El Salmo 140 es el último de los cincuenta y tres que integran la serie dedicada «Al director» en el Libro de los Salmos, siendo la única otra instancia donde se encuentra dicho título la oración del profeta Habacuc, en el tercer y último capítulo del libro del mismo nombre. El salmo es una profecía en la que el siervo del Señor se dirige a este a propósito de los hombres que en el final de la era llegarían al colmo de la crueldad en su recurrencia a la coerción, luego de lo cual caerían para no volver a levantarse.
Al director. Salmo de David.
Tú me quitas, Yahweh, de entre la humanidad abocada al mal; me preservas de los hombres dados a las coerciones, los cuales han tramado males en su corazón y todo el día albergan contiendas. ¡Han afilado sus lenguas como una serpiente! ¡Veneno de áspides hay bajo sus labios! (selah) Tú me cuidas, Yahweh, de las manos de un impío; me preservas de los hombres dados a las coerciones que han tramado derribar mis pasos. ¡Los que están enorgullecidos me han escondido una trampa con cuerdas, una red junto al sendero, han puesto anzuelos para mí! (selah)
He dicho a Yahweh: “Tú eres mi Dios; tú prestas oídos, Yahweh, a la voz de mis súplicas. Yahweh, mi Señor, fuerza de mi salvación, tú has puesto a cubierto mi cabeza en el día de las armas. No concederás los deseos de un impío. No prosperarás su malvado plan, ya que se exaltarían!” (selah)
¡El arduo y amargo trabajo de los labios de los que me rodean los cubrirá totalmente! ¡Se deslizarán sobre ellos brasas de fuego! ¡Caerán en pozos profundos de los que no saldrán de ninguna manera! ¡El hombre que se apoya en su lengua, en manera alguna será establecido en la tierra! ¡Al hombre dado a la coerción, el mal lo perseguirá como un cazador hasta echarlo abajo! Pero yo ya he sabido que en el juicio Yahweh tomará la causa del afligido y el derecho de los necesitados…
