Contando con varias citas y alusiones de algunos de sus pasajes en los Evangelios, el libro del profeta Miqueas es uno de los más incomprendidos de todos los libros de los profetas. Ello se debe, entre otras cosas, a la manifiestamente intencional oscuridad de su lenguaje. Tal como ocurre con el resto de los profetas, su mensaje se ubica en los últimos días de la era y se cuenta dentro del tópico de las «cosas primeras y últimas», centrándose en las vicisitudes del Cristo en relación con su heredad entre las naciones, las cuales llegan, finalmente, a reconocerlo como Dios.
1
El asunto de Yahweh que vino a Miqueas de Moreshet en los días de Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, el cual vio acerca de Samaria y Jerusalén.
¡Escuchen, pueblos todos! ¡Presten atención, la tierra y todo cuanto la repleta! ¡Porque el Señor Yahweh será testigo contra ustedes; el Señor, desde su templo santo! Porque he aquí que Yahweh sale de su lugar y descenderá para pisar fuerte sobre los lugares altos del país. Y los montes se disolverán debajo de él, y los valles se hendirán como la cera por el fuego, como aguas que descienden por una pendiente. Todo esto por la transgresión de Jacob y por los pecados de la casa de Israel. ¿Cuál es la rebelión de Jacob? ¿Acaso no es Samaria? ¿Y cuál es el lugar alto de Judá? ¿Acaso no es Jerusalén?
¡Y pondré a Samaria como un montón de ruinas del campo, como una plantación de viña, y haré rodar sus piedras por el barranco y descubriré sus cimientos! ¡Y todas sus estatuas serán rotas en pedazos y todas sus pagas de prostituta serán quemadas en el fuego; y pondré a todos sus ídolos en desolación, ya que había juntado pagas de prostituta, y a paga de prostituta volverán!
Es a propósito de esto que lamentaré y aullaré, andaré despojado y desnudo, haré un lamento como los monstruos marinos y lamentación de luto como las hembras del avestruz; pues sus heridas son incurables, ya que ha llegado hasta Judá, ha llegado a golpear al portal de mi pueblo, a Jerusalén. ¡No declaren en Gat su llanto! ¡No lloren! ¡En Bet Le-afra, revuélcate en el polvo! ¡Cruza hacia ellos, habitante de Shafir, que estás desnuda de vergüenza! La que habita en Zaanán no ha salido debido al lamento. Bet Ha-etzel quitará el piso de debajo de ustedes. Pues se había dolido para bien la que habita en Marot, ya que de parte de Yahweh había descendido el mal al portal de Jerusalén. ¡Ata el carro a los caballos veloces, moradora de Laquis (ella fue el comienzo del pecado de la hija de Sión), pues en ti se hallaron las transgresiones de Israel! ¡Por ello, ustedes darán presentes a la que habita en la posesión de Gat! ¡Las casas de engaño son engañosas para los reyes de Israel! ¡Aún te traeré un nuevo poseedor, a ti, la que habita en Maresha! ¡La gloria de Israel vendrá hasta Adulám! ¡Rápate y aféitate por los hijos de tus deleites! ¡Extiende tu calvicie como él águila, pues te han descubierto!
2
¡Ay de los que piensan cosas vacuas y hacen maldad sobre sus camas, que con la luz de la mañana la ejecutan porque tienen a sus manos por un dios! ¡Han deseado los terrenos y los han tomado para sí mismos, y las casas, y las han llevado consigo; y han sido grandemente injustos con un varón y su casa, y con un hombre y su posesión!
Por ello, así ha dicho Yahweh: “Heme aquí, pensando contra la familia esta una calamidad de la que no quitarán sus cuellos, ni andarán con altanería, ya que el tiempo es malo". En aquel día levantará sobre ustedes un refrán. “Se ha lamentado con una lastimera canción de lamento, diciendo: ¡Hemos sido completamente saqueados, ya que él cambiará la parcela de mi pueblo! ¡Cómo me la ha quitado para repartírsela al apóstata!” Es por ello que no tendrás quien te reparta terrenos echando suertes en la asamblea de Yahweh. “¡No profeticen los que profetizan!”, dicen. Y él no profetizará a estos ni rechazará los reproches.
