El Salmo 78 de Asaf es un masquíl, lo cual indica que se trata de una composición para despertar el discernimiento, algo que queda de manifiesto desde sus primeras palabras, donde el autor aclara que hablará en acertijos y expresará enigmas de antaño o del oriente. Esto último señala al tópico de las «cosas primeras y últimas» del trato que Yahweh tendría con la dureza de su pueblo hasta el fin de la era, antes de dar paso a la era que viene —la era del Cristo—, ya que el pueblo antiguo no fue sino un tipo del actual.
El título de encabezamiento del Salmo 54 identifica con bastante elocuencia el asunto que lo inspirara. Se trata de un episodio en la vida de David de cuando el rey Saúl lo buscaba para matarlo, ocasión en que los de Zif fueron a delatar ante este la presencia en su territorio de aquel a quien tan obsesiva y fieramente perseguía. Esta circunstancia, seguida de que David pudo burlar nuevamente a Saúl y distinguir a los zifitas por lo que eran, es la que habría hecho de este salmo un masquíl, es decir, una composición para bridar o inspirar el discernimiento.