Atendiendo al título que encabeza su texto hebreo original —el cual alude a «doncellas»— el Salmo 9 remite la atención del lector al Salmo 46, con la salvedad de que este último se encuentra enunciado desde un plural, mientras que en el primero es sólo uno el que habla, a saber, David. El tema de ambos salmos es, por lo demás, el de la derrota de las naciones que irían en contra de Yahweh y de su pueblo en el final de la era, en el tiempo previo en que Sión sería establecida como asiento de juicio de la humanidad.
Al director. “Doncellas para el hijo”. Salmo de David.
¡Te doy gracias, Yahweh, con todo mi corazón! ¡Contaré de todos tus portentos! ¡Me alegraré y me regocijaré en ti! ¡Cantaré a tu altísimo nombre!
Al volverse mis enemigos hacia atrás, cayeron y perecieron de delante de tu presencia. Porque has efectuado mi sentencia y mi juicio, te has sentado en un trono como un juez de justicia. Has reprendido a naciones, has aniquilado al impío: el nombre de ellos has borrado por la era y aun más allá. El enemigo terminó en ruinas hasta lo último; y las ciudades que arrancaste, su recuerdo se desvaneció con ellas.
Pero Yahweh se sentará por toda la era, ha dispuesto su trono para juicio. Y es él quien juzgará al mundo con justicia, presidirá en juicio a las naciones con rectitud. Y será Yahweh un refugio para el que está hundido en la opresión, un refugio para los tiempos de la angustia. En ti pondrán su certeza los que reconocen tu nombre, ya que no has abandonado, Yahweh, a los que te buscan.
¡Canten a Yahweh, el que habita en Sión! ¡Relaten entre los pueblos sus hechos! Pues el que reclama las sangres los ha recordado, no se ha olvidado del clamor de los afligidos.
¡Muéstrame tu gracia, Yahweh! ¡Ve la aflicción que me ha venido por los que me detestan, tú, que me elevas desde los portales de la muerte a fin de que cuente todas tus alabanzas en los portales de la hija de Sión! ¡Me regocijaré en tu salvación!
Se han hundido naciones en la fosa que hicieron: ¡en esta su red que habían ocultado fueron atrapados sus propios pies! Yahweh ha sido reconocido por el juicio que hizo; el impío fue enlazado en la obra de sus palmas. Higaión (selah) ¡Los impíos retornarán al Seol, todas las naciones que se olvidan de Dios! Ya que no olvidará al pobre hasta el fin, ni se esfumará la esperanza de los afligidos por más tiempo.
¡Levántate, Yahweh! ¡No se fortalezca la humanidad mortal! ¡Sean juzgadas las naciones en tu presencia! ¡Pon, Yahweh, terror en ellas! ¡Que reconozcan las naciones que no son, todas ellas, sino hombres mortales! (selah)
