El evangelio de Juan ha vuelto célebres unas palabras incluidas en una de las dos «cargas» proféticas que se encuentran en el libro del profeta Zacarías al aplicarlas a la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Sin embargo, al profundizar en la lectura de los tres capítulos que contienen este misterioso pasaje, se descubre que su convulsionado contexto profético trasciende grandemente al evento reseñado por el evangelista. La presente traducción anotada de dichos capítulos se propone reponer ese contexto con vistas a que el lector atento pueda discernir en el mismo todas las marcas del fin de la presente era.
La carga de la palabra de Yahweh está en la región de Hadráj [1] y en Damasco, su lugar de descanso, [2] ya que de Yahweh son el ojo humano y todas las tribus de Israel: también Hamat [3] hará frontera con ella; [4] y Tiro y Sidón, ya que es tan sabia. [5] Y Tiro le edificará un emplazamiento, amontonando así plata como polvo y oro como lodo de las calles. He aquí que el Señor la empobrecerá y herirá en el mar sus recursos, y será consumida en el fuego. [6]
Ascalón verá y sentirá temor; lo mismo Gaza, la cual se dolerá grandemente; también Ecrón, pues su esperanza será confundida: desaparecerá el rey de Gaza, Ascalón no permanecerá y en Asdód habitará un bastardo. Y cortaré el orgullo de los filisteos, quitaré su sangre de su boca y sus abominaciones de entre sus dientes. Y también él quedará para nuestro Dios: será como un capitán en Judá, y Ecrón como el jebuseo. Y acamparé como un guardián de mi casa para evitar que crucen y que vuelvan; y el opresor no pasará más sobre ellos, porque ahora veré con mis propios ojos…
¡Regocíjate mucho, hija de Sión! ¡Da gritos de triunfo, hija de Jerusalén! He aquí que tu rey viene a ti, justo y victorioso, humilde y cabalgando sobre un asno y sobre la cría de un asna. [7] Y destruiré el carro de Efraín y el caballo de Jerusalén, y será cortado el arco de guerra. Y hablará paz a las naciones, y su gobierno será de mar a mar y desde un río hasta los confines de la tierra. Y tú también: por la sangre de tu pacto dejaré libre a tus prisioneros de la cisterna en la que no hay agua. (¡Vuelvan a la fortaleza, prisioneros de la esperanza!) También digo hoy que se te restituirá el doble. Pues entesaré a Judá como un arco, llenaré a Efraín y despertaré a tus hijos, Sión, contra tus hijos, Grecia, y te pondré como espada de héroe.
Y Yahweh será visto sobre ellos y su flecha saldrá como un relámpago; y el Señor Yahweh tocará la trompeta e irá entre torbellinos del sur. Yahweh de los ejércitos será escudo sobre ellos, y devorarán y someterán a las piedras de la honda. Y bebiendo harán barullo como tomados por vino y se llenarán como el tazón, como las extremidades del altar. Y los salvará Yahweh en aquel día como rebaño de su pueblo, pues las piedras de la diadema serán enaltecidas como una insignia en su propia tierra. ¡Porque cuánta es su bondad y cuánta su hermosura! El grano hará fructificar a los jovencitos y el mosto a las jovencitas…
Pidan de Yahweh lluvia en el tiempo de la lluvia tardía —a Yahweh, el que produce los relámpagos— y les dará lluvia a cántaros, hierba verde en el campo para cada uno.
Porque los terafines hablarán cosas vanas, los adivinos verán mentira y hablarán sueños vanos, su consuelo será aire: por esto mismo, el pueblo marchará como un rebaño y se afligirá, pues no habrá un pastor. ¡Contra los pastores se encenderá mi enojo! ¡Y castigaré a las cabras! Pues Yahweh de los ejércitos visitará a su rebaño, la casa de Judá, y los pondrá como su caballo de honor en la batalla. De ella proviene la piedra angular, de ella proviene la clavija, de ella proviene el arco de guerra; de ella saldrán al unísono todos los que causan apremio. Y serán como héroes que en combate pisotean en el lodo de las calles; y combatirán, pues Yahweh estará con ellos; y los que cabalgan sobre caballos serán avergonzados. Y haré heroica a la casa de Judá y salvaré a la casa de José, y haré que se arrepientan, pues tendré misericordia de ellos y serán como si nunca los hubiera desechado, ya que yo soy Yahweh su Dios y les prestaré oído. Y será Efraín como un héroe y el corazón de ellos se alegrará como con vino; y sus hijos lo verán y se alegrarán: su corazón se regocijará con Yahweh. Yo les silbaré y los reuniré —pues los habré redimido— y proliferarán como una miríada. Los habré esparcido entre los pueblos y desde las lejanías se acordarán de mí; vivirán con sus hijos y regresarán [8] , pues los haré regresar desde el país de Egipto y los juntaré desde Asiria, y los haré venir a la región de Galaad y al Líbano, y no alcanzará el lugar para ellos [9] . Y la tribulación pasará por el mar y herirá en el mar las olas; y se secarán todas las profundidades del río, y se abajará el orgullo de Asiria, y el báculo de Egipto será quitado. Y los haré heroicos en Yahweh y en su nombre andarán, declara Yahweh.
