El libro del profeta Hageo —el más breve de todos los libros de los Doce Profetas— es previo al del profeta Zacarías, con el cual mantiene una fuerte complementariedad profética. Esto último se ve en el hecho de que, como en el caso de Zacarías, incluye una datación de lo más estricta vinculada con la construcción del templo definitivo de Yahweh en los últimos días de esta era. Todo ello ocurriría durante un período en el que todos los gobiernos de las naciones serían debilitados como preludio de la llegada del deseo de todas las naciones, es decir, del Cristo.
1
En el año dos del rey Darío, en el mes sexto, en el día uno del mes, vino un asunto de Yahweh por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Shealtiel, el gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, el sumo sacerdote, para decir: “Así ha dicho Yahweh de los ejércitos, diciendo: este pueblo ha dicho: ’No ha llegado el tiempo, el tiempo de que la casa de Yahweh sea construida‘.”
Y vino el asunto de Yahweh por medio del profeta Hageo, diciendo: “¿Acaso es el tiempo para ustedes, ustedes, de habitar en sus casas con cielo raso mientras que esta casa está desolada?” Entonces, ahora, así ha dicho Yahweh de los ejércitos: “Pongan mucha atención en sus caminos. Han sembrado mucho y han recogido poco; comen y no hay saciedad; han bebido y no hay borrachera; se visten y no hay calor en ello; y el que trabaja a sueldo, echa su sueldo en una cartera agujereada…” Así ha dicho Yahweh de los ejércitos: “Pongan mucha atención en sus caminos. Suban al monte, traigan madera y construyan la casa. Y me complaceré en ella y seré glorificado”, ha dicho Yahweh. “Buscan mucho y he aquí que es poco; y al traerlo a la casa, yo ya lo he quitado de un soplo. ¿Y debido a qué? (oráculo de Yahweh de los ejércitos) ¡Debido a mi casa, la cual está desolada, mientras que ustedes se apresuran a ir cada cual a su propia casa! Es por ello que sobre ustedes se terminó el rocío de los cielos y la tierra ha cesado de dar su producto. Y yo convoco a la sequía sobre el país, sobre los montes, sobre el grano, sobre el mosto, sobre el aceite fresco y sobre lo que produce el suelo, sobre los seres humanos, sobre los animales y sobre toda labor manual”.
Y Zorobabel hijo de Shealtiel, Josué hijo de Josadac, el sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, escuchaban la voz de Yahweh su Dios y las palabras del profeta Hageo conforme a como lo había enviado Yahweh el Dios de ellos, y temía el pueblo a causa de Yahweh. Y decía Hageo, encargado de Yahweh para el encargo de Yahweh al pueblo, diciendo: “Yo estoy con ustedes” (oráculo de Yahweh).
E incitó Yahweh el espíritu de Zorobabel hijo de Shealtiel, el gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, el sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo, y venían y llevaban a cabo el encargo en la casa de Yahweh de los ejércitos su Dios en el día veinticuatro del mes sexto, en el año dos del rey Darío.
2
En el mes séptimo, en el día veintiuno del mes, vino un asunto de Yahweh por medio del profeta Hageo, diciendo: “Dirás a Zorobabel hijo de Shealtiel, el gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, el sumo sacerdote, y al resto del pueblo, diciendo:
“¿Quién es entre ustedes el que ha quedado y que ha visto esta casa en su gloria primera? ¿Y cómo la ven ustedes ahora? ¿Acaso no es como nada ante sus ojos? Pero ahora, fortalécete Zorobabel (oráculo de Yahweh) y fortalécete tú también, Josué hijo de Josadac, el sumo sacerdote, y fortalézcase todo el pueblo del país (oráculo de Yahweh) y realicen, porque yo estoy con ustedes (oráculo de Yahweh de los ejérictos) —el asunto que pacté con ustedes en su salida de Egipto, que mi espíritu permanece en medio de ustedes—, por lo cual, no teman…”
Porque así ha dicho Yahweh de los ejércitos: “Aun un poco más y sacudiré los cielos y la tierra, y el mar y lo seco. Y he sacudido a todas las naciones y ha llegado el deseo de todas las naciones y he llenado a esta casa con gloria”, ha dicho Yahweh de los ejércitos. “Mía es la plata y mío es el oro (oráculo de Yahweh de los ejércitos): será más grande la gloria de esta casa última que la de la primera —ha dicho Yahweh de los ejércitos— y en este lugar daré paz (oráculo de Yahweh de los ejérictos)”.
En el día veinticuatro del noveno mes, en el año dos de Darío, vino un asunto de Yahweh al profeta Hageo, diciendo: “Así ha dicho Yahweh de los ejércitos: consulta a los sacerdotes la instrucción, diciendo:
“He aquí a un hombre que portaba carne consagrada en el borde de su manto y que tocó con el borde suyo el pan, el potaje, el vino, el aceite o cualquier otro alimento. ¿Acaso permanecerá consagrada? Y respondiendo los sacerdotes, decían: ‘No’. Y decía Hageo: “Si tocare alguna de estas cosas uno que está inmundo por causa de un muerto, ¿acaso será inmunda?” Y respondiendo los sacerdotes, decían: “Será inmunda”.
Y hablando Hageo, decía: “Así es este pueblo y así es esta nación ante mí (oráculo de Yahweh); y así es toda obra de sus manos. Y lo que ustedes ofrecen allí es inmundo. Ahora, entonces, pongan mucha atención desde este día en adelante, desde antes de que sea puesta piedra sobre piedra en el templo de Yahweh. Antes de que estas cosas sean, se vino a una pila de veinte y había diez, se vino al lagar para sacar cincuenta y había veinte. Yo los había herido con calcinamiento, con moho y con granizo, a toda obra de sus manos, pero no se volvían a mí (oráculo de Yahweh). Pongan, entonces, mucha atención desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del mes noveno, a partir del día en que se ha cimentado el templo de Yahweh, presente, de hecho, mucha atención. ¿Acaso está ya la simiente en el granero? ¿O incluso la viña, la higuera y el granado y el árbol de olivo, que no han cargado nada aún? Sin embargo, desde este día los bendigo…”
Y vino un segundo asunto de Yahweh a Hageo en el día veinticuatro del mes, diciendo: “Dirás a Zorobabel, el gobernador de Judá, diciendo:
“Yo soy el que sacude los cielos y la tierra. Y he trastocado el trono de los gobiernos y devastado la fuerza de los gobiernos de las naciones; y he trastocado al carro y al que lo monta, y se hundirán caballos con sus jinetes, cada cual por la espada de su hermano. En aquel día (oráculo de Yahweh de los ejércitos) te tomaré, Zorobabel hijo de Shealtiel, mi siervo (oráculo de Yahweh) y te pondré como el anillo de sello, pues yo ya te había escogido (oráculo de Yahweh de los ejércitos).”