Salmo 39

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El Salmo 39 forma parte de una serie dedicada o dirigida —aunque el hebreo antiguo permite también el atribuirle la autoría— a una enigmática figura en la que todos suelen ver a un director de coro o músico principal.  Dentro de dicha serie, la presente composición se revela como una de las más estremecedoras —si es que no la más—, pues pone en palabras los pensamientos del siervo de Yahweh que, con una lucidez espeluznante, contempla su existencia humana, imperfecta pero familiar, en la anticipación de su destino junto a Dios, glorioso pero completamente desconocido para su mera carne.


 

Al director. Para Yedutún. Salmo de David

Yo dije: “Guardaré mis formas para no pecar con mi lengua; pondré un freno a mi boca en tanto que un impío esté frente a mí”. Enmudecí en completo silencio; me volví inerte en cuanto a lo bueno y mi pesar se agravó. Se enardeció mi corazón dentro de mí y mientras murmuraba se encendía un fuego. Proferí entonces con mi lengua: “¡Yahweh, dame a entender mi fin y cuál sea la medida de mis días! Sabré así cuán transitorio soy yo. He aquí que diste un corto término a mis días y mi edad es como nada frente a ti. Realmente todo es vano, todo ser humano en su postura (selah); es realmente en mera silueta que se conduce todo hombre, es realmente en vano que se inquietan: acumulan cosas y no saben quién las recogerá.

“Y ahora, ¿qué cosa esperé yo, Señor? ¡Mi esperanza ha sido en pos de ti! Líbrame de todas mis transgresiones, no me pongas en la deshonra del insensato. He enmudecido y no abro mi boca porque eres tú quien siempre actuó. ¡Retira de mí la marca de tu lepra! ¡Estoy consumido por la adversidad de tu mano! ¡En represalias por la iniquidad castigas a un hombre y deshaces como polilla todo lo que le es precioso! Es realmente vano todo ser humano… (selah)

“¡Escucha mi oración, Yahweh, y presta oídos a mi clamor por ayuda! ¡No te estés quieto ante mis lágrimas! Y es que a tu lado yo soy uno que está de paso, un residente temporario como todos mis ancestros. Aparta tu atención de mí para que recobre mi ánimo antes de que parta y ya no esté…”