Entre los salmos de David dedicados a los días en que anduvo en muchos apuros, antes de convertirse en el rey de Israel, el Salmo 56 se inspira en una ocasión en que los guardias del rey de la ciudad filistea de Gat lo reconocieran como a aquel que había infligido a los filisteos muchas derrotas, lo cual llevó a David a fingirse un imbécil ante todos a fin de librar su vida. Sin embargo, no pocas expresiones misteriosas del salmo indican que se trata de un episodio profético que ocurriría en algún momento previo al final de la era.
Al director. Sobre la paloma del silencio entre los que están lejos. De David, Mictam. De cuando lo reconocieron los filisteos en Gat.
¡Muéstrame, Yahweh, tu gracia! ¡Pues el humano mortal me ha estado resoplando! ¡Peleador, me ha estado maltratando todo el día! ¡Mis adversarios me han estado resoplando todo el día, ya que son muchos los que me hacen pelea con altivez! En el día en que tema, pondré mi certeza en ti…
Es en Dios que alabaré su asunto. Es en Dios que he puesto mi certeza, por lo cual no temeré: ¿qué es lo que irá a hacerme la mera carne?
Todo el día afean y deforman mi causa. Todos sus pensamientos son contra mí para mal. Ellos provocan y luego se ocultan; observan mis pasos como quien aguarda con ansias a mi persona. ¡Rescátalos de su penosa vacuidad! ¡En tu indignación, Dios, postra a los pueblos! Tú has contado mis huidas sin rumbo. Pon mis lágrimas en tu odre: ¿acaso no están ellas en tu libro? Entonces, en el día en que clame, se volverán atrás mis enemigos.
Esto lo he sabido porque Dios está a mi favor. ¡Es en Dios que alabaré un asunto! ¡Es en Yahweh que alabaré un asunto! Es en Dios que he puesto mi certeza, por lo cual no temeré: ¿qué es lo que irá a hacerme un mero ser humano?
¡Sobre mí. Dios, están tus votos! ¡Te tributaré acción de gracias! ¡Pues has librado mi alma de la muerte! ¿Y acaso no también mis pies de un tropiezo, a fin de andar en la presencia de Dios, en la luz de los que viven?
