Dentro del grupo de salmos de los hijos de Córaj, el Salmo 48 es una profecía que presenta una sutil pero cierta correspondencia temática con el Salmo 45. En él, el Hijo de Dios, quien presidirá como un gran rey la era venidera, es alabado en el monte de Sión. Pero lo que hace tan interesante a este salmo es que dicha alabanza es en verdad una anticipación profética de aquellos que durante la era presente aguardan con ansias el pleno cumplimiento de todas las promesas que Dios hiciera a su pueblo por medio de sus profetas y sus apóstoles.
Canción. Salmo de los hijos de Córaj.
¡Grande es Yahweh, y digno de ser alabado a lo grande en la ciudad de nuestro Dios, el monte de su santo! ¡Hermoso en su altura, regocijo de todo el país es el monte de Sión en los fondos del norte, la ciudad de un gran rey!
Dios, en sus palacios, es conocido por lugar alto de refugio. Porque he aquí que los reyes se congregaron y a una se pasaron de la línea. Pero ellos lo vieron; por lo tanto, se maravillaron, se pusieron nerviosos y se apresuraron a huir. El temblor se apoderó allí de ellos, dolor como de la que está de parto.
¡Con el viento del oriente quebrarás tú las naves de Tarsis! ¡Tal como lo hemos escuchado, así lo hemos visto en la ciudad de Yahweh de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios! Es para una era que la está preparando Dios (selah).
¡Nos hemos imaginado, Dios, tu bondad en medio de tu templo! Tal como lo es tu nombre, Dios, así es tu alabanza en todos los confines de la tierra, ¡tu derecha está llena de justicia! ¡Se alegra el monte de Sión, se regocijan las hijas de Judá con motivo de tus juicios! ¡Rodeen a Sión y caminen y háganle una ronda! ¡Cuenten sus torres! ¡Presten atención a su antemuro! ¡Consideren con precisión sus palacios a fin de contarle a la última generación! ¡Ya que este es Dios, nuestro Dios por una era y más allá! ¡Él nos guía por encima de la muerte!