Pese a ser uno de los más breves de toda la colección del Libro de los Salmos, el Salmo 15 —atribuido a David— resulta de un interés muy particular. En él, una simple pregunta deriva en una guía para transitar la vida en esta era presente que ya se termina, de manera de alcanzar la dicha en la era venidera pronto a comenzar, aquella en la que el reino de Dios tendrá un inicio visible entre los hombres. Por lo demás, que el salmo profetiza de la era venidera queda de manifiesto en la pregunta misma que le da inicio.
Salmo de David
Yahweh, ¿quién morará en tu tienda? ¿Quién habitará en tu monte santo?
El que se conduce con integridad, el que obra justicia y habla verdad consigo mismo. El que no calumnia con su lengua ni hace mal a su prójimo ni porta consigo ninguna burla despreciativa contra aquel al que tiene cerca. Aquel a cuyos ojos es menospreciado el desechado por Dios, pero honra a los que temen a Yahweh; El que jurando en su propio perjuicio, no cambia luego. Aquel que no haya dado su dinero a usura ni admitido un soborno en contra de un inocente. Quien estas cosas practica, no tambaleará en su camino a la era que viene.