Salmo 92

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El Salmo 92 está dedicado al sábado, el séptimo día de la creación mencionado en el libro del Génesis e instituido luego, en los días de Moisés, como un día para ser observado por el pueblo. Sin embargo, todo ello no era más que una sombra de lo por venir, ya que dicha disposición de la instrucción de Dios no hace más que señalar proféticamente a la era que viene, en la cual el Hijo del Hombre será el señor de toda la tierra y en la que los redimidos y los justificados tendrán una vida dichosa junto a él.


 

Salmo. Canción para el día del reposo.

¡Es bueno agradecer a Yahweh! ¡Y cantar salmos a tu nombre, Altísimo! ¡Declarar tu bondad por la mañana y tu fidelidad por las noches con el salterio de diez cuerdas y con la lira, con suave melodía de arpa! ¡Porque me has alegrado, Yahweh, con tus obras! ¡Doy gritos victoriosos por los hechos de tus manos! ¡Cuánto has magnificado tus obras, Yahweh! ¡Tus propósitos se han profundizado en gran manera!

El hombre embrutecido no lo ha reconocido y el necio no entiende esto: que cuando florecen los impíos como hierba y relucen todos los que obran vacuidad, es para ser devastados por muchísimo tiempo. ¡Pero tú, Yahweh, eres exaltado en la era que viene!

 Porque he aquí que tus enemigos, porque he aquí que tus enemigos se desvanecerán; estarán dispersos todos los que obran vacuidad. ¡En cambio, tú exaltarás mi cuerno como el de los uros, me proveerás de aceite fresco! Y miraré a quienes me acechaban, mis oídos escucharán a los que se levantaban contra mí de entre los malignos…

El justo florecerá como la palmera, crecerá como cedro del Líbano. Plantados en la casa de Yahweh, en los atrios de nuestro Dios, florecerán. Darán fruto aún con canas; estarán vigorosos y frescos para declarar que Yahweh mi roca es recto y que en él no hay injusticia.