A ti te pregunto, a aquel del que se dice que es casa de Jacob: ¿acaso se ha acortado el espíritu de Yahweh? ¿Son estos sus hechos? ¿Acaso mis palabras no hacen bien al que anda rectamente? ¡El que era hasta ayer mi pueblo se me planta como un enemigo! ¡Vueltos otra vez a la pelea, sacan de un tirón la capa de sobre el vestido a los que pasan confiadamente! ¡A las mujeres de mi pueblo las echan de la casa de su deleite! ¡A sus niñitos les quitan mi esplendor de la era que viene! ¡Levántense y pónganse en marcha, porque no es este el reposo, pues se ha contaminado, es algo que apena y un dolor de parto que se ha vuelto penoso! Si alguno que anda en espíritu de engaño hubiese mentido diciendo “Yo te profetizaré para el vino y para la bebida fuerte”, ¡el tal sería el profeta de este pueblo!
Ciertamente te reuniré por completo, Jacob; ciertamente juntaré al resto de Israel para unirlo, los pondré como ovejas en el corral, como un rebaño en medio de su pastura: harán gran barullo a causa de los hombres. Ascenderá el que se abre paso delante de ellos; se abrirán paso y cruzarán el portal, saliendo por él. Y su rey pasará delante de ellos; y a la cabeza de ellos estará Yahweh.
3
Y digo: “¡Escúchenme ahora, líderes de Jacob y jefes de la casa de Israel! ¿No les corresponde a ustedes el saber cuál sea el juicio, a ustedes, aborrecedores del bien y amantes de la maldad, que les arrancan a ellos la piel y su carne de sus huesos, que se han comido la carne de mi pueblo y desuellan de sobre ellos su piel, que les han quebrado sus huesos y los han roto como para un caldero y como carne en medio de una olla? En aquel entonces clamarán a los gritos a Yahweh y no les responderá, sino que en aquel tiempo ocultará su rostro de ustedes cuando hayan llevado a cabo sus maldades…”
Así ha dicho Yahweh respecto de los profetas que hacen errar a mi pueblo, los que cuando con sus dientes pueden morder algo proclaman “¡Paz!” y al que no pone algo en sus bocas le declaran la guerra: “¡Por esto les vendrá noche a causa de una visión y oscuridad a causa del adivinar! ¡Y el sol se ha puesto sobre los profetas y el día se oscurecerá sobre ellos!” Y los videntes se han avergonzado y los adivinos se han confundido y cerrado sus labios, todos ellos, por no haber respuesta de Dios. ¡Pero yo, de hecho, me he llenado de fuerza y del espíritu de Yahweh, y de juicio y de valentía para declarar a Jacob su transgresión y a Israel su pecado!
¡Escuchen ahora esto, líderes de Jacob y jefes de la casa de Israel que abominan del juicio y pervierten la rectitud! ¡Constructores de Sión con sangres y de Jerusalén con iniquidad! Sus líderes juzgan por cohecho y sus sacerdotes instruyen por precio; y sus profetas adivinan por dinero, recostándose en Yahweh, diciendo: “¿Acaso no está Yahweh en medio de nosotros? ¡No nos sobrevendrá ninguna calamidad!” Por lo tanto, a causa de ustedes, Sión será arada como un campo, Jerusalén será un montón de ruinas y el monte de la casa será para los lugares altos de un bosque.
4
Pero sucederá al término de los días que el monte de la casa de Yahweh será firmemente establecido en la cumbre de los montes, será elevado por encima de las colinas y fluirán hacia él los pueblos. Irán muchas naciones y dirán: “¡Vamos, ascendamos al monte de Yahweh y a la casa del Dios de Jacob: nos instruirá en sus caminos y andaremos en sus sendas!” Ya que de Sión saldrá la instrucción y de Jerusalén la Palabra de Yahweh. Y ella juzgará entre muchos pueblos y corregirá a poderosas naciones hasta lejos. Y martillarán sus espadas para hacerlas azadones y sus lanzas para hacerlas hoces: ya no alzará espada nación contra nación ni se entrenarán ya más para la guerra. Y se sentará cada cual debajo de su vid y debajo de su higuera sin que haya quien los atemorice, pues la boca de Yahweh de los ejércitos habrá hablado.
Aunque todos los pueblos anden cada cual en el nombre de su dios, nosotros andaremos en el nombre de Yahweh nuestro Dios hasta la era que viene y más allá. En aquel día —oráculo de Yahweh— agregaré a la tullida y juntaré a la que había sido echada fuera y a la que yo había afligido. Y pondré a la tullida por remanente y a la que había echado fuera como nación poderosa; y Yahweh reinará sobre ellos en el monte Sión desde ahora y por toda la era.
