Salmo 111

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El Salmo 111 ensalza ante todo la firmeza del pacto de Yahweh con su pueblo a lo largo de toda la era presente, pues es en verdad en la ya muy cercana era venidera que todas las promesas atinentes a dicho pacto tendrán su cumplimiento. ¿Pero cuál es el fundamento de dicho pacto, sino la gracia y la compasión que tanto abundan en Dios? Ya que el pacto aquí aludido no se funda en la nula capacidad humana para cumplir estrictamente con la letra de sus leyes, sino en las promesas hechas por Dios mismo a Abraham y a David.


 

¡Alaben a Yahweh! ¡Alabaré a Yahweh de todo corazón en la intimidad de los que son rectos y en la congregación!

Los hechos de Yahweh son magníficos y son investigados por todos aquellos que se deleitan con ellos. Su labor es esplendor y majestad y su justicia permanece para siempre.

Él ha hecho memoria de sus portentos: Yahweh está lleno de gracia y es compasivo. Ha dado a comer hojas tiernas y frescas a los que le temen, pues recuerda su pacto hasta la era que viene. Ha declarado a su pueblo la fuerza de sus hechos a fin de dar a ellos herencia de naciones. Los hechos de sus manos son confiabilidad y ejecución de juicio: fieles son todas sus visitaciones, sustentadas en el tiempo hasta la era que viene, hechas con fidelidad y rectitud. Él ha enviado redención a su pueblo, ha ordenado su pacto para la era que viene: ¡santo y temible es su nombre!

El comienzo de la sabiduría es el temor de Yahweh: tienen un buen discernimiento los que realizan sus preceptos. ¡Su alabanza permanece para siempre!