El título de encabezamiento del Salmo 54 identifica con bastante elocuencia el asunto que lo inspirara. Se trata de un episodio en la vida de David de cuando el rey Saúl lo buscaba para matarlo, ocasión en que los de Zif fueron a delatar ante este la presencia en su territorio de aquel a quien tan obsesiva y fieramente perseguía. Esta circunstancia, seguida de que David pudo burlar nuevamente a Saúl y distinguir a los zifitas por lo que eran, es la que habría hecho de este salmo un masquíl, es decir, una composición para brindar o inspirar el discernimiento.
Al director. Con instrumentos de cuerda. Masquíl de David. De cuando vinieron los zifitas y dijeron a Saúl “¿Acaso David no se oculta con nosotros?”
¡Líbrame, Dios, con tu nombre! ¡Y contiende por mí con tu vigor! ¡Escucha, Dios, mi oración, y presta oídos a los dichos de mi boca! Pues extraños se han levantado contra mí y han buscado mi vida hombres violentos que no han puesto a Dios enfrente de sí (selah)…
He aquí que Dios es quien me ayuda, mi Señor está con quienes sustentan mi vida. El mal regresará sobre mis adversarios. ¡Córtalos con tu fidelidad!
¡Te ofreceré un sacrificio espontáneo! Alabaré agradecido a tu nombre, Yahweh, porque es bueno, ya que me ha librado de toda angustia y mis ojos han reconocido a mis enemigos.