una gran ciudad para Dios, [11] de tres días de caminata. Y Jonás comenzó a entrar en la ciudad —como la caminata de un día— y clamaba, diciendo: “¡De aquí a cuarenta días, Nínive será destruida!” [12]

Y los hombres de Nínive creyeron a Dios y proclamaron ayuno; y vistieron cilicio, desde los más importantes hasta los más insignificantes de ellos. Y el asunto alcanzó al rey de Nínive, el cual se levantó de su trono y, despojándose de su investidura, [13] se revistió de cilicio y se sentó sobre la ceniza. E hizo anunciar en voz alta y decir en Nínive por decreto del rey y de sus hombres prominentes: “Que tanto los humanos como animales, tanto el ganado vacuno como el ovino, no gusten cosa alguna: que no se los alimente y que no beban agua. En cambio, se cubrirán de cilicio, tanto humanos como animales, e invocarán con fuerza a Yahweh. Y vuélvase cada uno de su mala conducta y del expolio [14] que hay en las palmas de sus manos. ¡Quién sabe! ¡Puede que se arrepienta y se aplaque Dios y se vuelva del ardor de su enojo y no perezcamos!”

Y Dios vio sus hechos, que se volvieron de sus malas conductas, y se aplacó Dios sobre el mal que había dicho de hacerles, y no lo hizo.

4

Pero Jonás sintió un gran malestar y se enfureció. Y oró a Yahweh diciendo: “Te imploro Yahweh, ¿no es esto lo que dije al estar aún en mi tierra? Es por ello que me apresuré en huir hacia Tarsis, porque sabía que tú eres un Dios bondadoso y compasivo, tardo para airarte y grande en misericordia y que se arrepiente del mal. [15] Ahora, por lo tanto, Yahweh, ¡quítame la vida! ¡Porque prefiero morir a seguir viviendo!”

Y Yahweh le dijo: “¿Te hace bien tanto enojo?”

Entonces Jonás salió de la ciudad y se ubicó al este de la ciudad. Y se hizo allí una tienda y se instaló debajo de ella, a la sombra, hasta que viese lo que iría a suceder en la ciudad. Y Yahweh Dios dispuso una calabacera que creciese por sobre Jonás para hacer sombra sobre su cabeza y así librarlo de su malestar. Y Jonás se alegró en grande por la calabacera. Entonces, al alba del día siguiente, Dios dispuso un gusano que hirió a la calabacera, y esta se secó. Y sucedió que, al salir el sol, Dios dispuso un calurosísimo viento del este. Y el sol hirió la cabeza de Jonás; y este desfallecía y pedía que le llegase la muerte, [16] diciendo: “¡Prefiero morir a seguir viviendo!”

Entonces Dios dijo a Jonás: “¿Te beneficia tanto enojo por la calabacera?” Y él respondió: “¡Me hace bien tanto enojo! ¡Hasta la muerte!” Y dijo Yahweh: “Te compadeciste de la calabacera, en la cual no trabajaste arduamente ni la hiciste crecer, que en el espacio de una noche vino a ser y en el espacio de una noche pereció, ¿y no me compadeceré yo de Nínive, la gran ciudad en la que hay más de ciento veinte mil seres humanos que no distinguen entre su derecha y su izquierda, y muchos animales?

 

Notas

[1] להקל מעליהם. Literalmente, “para alivianar de ellos”.

[2] רב החבל.

[3] היבשה. Literalmente, “la tierra seca”.

[4] הולך וסער.

[5] Es decir que le hicieron una promesa solemne, muy probablemente de reverenciarlo como a Dios.

[6] מצרה לי.

[7] הארץ ברחיה בעדי לעולם.

[8] שחת.

[9] בהתעטף נפשי עלי.

[10] יאמר. Literalmente, “dijo”.

[11] לאלהים.

[12] נהפכת. Literalmente, «subvertida». La idea es la de algo que es puesto del revés, es decir, llevado al estado opuesto en el que venía siendo.

[13] אדרת. Es decir, una vestidura espléndida que señala, también, la dignidad y la autoridad de quien la lleva puesta.

[14] חמס.

[15] Es decir, del mal con que Dios amenazó a Nínive.

[16] וישאל את־נפשו למות.

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