De todos los salmos que componen el libro del mismo nombre, el Salmo 117 resulta ser el más breve, ya que está compuesto de sólo dos versículos. Sin embargo, el cuadro futuro que presenta es tan claro como glorioso: todas las naciones y todos los pueblos alabarán un día a Yahweh por su bondad para con su pueblo, la cual no es sino un ejemplo adelantado de su fidelidad para con todos los seres humanos a los que ha creado con tanto amor. En sus pocas palabras se encuentra, por lo tanto, compendiado su propósito para con toda la humanidad.
¡Alaben a Yahweh, naciones todas! ¡Ensálcenlo todos los pueblos! ¡Ya que ha prevalecido sobre nosotros su bondad, y la fidelidad de Yahweh es permanente!
¡Alaben a Yah!
