Categoría: SALMOS

Salmo 107

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Pese a dar inicio a una nueva división dentro del orden de los Salmos que los editores judaicos asignaron a dicho libro en base a ciertas marcas textuales, el salmo 107 guarda una relación profética muy estrecha con los dos que le anteceden, de los cuales viene a ser un perfecto corolario. Ello se pone en evidencia al observar que el mismo ensalza la bondad de Yahweh para con todos los seres humanos que, en sus angustias y tribulaciones sin salida, claman a él por liberación, sincera y humildemente, reconociéndolo por quien verdaderamente es: el salvador de todos los hombres.

Salmo 106

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Tal como ocurre con el resto de las Escrituras, el texto del salmo 106 es eminentemente profético, orientado hacia el fin de la presente era que ya está sobre nosotros. Su contenido desgrana, con detalle concienzudo, la experiencia de Yahweh con su pueblo, al que rescató de Egipto con mano poderosa a fin de establecerlo en Canaán y cuya falta de confianza e infidelidad trazaría su devenir a través de los siglos. Su lectura, por lo tanto, resulta de máximo provecho para todo aquel que aspire sinceramente a adquirir un cierto discernimiento del trato de Dios para con su pueblo.

Salmo 105

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Junto con los dos salmos que le siguen, el salmo 105 integra una tríada que aborda los tratos de Dios para con su pueblo y para con el resto de las naciones. Todo él está preñado de declaraciones proféticas que apuntan hacia el final de la era presente, es decir, hacia los mismísimos días que el mundo está atravesando hoy. Su materia principal es la entrada de su pueblo en Egipto —donde ya había llegado José, vendido como un esclavo por sus propios hermanos— y su triunfal salida bajo el liderazgo de Moisés y la asistencia de su hermano Aarón.

Salmo 14

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El trasfondo profético del salmo 14 es el de un tiempo en el que el pueblo de Dios se encontraría diezmado por el enemigo. Su autor traza en él una semblanza de este último y la contrasta con el estado de indefensión en el que Yahweh, en su absoluta soberanía y a manera de dura disciplina, sumiría a su pueblo previamente al fin de la era presente. Es precisamente este contraste que predomina a lo largo del salmo el que augura la salvación del pueblo al final de este proceso, una vez que los propósitos de Yahweh se hubiesen cumplido.

Salmo 104

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Con una gran economía de palabras —con las que, sin embargo, logra componer una bellísima y elocuentísima alabanza—, el autor del salmo 104 traza una grandiosa semblanza de Yahweh como creador y como sustentador de toda vida. En vano se buscará en ella la obsesión actual por cuestiones como el cambio climático en los términos en que las ha planteado, por ejemplo, el Papa Francisco en su encíclica «Laudato Si’», la cual, de hecho, supone una inaudita negación de la soberanía y del plan de Dios que sólo podría sumir a sus lectores en la más oscura desesperanza.

Salmos 42 y 43

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Pese a que el orden de la edición hebrea del libro de los Salmos que ha llegado hasta nosotros los considera como diferentes entre sí, ciertos detalles sugieren que los salmos 42 y 43 fueron originalmente uno y el mismo. Ambos describen con elocuencia los sentimientos de un hombre cuya alma se encuentra suspendida entre la confianza y la devoción más íntimas hacia Dios y los pesares que brotan frente al acoso y las afrentas infligidas por parte de aquellos que desprecian dicha confianza y devoción. Esto último, por cierto, imprime al conjunto un tono definitivamente familiar a nuestros días…

Salmo 51

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Pese a la horrenda traición y a la gravísima transgresión de la ley de Dios en las que incurrió en una oportunidad el rey David llevado por el peso de un fortísimo deseo sexual que se apoderó de él, el salmo 51 constituye una muestra de primer orden —una suerte de «caso testigo»— de cómo hemos de conducirnos a la hora de buscar a Dios y de acercarnos a él para confesar nuestras propias transgresiones, incluso las más viles y vergonzantes. Es mi deseo que todos nosotros podamos imitar en esto al rey cuya descarnada súplica Dios recibió con beneplácito.