Con varias y fuertes reminiscencias lingüísticas de la segunda parte del libro de Isaías, el Salmo 149 forma parte de la serie de composiciones que hacen mención de la nueva canción que sólo podrían aprender aquellos que —al final de la era, a manera de primeros frutos— redimirá el Corderito, figura central en el libro de Apocalipsis. Así, la visión en él se ubica claramente en el comienzo de la era venidera, un momento crucial en que el Hijo de Dios ejecutará, junto a los suyos, juicio sobre las naciones y sus poderosos, al tiempo que corregirá a los pueblos.
¡Alaben a Yah!
¡Canten a Yahweh una canción nueva, su alabanza en la asamblea de los que experimentaron gracia!
¡Israel se alegra en su hacedor y los hijos de Sión se regocijan en su rey! ¡Alaben su nombre con danza al son de pandero y arpa, cántenle salmos! ¡Pues es Yahweh quien se complace en su pueblo! ¡Da hermosura a los afligidos con su liberación! ¡Se alegran estrepitosamente en la gloria los que experimentaron gracia! ¡Dan gritos de victoria sobre sus camas, con exaltaciones de Dios en sus gargantas y espada de dos filos en sus manos! ¡Para ejecutar venganza entre las naciones, castigos para corrección en los pueblos! ¡Para apresar reyes con grilletes y a los que han sido honrados por ellos con cadenas de hierro! ¡Para ejecutar en ellos el juicio que está escrito! ¡Majestad será ello para todos los suyos que experimentaron gracia!
¡Alaben a Yah!