Etiqueta: pueblo de Dios

Salmo 100

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Siendo una de las composiciones más breves que integra la colección del Libro de los Salmos, el Salmo 100 constituye —según reza su título de encabezamiento— un salmo de acción de gracias en honor de Yahweh. Todo él recuerda en cierta medida lo dicho por el apóstol Pablo en su segunda carta a los corintios: Dios ya se ha reconciliado con la humanidad y ahora aguarda el momento en que las buenas nuevas de su reino hagan lo propio en el alma de su pueblo y de todos aquellos que vayan a amarlo de todo corazón en la era venidera.

Salmo 28

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El Salmo 28 —otra de las composiciones de David que integra los Salmos— se orienta proféticamente hacia los días del Cristo en el final de la era, hacia el tiempo del cumplimiento del oráculo o asunto santo de Yahweh, el cual consiste, precisamente, en la salvación que este obraría con todo su pueblo por medio de su Cristo. En este contexto, la expresión “los que descienden a la fosa” que se lee al comienzo del salmo ha de entenderse como una alusión a los impíos, los cuales no gozarán de las bondades del reino de Dios en la era venidera.

Salmo 115

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De manera bastante clara para quienes tengan algún entendimiento, el salmo 115 se refiere al final de la era, es decir, a los días previos en que la vida del Hijo de Dios se manifestaría en la tierra. De ahí que establece una suerte de contundente dicotomía entre aquellos que en tales días pondrían su confianza en el Dios vivo que lo ha hecho todo y quienes, por el contrario, insistirían en confiar en toda hechura humana, conformando así el bando de los aferrados a la inepta (¡pero conocida!) experiencia de muerte que perseguirán hasta el fin en su actitud.

Salmo 77

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En una colección especial e íntimamente tan profética como es el Libro de los Salmos, el Salmo 77 ocupa un lugar muy destacado. Su tema parecería agotarse en las proezas y maravillas de Dios en los días antiguos, en los que liberó a su pueblo de Egipto con mano poderosa. Sin embargo, todo esto no es sino parte de una meditación del siervo del Señor en medio de la angustia y el pesar reinantes en los últimos días de la era presente, en que la liberación se ha vuelto tan necesaria como entonces, si es que no aún mucho más.

Salmo 44

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Tal como lo aclara su título, el Salmo 44 es un masquil, esto es, una composición para despertar un discernimiento o entendimiento profundo. Y resulta, en verdad, un hecho contundente el que este y otros salmos avanzan la revelación de las cosas de Dios por intermediación de su espíritu, inspirador, de hecho, de todas las Escrituras. En este y en otros salmos se trata, más concretamente, del discernimiento de las cosas primeras y de las últimas, así como del contexto espacio-temporal que enmarca a unas y a otras; todo ello, además, contemplado proféticamente desde el final de la era presente.

Salmo 29

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Con su autoría atribuida a David, el Salmo 29 es uno de los más exaltados de toda la colección que compone al Libro de los Salmos. Su lenguaje, sumamente vivaz y en extremo pródigo en figuras de poder y majestad, viene a ser un atisbo del comienzo de la era venidera, en la que Yahweh tomará su lugar como rey de toda la tierra. El salmo lo presenta en una marcha triunfal por todo el mundo a fin de ser reverenciado y reconocido como aquel que ha rescatado a su pueblo de la opresión y la impotencia entre las naciones.

Salmo 60

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Atribuido a David e imbuido de un aire bélico que se refleja en su más bien extenso título de encabezamiento, el Salmo 60 se constituye en un complemento del Salmo 108, con el cual comparte seis versículos idénticos más dos en cuyas mutuas diferencias es posible adquirir una visión más precisa del cuadro profético que inspirara a ambos. Su tema se compone de un clamor a Dios a nombre de su pueblo en un tiempo de conmoción entre algunas de las naciones vecinas. La indirecta respuesta de Dios desliza, por su parte, la promesa de una exultante y completa salvación.