Salmo 49

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El Salmo 49 de los hijos de Córaj, referido a la condición humana y su destino natural, presenta un asunto bastante claro. Se trata, concretamente, del contraste entre quienes se jactan de haberse enriquecido durante su vida y de haberse forjado una posición en base a la propia pericia y a la propia pujanza, por un lado, y el Cristo, por el otro. Los primeros no podrán escapar por sí mismos al destino común de la humanidad mortal esto es, el Seol, mientras que el segundo será librado por Dios, quien lo hará el señor de la era venidera.


 

Al director. De los hijos de Córaj. Salmo.

¡Escuchen esto todos los pueblos! ¡Presten oídos todos los habitantes del mundo presente, tanto los humanos de a pie como los que tienen bienes, el rico y el pobre por igual! ¡Mi boca hablará cosas sabias y la meditación de mi corazón cosas ya entendidas! ¡Inclinaré al acertijo mi oído, abriré con el arpa mi enigma!

¿Por qué iría a temer, en los días calamitosos, que me rodee la iniquidad de mis talones? Los que ponen su certeza en sus recursos y en sus muchas riquezas, se jactan. Sin embargo, nadie redimirá a un hermano en manera alguna, nadie dará a Dios la expiación debida por él, ya que la redención de sus vidas es algo precioso, y ya han cesado permanentemente como para continuar viviendo sin término sin que vean la corrupción. En cambio, verá que incluso los sabios mueren conjuntamente con el necio y el bruto y que han dejado a otros sus bienes. Muy dentro de ellos creen que sus casas serán para siempre y sus habitaciones para generación tras generación; ponen, por lo tanto, sus nombres a sus propiedades. Sin embargo, los humanos no residirán en estima: son semejantes a los animales que ya han perecido. Esta su conducta les viene a ser una confianza estúpida. ¡Y aun así, los que los suceden se complacerán en los dichos de sus bocas! (selah) Habiendo sido designados como un rebaño que se encamina al Seol, la muerte los pastorea. Y los rectos los regirán por la mañana, pues la apariencia de ellos se gastará por el Seol, por su residencia en él. Pero, de hecho, Dios redimirá mi vida del poder del Seol, pues me llevará consigo… (selah)

No temas cuando alguno se enriquezca, cuando acreciente la abundancia de su casa, pues al morir no se llevará nada en lo absoluto, ni descenderá su abundancia detrás suyo.. Aunque mientras viva se bendiga a si mismo y te encomie por haber hecho bien las cosas por ti mismo, ingresará en la generación de sus ancestros y no verá la luz hasta el fin.

Los humanos no permanecerán en estima: son semejantes a los animales que ya han perecido...