Salmo 84

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Con un lenguaje simbólico propio de las declaraciones proféticas, el Salmo 84 representa a la vez una alabanza de la bondad de Yahweh y una confesión de amor por él de parte de su siervo. La visión que se despliega en sus líneas es la de la era que viene, cuando Yahweh visitará a la humanidad en una manera muy especial para enjugar toda lágrima de los ojos de quienes han confiado en su salvación aun antes de verla consumada sobre la tierra, de aquellos que han transitado su vida con integridad y en cuyos corazones hay holgura de esperanza.


 

 Al director. Sobre la prensa del lagar. De los hijos de Córaj. Salmo.

¡Cuán amorosas son, Yahweh de los ejércitos, tus habitaciones!

Mi alma, Yahweh, ha anhelado tus atrios hasta desfallecer, mi corazón y mi carne se exaltan en pos del Dios vivo. Incluso el gorrión ha hallado casa; y la golondrina, un nido para ella en el que ha puesto a sus pichones junto a tus altares, Yahweh de los ejércitos, mi rey y mi Dios.

Dichosos los que habitan en tu casa: aún te alabarán (selah). Dichosa la humanidad que tiene su fuerza en ti y calzadas en su corazón. Los que atraviesan el valle de las lágrimas lo volverán una fuente, y lluvia temprana cubrirá incluso los estanques. Irán de prosperidad en prosperidad; verán a Dios en Sión.

¡Escucha mi oración, Yahweh, Dios de los ejércitos, presta oídos, Dios de Jacob (selah)! ¡Mira, Dios, escudo nuestro, y contempla el rostro de tu ungido! ¡Ya que es mejor un día en tus atrios que mil fuera de ellos! ¡He preferido ser un portero en la casa de mi Dios que estar amontonado en las tiendas de impiedad! Porque Yahweh Dios es un sol y un escudo; Yahweh dará gracia y honra: no escatimará el bien a los que andan en integridad…

¡Ah, Yahweh de los ejércitos! ¡Dichosa la humanidad que se asegura en ti!

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