Salmo 58

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El libro de los Salmos cuenta con varios ordenamientos en base a diversas categorías. Una de tales categorías la constituyen los títulos que encabezan casi todos los salmos que lo componen, títulos sólo incluidos por entero en su versión original hebrea y que se encuentran, todos ellos, pletóricos de indicaciones proféticas para el final de la era presente. La serie que en su encabezamiento incluye la directiva “No corrompas” —comprendida por los salmos 57 al 59 y por el salmo 75— es un ejemplo de ello, al punto de encontrarse inserta, de hecho, en el griego del libro de Apocalipsis.


 

Al director. “No corrompas”. Mictam de David.

¿Será cierto que ustedes discurren justicia y juzgan rectamente al estar en silencio, seres humanos? ¡Antes bien, en su imaginación obran cosas inicuas, miden la coerción de sus manos en la tierra!

Desde la matriz se han apartado los impíos; los que hablan mentira se descarriaron desde el vientre. Tienen un ardiente veneno a la manera del ardiente veneno de serpiente; como un áspid sordo cierran su oído, el cual no escucha a la voz de encantadores, de aquel que compone sabiamente encantamientos.

¡Haz añicos, Dios, sus dientes en sus bocas! ¡Quiebra, Yahweh, las muelas de los leoncillos! ¡Que corran como agua que sigue su curso! ¡Que su flecha se desbarate en su trayecto! ¡Que se vayan disolviendo como el caracol! ¡Como aborto de mujer, que no vean el sol! ¡Antes que las ollas de ustedes lleguen a notar el espino, Él los arrollará como uno que vive y como uno que está airado!

Se alegrará un justo al ver la venganza; lavará sus pasos en la sangre del impío. Y dirá entonces la humanidad: “¡Por cierto que hay fruto para el justo! ¡Por cierto que hay un Dios que ejecuta juicios en la tierra!”

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