¡Abre tus puertas, Líbano, y el fuego consumirá tus cedros! ¡Aúlla, ciprés, pues caerá un cedro al ser devastados los grandes! ¡Aúllen, encinas de Basán, porque declinará el bosque espeso! ¡La voz del aullidos de los pastores, porque su magnificencia está devastada! ¡La voz del rugido de los cachorros de león, porque está devastado el orgullo del Jordán!
Así dijo Yahweh mi Dios: “Apacienta al rebaño de la matanza, a los cuales sus compradores matan sin sentirse culpables, mientras que los que los venden dicen ‘¡Bendito sea Yahweh: voy a hacerme rico!’, y sus pastores no tienen piedad de ellos. Por lo tanto, ¡ya no tendré piedad de los habitantes de la tierra —declara Yahweh—; y he aquí que entregaré a los seres humanos, cada cual en mano de su prójimo y en mano de su rey! ¡Y aplastarán la tierra y yo no los libraré de sus manos!”
Apacentaré, por lo tanto, al rebaño de la matanza, a los humildes del rebaño. Y me haré de dos bastones: a uno llamaré «Amabilidad» y al otro llamaré «Dolores». [10] Apacentaré, por lo tanto, al rebaño. Y en un solo mes quitaré a los tres pastores, pues mi alma se apesadumbrará con ellos, y también el alma de ellos me aborrecerá. Y diré: “Ya no las apacentaré: la que muriese, morirá; y la que fuese cortada, será cortada; y las que quedaren, cada cual comerá la carne de su compañera”. Entonces tomaré mi bastón «Amabilidad» y lo cortaré a fin de romper mi pacto que había hecho con todos los pueblos. Y será deshecho en ese día; y reconocerán así los humildes del rebaño que me observan que esto es un asunto de Yahweh. Y les diré: “Si les parece bien, denme mi salario; y si no, déjenlo”. Y pesarán mi salario en treinta piezas de plata. Y Yahweh me dice: “Échalo en la vasija: ¡es magnífico el valor en el que me han apreciado!” Y tomaré las treinta piezas de plata y las echaré, en la casa de Yahweh, en la vasija. Entonces cortaré mi segundo bastón, «Dolores», a fin de romper la fraternidad entre Judá e Israel.
Y me dice Yahweh: “Hazte aún de los instrumentos de un pastor perversamente estúpido, porque he aquí que levantaré en la tierra un pastor que no visitará a las que fueron cortadas, ni buscará a la pequeña ni curará a la quebrada, pero devorará la carne de la saludable y romperá en pedazos sus pezuñas… ¡Ay del pastor bueno para nada [11] que abandona al rebaño! ¡Venga una espada sobre su brazo y sobre su ojo derecho! ¡Su brazo se secará del todo y su ojo derecho se oscurecerá por completo!”
Notas
[1] חדרך. Se trata, con toda probabilidad, de un sitio identificado con el topónimo asirio Hatarikka en la región de la antigua Siria (Aram) ubicado hacia el nordeste de Damasco y actualmente comprendido dentro del territorio libanés. El texto griego de la Septuaginta lo llama γῇ Σεδραχ («la tierra de Sedraj»). Por su parte, el texto arameo del Targúm lo llama, un tanto sorprendentemente, ארע דרומא («la tierra del sur»), buscando acaso una coincidencia con el versículo 14, donde el texto targúmico dice “Dios tocará la trompeta y se conducirá en la tempestad del viento del sur”. Ver más adelante en el texto la traducción del hebreo de dicho versículo.
[2] מנוחתו. La concordancia de género del sufijo indica que se trata del lugar de descanso de la Palabra de Yahweh.
[3] חמת. Ciudad fortificada que estuvo comprendida en el territorio de la tribu israelita de Neftalí, en la región nordeste del Kineret o lago de Genesaret.
[4] La concordancia de género del adjetivo indica que se trata la región de Hadráj.
[5] Ver la nota anterior.
[6] Ver la nota 4.
[7] El evangelio de Juan aplica este pasaje a la entrada de Jesús en Jerusalén glosándolo de la siguiente manera: “¡No temas, hija de Sión! ¡Mira: tu rey viene montado sobre un asno hijo de asna!” (Juan 12:15)
[8] ושבו. O bien «se arrepentirán».
[9] לא ימצא להם. Literalmente, «no se encontrará para ellos».
[10] חבלים. La Reina Valera (rev. de 1960) traduce esta voz como «ataduras»,. Sin embargo, pese a lo correcto de dicha opción y atendiendo a su otro significado, escojo traducirla aquí como «dolores» (en el sentido de dolores de parto), ya que considero que el contexto profético lo amerita e incluso lo exige.
[11] רעי האליל. En el Antiguo Testamento, el término אליל es mayormente utilizado para las imágenes de talla o de fundición que representan a una entidad o falsa deidad que recibe adoración por parte de sus devotos pese a ser algo hueco y artificioso. Aquí, sin embargo, aplicado al pastor en cuestión, tiene más el sentido de imputar a este la vacuidad por ir en pos de las cuales habría abandonado al rebaño. Aunque extraño, el otro sentido que esta expresión podría tener es la de un pastor que fuese, él mismo, ídolo vacuo y objeto de adoración.