Salmo 64

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El Salmo 64 es otro de los salmos de David dirigido «Al director», lo cual le da un decidido tono profético. El mismo propone, en su aparente sencillez, un asunto muy importante dentro del propósito general de Dios. En él, el salmista presenta el caso de quienes todo lo juzgan según la naturaleza humana con la intención de condenar al íntegro en base a sus debilidades, es decir, no otras que las mismas debilidades que configuran a sus propias experiencias humanas. Sin embargo, la diferencia en favor del íntegro respecto de los impíos es el discernimiento del propósito de Dios.


 

Al director. Salmo de David.

Escucha, Dios, la voz de mi soliloquio. Preserva mi vida del temor al enemigo. Escóndeme del consejo de los impíos, de la maquinación de los que obran vacuidad, los cuales han afilado sus lenguas como la espada y han apuntado sus flechas —un asunto amargo— para disparar desde sus escondites a un íntegro. Le disparan repentinamente y no temen. Se obstinan en un mal asunto; ensayan el tender anzuelos, pues han dicho “¿Quién nos ve?” Investigan iniquidades; han llevado a cabo una investigación exhaustiva en lo interior de un hombre y en lo profundo de su corazón…

Sin embargo, Dios les disparará una flecha y sus heridas serán repentinas. ¡Caerán ellos mismos por sus propias lenguas! ¡Huirá espantado todo aquel que los vea! Y así temerán todos los seres humanos y declararán la obra de Dios y discernirán su acción. Se alegrará el justo en Yahweh y se refugiará en él; y se exultarán todos los rectos de corazón.