Salmo 143

      Comentarios desactivados en Salmo 143
compartir

Dentro de los salmos atribuidos a David, el Salmo 143 se ubica entre aquellos en los que el espíritu de la profecía extiende el sentido en el tiempo para dar voz a la súplica del siervo del Señor en el final de la era. En el caso presente, es desde dicho tiempo que se plantea una meditación en las obras efectuadas por Yahweh en los días de antaño o del oriente, ya que es así, en verdad, con este doble sentido, que se ha de entender la expresión «yamim miquedem» y otras similares que frecuentan los textos del Antiguo Testamento.


 

Salmo de David

¡Oye, Yahweh, mi oración! ¡Presta oídos a mis súplicas! ¡Respóndeme con tu fidelidad, con tu justicia! ¡Y no vengas a juicio con tu siervo, ya que nadie que esté vivo se justificará en tu presencia! Y es que un enemigo ha perseguido mi alma; ha aplastado contra la tierra mi vida; me ha hecho morar en las oscuridades como los muertos de hace mucho. Y así, mi espíritu desfallece en mí; y mi corazón, dentro de mí, está desolado…

Recordé los días de antaño, medité en todas tus obras y reflexiono sobre la hechura de tus manos. Extendí mis manos hacia ti; mi alma, como la tierra sedienta, en pos de ti… (selah)

¡Apresúrate, Yahweh! ¡Respóndeme! ¡Mi espíritu está terminado! ¡No ocultes tu rostro de mí ni venga yo a parecerme a los que descienden a la fosa! ¡Hazme oír tu bondad por la mañana, ya que en ti he puesto mi certeza! ¡Hazme saber este tu camino en que yo vaya a andar, ya que hacia ti he levantado mi alma! ¡Líbrame, Yahweh, de mis enemigos, ya que en pos de ti he ido por refugio! ¡Enséñame a hacer tu voluntad, pues tú eres mi Dios: tu buen espíritu me guiará por una tierra de rectitud!

Por causa de tu nombre, Yahweh, me vivificarás con tu justicia y sacarás mi alma de la angustia. Por tu bondad, cortarás a mis enemigos y harás desvanecerse a todos los que angustian mi alma, ya que yo soy tu siervo.