Categoría: SALMOS

Salmo 34

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Tal como el Salmo 56, el Salmo 34 atribuye su inspiración a aquel mismo episodio que viviera David en la corte de Abimélej, rey de la ciudad filistea de Gat. Sin embargo, a diferencia del primero —donde predomina la contrariedad—, el caso presente se centra en el cuidado que Yahweh muestra por todos aquellos que lo honran. El aspecto profético de este salmo se manifiesta mayormente en el consejo del autor para el “hombre que se deleita con la vida”, una alusión al Cristo y a la era venidera, en la que se experimentará la verdadera vida de Dios.

Salmo 36

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En el Salmo 36, dedicado en su encabezamiento «al director, al siervo de Yahweh», el espíritu profético hace adentrarse a David en lugares muy profundos del alma humana y vislumbrar hasta qué punto, hacia el final de la era, muchísimos perderían todo temor de Dios, deslizándose hacia la vacuidad y, desde esta, hacia lo pernicioso. En contraposición a este cuadro, el Espíritu da a ver al salmista el de una humanidad renovada por la gracia de Dios, una vez que su justicia y su juicio hubiesen realizado todo su propósito para con ella, más allá, incluso, de la era venidera.

Salmo 38

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El Salmo 38, atribuido a David, presenta proféticamente, con un lenguaje especialmente metafórico e hiperbólico, un recordatorio que el siervo del Señor dirige a este a propósito de un misterioso episodio de su vida en el que, luego de incurrir en algún tipo de imprudencia, se hunde en el recuerdo de sus iniquidades pasadas e ingresa en un espiral descendente de penas para el que no parece haber consuelo a la vista. Todo ello parece sugerir que aquello que estaría en entredicho debido al mencionado episodio sería, en última instancia, la legitimidad de su servicio a Yahweh, cuya reivindicación espera.

Salmo 108

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El Salmo 108 está compuesto por la combinación de las últimas porciones de los Salmos 57 y 60, de una forma muy singular que denota hasta qué punto el Libro de los Salmos es, por entero, un tesoro de profecía a ser discernido. En efecto, comenzando con una declaración de David pletórica de confianza y de agradecimiento a Dios —y pasando por alto su lamento por el enojo de Dios con su pueblo que lo había llevado a desecharlo—, el salmo culmina con una declaración de victoria final sobre Edom, el pueblo oculto e inexpugnable de la presente era.

Salmo 92

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El Salmo 92 está dedicado al sábado, el séptimo día de la creación mencionado en el libro del Génesis e instituido luego, en los días de Moisés, como un día para ser observado por el pueblo. Sin embargo, todo ello no era más que una sombra de lo por venir, ya que dicha disposición de la instrucción de Dios no hace más que señalar proféticamente a la era que viene, en la cual el Hijo del Hombre será el señor de toda la tierra y en la que los redimidos y los justificados tendrán una vida dichosa junto a él.

Salmo 149

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Con varias y fuertes reminiscencias lingüísticas de la segunda parte del libro de Isaías, el Salmo 149 forma parte de la serie de composiciones que hacen mención de la nueva canción que sólo podrían aprender aquellos que —al final de la era, a manera de primeros frutos— redimirá el Corderito, figura central en el libro de Apocalipsis. Así, la visión en él se ubica claramente en el comienzo de la era venidera, un momento crucial en que el Hijo de Dios ejecutará, junto a los suyos, juicio sobre las naciones y sus poderosos, al tiempo que corregirá a los pueblos.

Salmo 101

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En el Salmo 101, en la forma de una canción atribuida a David, el espíritu de la profecía ofrece un breve vislumbre de aquello que el siervo del Señor y Cristo —es decir, a la vez, Hijo del Hombre e Hijo de Dios— tiene en su corazón respecto del tiempo en que iría a reinar sobre la tierra desde Sión, la ciudad de Dios. Es claro, en tal sentido, que se trata de un momento previo a dicho tiempo, lo cual se entiende muy bien cuando el salmista supedita la total integridad de acción a una definitiva visitación de Yahweh.