Salmo 25

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El salmo 25 es una oración de David en la que este recuerda a Yahweh su espera en pos de la liberación en medio de fuertes sentimientos de soledad y aflicción, propiciados por la traición y por el odio inclaudicable de quienes se le volvieron enemigos gratuitamente. Dicho contexto propicia una serie de declaraciones importantísimas respecto de quiénes son aquellos que llegarán a conocer el pacto de Yahweh, un pacto fundado en la gracia y en la lealtad que él demuestra a aquellos que esperan en él en todo tiempo para el perdón de sus pecados y de sus iniquidades.


 

De David

¡Hacia ti, Yahweh, levantaré mi alma! ¡Dios mío, en ti he puesto mi certeza! ¡Que no sea yo avergonzado, que no se exulten mis enemigos sobre mí! Aunque, por otra parte, ninguno de los que espera en ti será avergonzado, sino que serán avergonzados los que traicionan por nada.

Muéstrame, Yahweh, tus caminos; enséname tus sendas. Encamíname con tu verdad y enséñame, pues tú eres el Dios de mi salvación. ¡Es a ti a quien he esperado todo el día! ¡Acuérdate, Yahweh, de tus misericordias y de tus bondades, ya que estas son desde siempre! No traigas a la memoria los pecados de mi adolescencia y mis transgresiones. Conforme a tu bondad, ¡acuérdate tú de mí, Yahweh, por el amor de tu bien!

Bueno y recto es Yahweh; por ello, él mismo enseñará a los pecadores en el camino; encaminará a los humillados en el juicio y enseñará a los afligidos su camino. Todas las sendas de Yahweh son bondad y lealtad para los que guardan su pacto y sus testimonios. ¡Por el amor de tu nombre, Yahweh, perdonarás mi iniquidad, ya que esta es mucha!

¿Quién será el hombre que teme a Yahweh? Este le enseñará el camino que ha de escoger. Su alma se alojará en el bien y su descendencia heredará la tierra. La intimidad de Yahweh es con aquellos que le temen; y es a estos que les hará conocer su pacto. Mis ojos siempre miran hacia Yahweh, ya que él es quien sacará mis pies de la red.

¡Vuélvete hacia mí y muéstrame tu gracia, porque yo estoy solo y afligido! Se han ensanchado las angustias de mi corazón, ¡sácame de mis congojas! ¡Mira mi aflicción y mi arduo trabajo y quita todos mis pecados! ¡Mira cómo se han aumentado mis enemigos y cómo me aborrecen con un odio cruel! ¡Cuida mi vida y líbrame! ¡Que no sea yo avergonzado, ya que en ti me he refugiado! ¡Que la integridad y la rectitud me guarden, ya que es en ti que he esperado!

¡Redime, Dios, a Israel de todas sus angustias!

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