Como un perfecto complemento del Salmo 96 y del mensaje que este contiene para aquellos que serían redimidos para Dios y que seguirían al Corderito que protagoniza el libro de Apocalipsis por dondequiera que éste fuera, el Salmo 98 parecería continuar con dicho tema, aunque se trataría, en este caso, más concretamente del mensaje que los redimidos llevan por todo el mundo. ¿Qué es lo que vendría a sugerir todo esto, sino que la nueva canción sólo la podrán cantar los redimidos del Corderito, pero que no hay impedimento alguno para que la escuchen todos los términos de la tierra?
Dentro del grupo de los salmos apoteóticos, el Salmo 93 contiene algunas declaraciones proféticas de lo más alentadoras para nuestros días, en los que el mundo entero se ha vuelto un caos, dando la impresión de estarse tambaleando junto con sus habitantes. Y es que en la era que viene, pronta a comenzar, Dios reinará de una forma visible y contundente sobre la tierra representado por su Hijo, tal como también lo avizoraran todos los profetas. Tal es, por otra parte, la visión que alienta en todas las Escrituras y que constituye propiamente las buenas nuevas del reino de Dios.
Citado por el apóstol Pablo en un pasaje de su carta a los romanos que profetiza acerca de los últimos dos mil años de cristianismo, el salmo 19 ubica al lector atento frente a una paradoja. Todos, en efecto, han creído comprender muy bien aquello que el cielo narra, pero todos, también, han ignorado el tiempo en el que la historia anunciada una y otra vez por el cielo tendría su realización plena entre los hombres. Es así que hoy todos la consideran como un recordatorio de cosas pasadas y no como un anuncio de cosas a punto de cumplirse.