Y tú, torre del rebaño, promontorio, hija de Sión, hasta ti vendrá —y ya ha venido— el gobierno primero, el gobierno de la hija de Jerusalén. Y ahora, ¿por qué gritas tan fuerte? ¿El rey ya no está en ti? ¿Desapareció el que te aconsejaba, que te ha tomado un retortijón como a la parturienta? ¡Retuércete, hija de Sión, y da a luz como la parturienta! Porque ahora sales de la ciudad y te has instalado en el campo, aunque habías llegado hasta Babilonia. ¡Allí serás librada! ¡Allí te redimirá Yahweh de mano de tus enemigos! Pero ahora se han juntado muchas naciones, las cuales dicen “¡Sión será corrompida y nuestros ojos lo verán!” Pero ellos no reconocieron los pensamientos de Yahweh ni entendieron su propósito, pues en realidad los amontonó como gavillas hacia el lugar de la trilla. ¡Levántate y trilla, hija de Sión! Pues haré tu cuerno de hierro y haré tus uñas de bronce; y harás añicos a muchos pueblos, y consagrarás al anatema para Yahweh sus ganancias indebidas y sus recursos al Señor de toda la tierra…
5
¡Ahora reúnete en pelotones, hija de tropas! ¡Nos han puesto sitio! ¡Han golpeado con un báculo en la mejilla al juez de Israel!
Pero tú, Belén Efrata, insignificante para estar entre los miles de Judá, de ti me saldrá uno para ser gobernante en Israel, y sus salidas son desde el oriente, desde los días pasados. Es por ello que los dejará hasta que una que da a luz haya dado a luz y lo que quede de sus hermanos se volverá contra los hijos de Israel. Y él se afirmará y apacentará con el poder de Yahweh, con la majestad del nombre de Yahweh su Dios; y ellos permanecerán, porque ahora se engrandecerá hasta los extremos de la tierra. Y este será paz. Cuando venga el asirio a nuestra tierra y cuando pisotee nuestros palacios, entonces levantaremos contra él siete pastores y ocho ungidos de entre los hombres. Y apacentarán la tierra de Asiria con la espada y la tierra de Nimrod en sus lugares de ingreso. Y él nos librará del asirio cuando viniere a nuestra tierra y cuando marchare por nuestra frontera. Y el remanente de Jacob estará en medio de muchos pueblos como rocío que proviene de Yahweh, como lluvias sobre la hierba que no esperan a un hombre y que no aguardan a los seres humanos. Y estará también el remanente de Jacob entre muchas naciones, en medio de muchos pueblos, como un león entre los animales del bosque, como un cachorro de león entre el rebaño de ovejas, que si pasare y pisare y arrebatare presa, no habrá quien para librar. Tu mano se alzará contra tus angustiadores y todos tus enemigos serán quitados…
Y sucederá en aquel día —oráculo de Yahweh—, que quitaré tus caballos de en medio de ti y haré desaparecer tus carros. Y quitaré también las ciudades de tu país y derribaré todas tus fortificaciones. Y quitaré asimismo las brujerías de tu mano y ya no tendrás más invocadores de espíritus. Y quitaré tus estatuas y tus monumentos de en medio de ti y ya no harás más reverencia a la obra de tus manos. Arrancaré tus imágenes de Asera y devastaré tus ciudades. Y con indignación y furia ejecutaré venganza con las naciones que no escucharon.
6
Escuchen ahora lo que dice Yahweh: “¡Levántate y pleitea contra los montes! ¡Y que las colinas escuchen tu voz!”
¡Escuchen montes y los firmes cimientos de la tierra el pleito de Yahweh! Pues Yahweh tiene un pleito con su pueblo y discutirá con Israel: “Pueblo mío, ¿qué te he hecho o en qué te he molestado? ¡Respóndeme! Porque yo te había hecho subir desde la tierra de Egipto y te había redimido de la casa de los esclavos, enviando delante de ti a Moisés, a Aarón y a Miriam. Pueblo mío, acuérdate de lo que había planeado Balac, el rey de Moab, y qué le respondió Balaam el hijo de Beor, desde Sitim hasta Guilgal, a fin de que reconozcas las justicias de Yahweh.
“¿Con qué me presentaré a Yahweh y me inclinaré ante el Dios excelso? ¿Me presentaré a él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Acaso se complacerá Yahweh con millares de carneros o con diez mil arroyos de aceite? ¿Acaso daré mi primogénito en cambio de mi transgresión, el fruto de mi vientre en cambio de mi propio pecado? ¡Él ya te ha declarado, humanidad, qué es lo bueno y qué es lo que Yahweh busca de ti: que practiques el juicio y el amor de la gracia y que te conduzcas con modestia con tu Dios.”
