Dentro de la serie de salmos atribuida a los hijos de Córaj, el Salmo 85 porta consigo una gran revelación dada como al pasar. En efecto, mientras que el mismo parece tratar principalmente sobre el ruego del pueblo dirigido a Yahweh en pos de su restauración, lo que en verdad despliega —en figuras que sólo podría reconocer quien tuviese el tipo de discernimiento que procede del espíritu de Dios— no es otra cosa que el orden de la justicia para justificación de quienes irán a creer las buenas nuevas a anunciarse en nuestros propios días, los últimos de la era.
Al director. De los hijos de Córaj. Salmo.
Has mostrado, Yahweh, favor a tu país, has regresado a la cautividad de Jacob. Has quitado la iniquidad de tu pueblo, has cubierto todos sus pecados (selah). Has retraído todo tu enojo, te has vuelto del ardor de tu indignación.
¡Restáuranos, Dios de nuestra salvación, y haz cesar tu ira para con nosotros! ¿Estarás acaso enojado con nosotros por siempre? ¿Prolongarás tu indignación de generación en generación? ¿Acaso no volverás tú a darnos vida, de manera de que tu pueblo se alegre en ti? ¡Haznos ver, Yahweh, tu bondad, y danos tu salvación!
Escucharé lo que hablará el Dios Yahweh, ya que hablará paz a su pueblo y a sus bondadosos… Y también, ¡que no se vuelvan ellos a la estupidez!
Ciertamente, cercana a los que te temen está tu salvación, para que habite la gloria en nuestro país. La gracia y la verdad se han encontrado; la justicia y el bienestar se han besado: la verdad brotará de la tierra; y la justicia, desde el cielo, se inclinará a supervisar. Dará también Yahweh el bien y nuestro país dará el producto de su suelo. La justicia andará delante de él y él pondrá sus pasos por camino.