Salmo 106

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Tal como ocurre con el resto de las Escrituras, el texto del salmo 106 es eminentemente profético, orientado hacia el fin de la presente era que ya está sobre nosotros. Su contenido desgrana, con detalle concienzudo, la experiencia de Yahweh con su pueblo, al que rescató de Egipto con mano poderosa a fin de establecerlo en Canaán y cuya falta de confianza e infidelidad trazaría su devenir a través de los siglos. Su lectura, por lo tanto, resulta de máximo provecho para todo aquel que aspire sinceramente a adquirir un cierto discernimiento del trato de Dios para con su pueblo.


 

¡Haleluyah! [1] ¡Den gracias a Yahweh, porque es bueno, porque su misericordia es permanente! [2]

¿Quién expresará los actos poderosos de Yahweh y hará oír sus alabanzas? Dichosos los que guardan juicio, los que hacen justicia en todo tiempo. ¡Tenme presente, Yahweh, según tu favor para con tu pueblo! ¡Visítame con tu salvación, para que vea yo el bien de tus escogidos, para que me alegre en la alegría de tu nación y me gloríe junto a tu heredad!

Pecamos nosotros al igual que [3] nuestros ancestros: obramos iniquidad, cometimos maldad... Nuestros ancestros en Egipto no comprendieron tus portentos; no trajeron al pensamiento la multitud de tus misericordias, sino que se rebelaron junto al mar [4], en el Mar Rojo. [5] Y él los libró por causa de su propio nombre, a fin de darles a conocer su fuerza. Reprendió al Mar Rojo y lo secó; y los hizo avanzar por entre los abismos como por el desierto. Los libró del poder de uno que los odiaba, los redimió del poder de uno que los acosaba. Y cubrieron las aguas a sus enemigos: no quedó ni uno solo de ellos. Confiaron así en sus palabras y le cantaron una alabanza…

Pero rápidamente se olvidaron de sus hechos; no esperaron para recibir su consejo. En el desierto sintieron un deseo irrefrenable y pusieron a prueba a Dios en el páramo. Y él les concedió lo que pedían, pero envió mortandad sobre sus vidas.

También tuvieron envidia [6] de Moisés en el campamento, y de Aarón, el consagrado de Yahweh: se abrió la tierra, engullendo a Datán y cubriendo a la congregación de Abirám. Y se encendió fuego en medio de la congregación de ellos y la llama quemó a los impíos.

Hicieron un becerro en Horeb y se postraron ante una imagen de fundición, cambiando la gloria de ellos por la figura de un buey que se alimenta de hierba. Olvidaron al Dios de su liberación, hacedor de grandezas en Egipto, portentos en la tierra de Cam, cosas temibles sobre el Mar Rojo. Y él habló de destruirlos, de no ser porque Moisés su escogido se interpuso en la brecha delante de él a fin de hacer volver su furia para que no los arruinase.

También despreciaron la tierra; no confiaron en su palabra, sino que murmuraron en sus tiendas: no obedecieron [7] a la voz de Yahweh. Por lo cual él alzó su mano para hacerlos caer en el desierto, para abatir a su descendencia [8] entre las naciones y esparcirlos [9] por los países.

Se unieron también a Baal-Peor y comieron de los sacrificios de los muertos. Y provocaron indignación con sus procederes, por lo que se abrió paso [10] entre ellos la peste. Entonces surgió Pinjas e intervino con juicio, y la peste se detuvo, lo cual le fue computado por justicia por generación y generación en forma perenne [11].