La voz de Yahweh llama a la ciudad (y es ciertamente una sana sabiduría la del que tema a tu nombre): “Escuchen a la vara y a quien la designa. ¿Hay aún, en la casa del impío, tesoros de impiedad y una indignante medida que haya sido falseada para medir menos? ¿Tendré acaso por inocentes a las balanzas de impiedad y a la bolsa con pesas fraudulentas —a la cual los ricos llenaron con su coerción—, y a los habitantes de la ciudad que hablaron mentiras y cuyas lenguas eran engañosas en su bocas?”
“¡Y entonces también yo te hice enfermar, te golpeé y te desolé por tu pecado! Comes y no te sacias, y tu sensación de vacío está en lo más íntimo de ti; cambias algo de lugar y no logras ponerlo a resguardo, y lo que pusieres a resguardo lo entregaría yo a la espada. Tú siembras y no cosechas; tú pisas aceitunas pero no te unges con aceite; y pisas mosto, pero no bebes vino. ¡Y es que aquí se han observado las leyes de Omri y toda práctica de la casa de Ahab, y ustedes se condujeron según sus consejos, para que yo te pusiese como una desolación y a tus habitantes para el refunfuño, y para que carguen ustedes con el reproche de mi pueblo!”
7
¡Ay de mí, que he sido como los recolectores del verano, como los que rebuscan en la vendimia! ¡No queda ni un racimo para comer! ¡Mi alma ha anhelado el higo temprano! ¡Ha desaparecido del país el bondadoso y no hay ni un ser humano que sea recto! ¡Todos acechan en pos de las sangres, cada cual caza a su hermano con red! ¡Para mejorar el mal, todo lo hacen a dos palmas! ¡El príncipe lo pide y el juez falla según la paga! ¡Y el grande habla lo que se le antoja a él y lo acompañan! El mejor de ellos es como un espino, más recto que un cerco de ligustrina…
¡El día de tu vigía, de tu visitación, ha llegado! ¡Ahora será tu perplejidad! ¡No crean en un amigo, no se confíen del dócil! ¡Cuida de no abrir tu boca con la que se recuesta en tu seno! Porque un hijo trata con desprecio a un padre, una hija se le planta a su madre, una nuera a la suegra y los enemigos de alguien son los de su propia familia. Pero yo miro atentamente a Yahweh, espero al Dios de mi salvación: mi Dios me escuchará...
¡No te alegres, enemiga mía, ya que me he caído y me he levantado! Aunque habite en la oscuridad, Yahweh me es por luz. Cargaré con el enojo de Yahweh —pues yo había pecado contra él— hasta que juzgue mi caso y emita mi sentencia: ¡me hará salir a la luz, veré sus justicias! Y lo verá mi enemiga y se cubrirá de vergüenza, la que me dice “¿Dónde está tu Dios?” Mis ojos la ven ahora: está para el pisoteo como lodo de las calles. Será día para construir tus cercos; aquel día él hará llegar lejos el decreto. En aquel día él vendrá hasta ti a cuenta del asirio y las ciudades sitiadas, y a cuenta de los lugares sitiados hasta un río, y de un mar hasta un mar y un monte, el monte. Y la tierra será una desolación para sus habitantes debido al fruto de sus obras.
Apacienta a tu pueblo con tu báculo, las ovejas de tu heredad que habitan solitarias en el bosque, en medio de la huerta: pastarán en Basán y en Galaad como en los días pasados. Tal como en los días de tu salida de la tierra de Egipto, les daré a ver maravillas. Lo verán las naciones y se avergonzarán de toda su prepotencia, pondrán la mano en su boca y se harán los sordos. Lamerán polvo como la serpiente, como las cosas que se arrastran en la tierra; estarán perturbadas en sus contornos; tendrán miedo de Yahweh nuestro Dios y temerán por causa de ti: “¿Qué dios hay como tú, que carga con la iniquidad y pasa por alto la transgresión del remanente de su posesión? ¡No ha retenido por siempre su indignación, ya que él se deleita en la gracia! ¡Él volverá a tener compasión de nosotros, tendrá a raya nuestras iniquidades! ¡Y tú, echarás a las profundidades del mar todos los pecados de ellos! Cumplirás a Jacob la verdad y la gracia a Abraham, la cual habías jurado a nuestros ancestros desde los días del oriente…”