El salmo 65 es una canción profética acerca de la era venidera como el tiempo en que Sión —sede central del reino de Dios— será establecida como el gozo de la tierra, del mar y de sus más remotos confines, aunque no sin que antes se haya calmado el tumulto de las naciones ignorantes de la justicia sobre la que Sión reposa. El salmo presenta, de hecho, importantes afinidades lingüísticas con el libro de Zacarías, en el que el sumo sacerdote Josué es coronado y designado «Renuevo» como un tipo del Cristo en su función de rey y sumo sacerdote.
Al director. Salmo de David. Canción.
A ti, Dios, el silencio expectante, la alabanza en Sión; y a ti, también, será cumplido el voto. Oidor, como eres, de la oración, hasta ti vendrá toda carne. Los asuntos inicuos me han superado en vigor: tú mismo, pues, cubrirás nuestras transgresiones.
Dichoso aquel a quien tú escoges y atraes, pues residirá en tus atrios. Nos saciaremos del bien de tu casa, pues consagrado es tu templo. ¡Cosas temibles nos responderás en tu justicia, Dios de nuestra salvación, certeza de los más remotos confines de la tierra y del mar!
¡Tú, el que establece los montes con su fuerza, ceñido de valentía! ¡Tú, el que calma el estruendo de mares, el estruendo de sus olas y de la multitud de naciones! Por lo cual, los que habitan en los confines temerán de tus señales. Tú harás que las salidas de la mañana y el crepúsculo se regocijen con algarabía…
Has visitado el país y lo riegas: lo enriquecerás en grande. El canal de Dios se ha llenado de agua: establecerás el grano de ellos cuando así lo dispongas. Riegas sus surcos, haces descender sus afluentes; lo suavizas con lluvias y bendices su renuevo. ¡Ya has coronado el año de tus bienes, por lo cual sus circuitos destilarán grosura! ¡Destilarán las pasturas del desierto y el regocijo de las colinas por todos sus costados! ¡Los carneros del rebaño se han vestido y los valles se cubrirán de grano! ¡Gritarán de júbilo e incluso cantarán!