El Salmo 79 es otra de las composiciones de Asaf que tienen como tema central la humillación del pueblo de Dios entre las naciones como parte de la dura disciplina de Yahweh por sus iniquidades crónicas. En tal sentido, la mención específica de la ruina de Jerusalén a manos de dichas naciones tiene no pocos paralelos lingüísticos y temáticos con el libro de las Lamentaciones. Finalmente, la mención de la venganza de Dios a cuenta de la sangre derramada de sus siervos —presente en el libro de Apocalipsis— hace de este salmo otra profecía sobre el fin de la era.
Salmo de Asaf
¡Dios! ¡Han venido naciones a tu heredad! ¡Han vuelto inmundo tu templo santo! ¡Han puesto a Jerusalén como una pila de escombros! ¡Han dado los cadáveres de tus siervos al ave del cielo, la carne de tus piadosos a la bestia de la tierra! ¡Han derramado como agua la sangre de ellos en los alrededores de Jerusalén sin que hubiese enterrador! ¡Hemos sido la infamia de nuestros vecinos, la burla y el ridículo de quienes están a nuestro alrededor!
¿Hasta cuándo, Yahweh, estarás enojado en extremo, arderá como fuego tu celo? Derrama tu ardor sobre las naciones que no te han reconocido y sobre los reinos que no han invocado tu nombre. Pues han consumido a Jacob y han desolado su habitación. ¡No tengas presente contra nosotros nuestras iniquidades primeras! ¡Que se nos adelanten tus misericordias, pues estamos grandemente abatidos! ¡Ayúdanos, Dios de nuestra salvación, a cuenta de la gloria de tu nombre! ¡Y cubre nuestros pecados por amor de tu nombre!
¿Por qué irán a decir las naciones “Dónde está el Dios de ellos”? ¡Que sea conocida entre las naciones ante nuestros ojos la venganza de la sangre derramada de tus siervos!
Que llegue a tu presencia el suspiro del preso; como uno que engrandece tu brazo, haz que queden muchos de los condenados a muerte. Devuelve, Señor, a nuestros vecinos, en su seno, siete veces su infamia con la que te han infamado. Y nosotros, tu pueblo y rebaño de tus pasturas, te daremos las gracias por toda la era que viene, de generación en generación contaremos tu alabanza…