También provocaron a enojo tocante a [12] las aguas de Meriba; y por sus obras le fue mal a Moisés, ya que irritaron su ánimo y tuvo un desliz de labios.  [13]

Tampoco destruyeron a los pueblos que Yahweh les había indicado [14], sino que se mezclaron entre las naciones y aprendieron sus prácticas; sirvieron a sus ídolos, los cuales les fueron por lazo. Y sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios, derramando sangre inocente —la sangre de sus hijos y de sus hijas—, la cual ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaán, por lo cual la tierra fue contaminada con sangre. [15] Se hicieron inmundos con sus prácticas y se prostituyeron con sus hechos. Se encendió, por lo tanto, la ira de Yahweh contra su pueblo y abominó de su heredad. Los entregó en poder de naciones y mandaron sobre ellos sus aborrecedores; sus enemigos los exprimieron y los subyugaron bajo su poder. Muchas veces los libró, pero ellos se rebelaban conforme se lo proponían [16] y eran humillados por su iniquidad.

Sin embargo, en la aflicción, él miraba por ellos al oír su clamor; y traía al pensamiento su pacto con ellos, compadeciéndose según la multitud de sus misericordias: hizo incluso que aquellos que los tenían cautivos se les mostrasen compasivos.

¡Sálvanos Yahweh, Dios nuestro, y reúnenos desde las naciones para dar gracias a tu santo nombre y para que nos exultemos en tu alabanza!

¡Bendito sea Yahweh, el Dios de Israel, desde siempre y hasta siempre! Y dirá todo el pueblo: “¡Amén! ¡Halelu-Yah!”

 

Notas

[1] הללו יה. Literalmente, «alaben a Yah».

[2] לעולם.

[3] עם. Literalmente, «con».

[4] ימרו על־ים. Esta expresión podría también traducirse «se rebelaron a propósito del mar», esto es, se volvieron contenciosos y protestones al hallarse frente al Mar Rojo cuando el Faraón con todo su ejército les pisaban los talones, pues su única posibilidad de salir bien parados de aquella encerrona consistía, precisamente, en adentrarse en las aguas, algo que pudo haberles resultado a la vez imposible y absurdo. Véase al respecto Éxodo 14:10-12.

[5] ים־סוף. Literalmente, «mar de junco» (es decir, «mar de los juncos»). Tal es, en el Antiguo Testamento, la nomenclatura para el Mar Rojo. En el Nuevo Testamento sólo hay dos menciones de dicho mar —en Hechos 7:36 y Hebreos 11:29—, donde se lo llama Ἐρυθρός θάλασσα. Este último nombre se deriva probablemente de la expresión hebrea ים אדום («mar de Edom» o «mar rojo», según se lea la א con un sonido vocálico u otro), ya que sus aguas bañan las tierras que en la antigüedad ocupaban los edomitas o idumeos, descendientes de Edom, es decir, de Esaú, hermano de Jacob-Israel.

[6] יקנאו. O bien, «tuvieron celos».

[7] לא שמעו. O bien, «no escucharon» o «no oyeron». En el hebreo del Antiguo Testamento, la raíz שמע significa tanto «oír», como «escuchar» y «obedecer».

[8] זרע. Literalmente, «semilla» o «simiente».

[9] לזרותם. La raíz verbal זרה («esparcir», «dispersar», «aventar») tiene mucha similitud con la raíz que significa «semilla» o «simiente» (véase la nota anterior) y que en su forma verbal significa «sembrar», por lo cual lo que hay aquí es un sutil juego de palabras que habla de una descendencia esparcida entre las naciones a manera de castigo y, al mismo tiempo, de una siembra de dicha descendencia entre las naciones a fin de cosechar su fruto al final de la era. En efecto, las semillas en un campo arado suelen esparcirse sobre la tierra arada aventándolas sobre esta a voleo.

[10] תפרץ.

[11] לדר ודר עד־עולם.

[12] על.

[13] יבטא בשפתיו. Literalmente, «se apresuró con sus labios». Se refiere, claro, al episodio que le valió a Moisés el enojo de Dios, quien le vetaría por ello el cruzar el Jordán desde su ribera oriental hacia Canaán junto al pueblo. Véase Números 20:1-13.

[14] אמר. Literalmente, «dijo».

[15] דמים. Literalmente, «sangres».

[16] המה ימרו בעצתם.